viernes, 4 de febrero de 2011
JERUSALEM SUBTERRANEA: SECRETOS DE UNA CIUDAD ANTIGUA
By ERIC GIBSON
Jerusalem
"Jerusalem se trata todo de agua", dice Doron Spielman de la Fundación Ir David, que conserva y mantiene la antigua ciudad bíblica de David. "Si tu puedes conservar, preservar el agua, puedes vivir aquí. Y si no, estás en problemas."
Estamos a 65 pies debajo de la tierra en la Ciudad de David, situada en las afueras de la muralla sur de la Ciudad Vieja de Jerusalem, escuchando el torrente de agua entrar a través de un túnel subterráneo desde un manantial cercano. El túnel de medio kilómetro de largo fue cortado a través del lecho de la roca en el año 702 AC por orden del rey Hezekiah, que lo necesitaba para llevar agua a la ciudad antigua de Jerusalem de la fuente fuera de sus murallas para sobrevivir a la inminente invasión asiria. (Lo hizo).
El túnel de Hezekiah, como se lo conoce, reemplazó uno anterior, pero más vulnerable militarmente excavado en el año 1800 AC por los cananeos -una hazaña aún más notable si se considera que fue cortado antes de la invención de las herramientas de metal. Fue atacando a través del primer túnel, en vez de ataque por tierra, que el joven rey David conquistó la ciudad de los jebusitas, en el año 1000 AC y estableció su capital aquí.
Tres mil años después, los antiguos acueductos y túneles enterrados de Jerusalem no han perdido nada de su significado político o estratégico. Desde que la ciudad se unificó bajo la bandera de Israel en 1967, los esfuerzos de los arqueólogos por descubrir la historia de Jerusalem se han encontrado con resistencia feroz y violenta a veces.
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El acueducto une la plaza occidental del Monte del Templo con la Ciudad de David
Eso fue así durante la primera Intifada en 1988, cuando los árabes se amotinaron por la apertura de un antiguo canal, y nuevamente en 1996, cuando 80 personas murieron en tres días de disturbios árabes después que Israel abrió un túnel antiguo en la Ciudad Vieja, y de nuevo en 2007, cuando los árabes se amotinaron por trabajo arqueológico que los líderes religiosos musulmanes reclamaban estaba destinado a socavar las bases físicas de la mezquita al-Aqsa, un lugar sagrado para los musulmanes. Los líderes palestinos, incluyendo al fallecido Yasser Arafat, han insistido reiteradamente en que las reclamaciones históricas judías a Jerusalem son una ficción (o conspiración), que a su vez juega directamente en los debates sobre la disposición política final de la ciudad.
Todo esto estuvo sin dudas en la mente del alcalde de Jerusalem, el ex empresario de alta tecnología Nir Barkat, cuando anunció el lunes pasado que los arqueólogos habían despejado una acueducto subterráneo de la época de Herodes en el período del Segundo Templo (515 AC-70DC). El acueducto une la plaza occidental del Monte del Templo (el lugar más sagrado del Judaísmo y uno de los sitios más sagrados en el Islam) con la Ciudad de David, lo que confirma la antigua presencia judía en Jerusalem. Cuando todo el acueducto esté abierto puede convertirse en un destino turístico que atraiga a unos 500000 visitantes anualmente.
Sin embargo, la política parece lejana mientras un grupo de periodistas se agacha, apretuja y arrastra a través del paso subterráneo. Debajo de la antigua carretera de Herodes que los peregrinos tomaron de su limpieza ritual en la pileta Siloam de la Ciudad de David hasta el Templo, nosotros rastreamos una ruta desde la que unos 2000 rebeldes judíos escaparon de la ciudad en el año 70 DC, cuando los romanos destruyeron la ciudad, poniendo así fin a la soberanía judía en la ciudad durante los siguientes 1897 años.
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Amurallado a cada lado con pesados bloques de piedra, el acueducto es de entre tres y cuatro pies de ancho a lo sumo, con un cabezal holgado de unos siete pies- una pesadilla para claustrofobicos. Las losas del techo son las piedras del pavimento de la carretera que está por encima. Uno está agradecido por la iluminación fluorescente encadenada a lo largo de cada pocos metros, que proporciona una iluminación de arriba a abajo en toda la longitud del túnel, muy lejos de las velas en las que los antiguos que huían tuvieron que confiar mientras ellos corrían por sus vidas a través de la oscuridad.
Más tarde en la visita somos llevados al sitio de la excavación en curso, que se encuentra al sureste a unos cientos de metros de la Puerta del Abono, la entrada sur de la Ciudad Vieja. Descendiendo algunos "pasos" -en realidad pilas de bolsas llenas de basura arqueológica listas para el retiro- reingresamos en el acueducto 30 pies bajo tierra. Nuestro paseo nos lleva a unos 650 metros, desde nuestra posición actual entre la Ciudad de David y la Ciudad Vieja, bajo la pared sur de la Ciudad Vieja y hacia la esquina suroeste del Monte del Templo. Nosotros entonces nos desplazamos a la izquierda mientras el acueducto se mueve para evitar el Monte del Templo y reanuda su trayectoria hacia el norte.
Según Ronny Reich, arqueólogo jefe de Jerusalem y el hombre responsable de este último descubrimiento, el acueducto fue construido por Herodes para drenar el agua a la parte occidental de la ciudad, una necesidad después de la construcción del Segundo Templo. El Sr. Reich mismo estaba construyendo sobre el trabajo de arqueólogos británicos de finales del siglo XIX -y sobre su propio trabajo desde hace 20 años. Lo que ha hecho es unir los dos tramos del túnel subterráneo, y el espera que se abra a los turistas en unos 18 meses.
"Antes de esto nosotros pensamos que lo que Warren encontró allí y lo que Bliss y Dickey encontraron aquí estaba conectado", dice, señalando el mapa de los arqueólogos británicos. "Hoy lo sabemos."
Pero a veces un túnel es más que un túnel. "Por primera vez ustedes ven una conexión desde la plaza justo fuera del Monte del Templo con la Ciudad de David y la pileta Siloam por debajo", dice el Sr. Barkat. "Es prácticamente la primera vez que la gente puede conectar los puntos y entender mejor cómo la gente ha vivido aquí en el pasado." Al mismo tiempo, se apresura a insistir en que las excavaciones no "tocan el status quo- de no excavar bajo el Monte del Templo".
Por ahora, lo que el alcalde quiere es que el mundo se centre en la historia, no en el conflicto religioso o político. "Esta es una ciudad que fue siempre, para más de tres millones y medio de personas de fe, el centro del mundo y tiene capas y capas de la historia, seguida prácticamente por ninguna otra ciudad en el mundo", dice. "Esto es algo que tenemos que compartir con el mundo, tenemos que compartirlo y asegurarnos que la gente cada vez más venga a verlo con sus propios ojos como ustedes lo vieron."
El señor Gibson es editor de Ocio y Artes del Wall Street Journal.
Fuente: The Wall Street Journal- Este artículo fue traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba.
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