6/06/2011
Por MOSHE KAVEH
La fiesta de Shavuot delinea la naturaleza del evento en el Sinaí como uno de dar. Por otra parte, la recepción y aceptación de la Torá es algo que ha estado en desarrollo permanente a lo largo de las generaciones.
Shavuot es, ante todo, Jag Matan Torá - la fiesta de la entrega de la Torá. Tengan en cuenta que el énfasis está en la entrega en lugar de en la recepción de la Torá. La Ética de los Padres incluye el concepto de la recepción sólo en el contexto de Moisés: "Moisés recibió la Torá en el Sinaí y la dio a Josué." Cuando Moisés subió solo a recibir la Torá del Creador, los hijos de Israel se quedaron atrás y fueron descriptos como un "pueblo de dura cerviz."
La Torá fue "impuesta" al pueblo - kafa aleijem har kegigit ("La montaña fue sostenida sobre ellos como un barril"). Todos y cada uno de los israelitas escucharon los Diez Mandamientos y todos proclamaron naasé ve-nishmá ("haremos y escucharemos"). De hecho, ellos reconocieron la necesidad de responder a los mandamientos de las alturas sin reservas, y dejar cualquier cuestionamiento para más adelante. Sin embargo, todavía, ellos necesitaban tiempo para comprender e internalizar que era exactamente lo que habían emprendido.
La recepción de la Torá y la aceptación de sus principios por completo, lo cual incluye mandamientos tanto centrados en Di-s (bein adam laMakom) como de orientación social (bein adam l'javeró), fue por lo tanto sujeta a un retraso. Y este estancamiento no fue un accidente y no fue de corta duración.
El Talmud nos dice que el proceso continuó hasta el tiempo de Mordejai y Esther. En el Libro de Esther nosotros leímos que "los judíos los establecieron y aceptaron para sí mismos." O sea, ellos finalmente internalizaron y aceptaron plenamente la Torá que habían recibido generaciones anteriores en el Sinaí.
El proceso por el cual la tradición judía se desarrolló es ilustrado por una hagadá o "leyenda" talmúdica en la que Moisés le pide al Creador una visión. Di.s muestra a Moisés la generación de Rabí Akiva (el sabio rabínico del período de la Mishná) y Moisés está perplejo por los alegatos formulados por los discípulos de Rabí Akiva. Cuando los discípulos le piden a Rabí Akiva que explique cómo el llega a ciertas conclusiones, éste responde que está en concordancia con la ley dada a Moisés en el Sinaí, "- poniendo de relieve cómo el cuerpo de la ley judía se había establecido en el tiempo que llevó a la generación de Rabí Akiva.
La Torá fue aceptada así - y no meramente recibida - por el pueblo judío una vez que su interpretación también fue aceptada como una parte integral. Hasta que eso sucedió, fue para sólo unos pocos elegidos - incluyendo a los Hombres de la Gran Asamblea. Pero todo esto cambió después de la destrucción del Segundo Templo. En la academia de Yavneh, cuando el rabino Eliezer propuso que las diferencias de opinión deben ser resueltas directamente por el Cielo, el Rabino Yehoshua se levantó y, citando el Deuteronomio, dijo: "La Torá no está en el Cielo [...] La Torá afirma que la halajá es decidida por la mayoría." En otras palabras, Di.s deja para nosotros interpretar la Torá - de manera explícita y no implícita.
De acuerdo con los sabios, la reacción de Di-s a la declaración de Rabí Yehoshúa fue inequívoca: "Mis hijos Me han derrotado, Mis hijos Me han derrotado!" Esta es la fuente de la vitalidad que caracteriza el desarrollo de la ley judía, tal como es observado por el rabino Aryeh Leib HaCohen Heller en el siglo XIX." La Torá no fue dada a los ángeles ministeriales, sino al hombre, con su razón humana, aunque su aprensión cae lejos de la verdad como aprehendida por el intelecto espiritual superior." La Torá no está en el dominio del cielo solamente, sino que es comprendida y formada por estudiosos de la Torá usando la facultad de la razón humana.
Así como la investigación científica es constantemente enriquecida por nuevos pensadores - Einsteins que ponen nuestro mundo cotidiano en el centro de atención de los principios científicos - lo mismo ocurre con el Judaísmo. Cada generación tiene luminarias halájicas que aclaran la ley judía a la luz de las realidades cambiantes.
Este proceso de desarrollo requiere valor, del tipo que fue inherente en el fallecido Rabí Moshé Feinstein, el preeminente posek (juez) de nuestra generación. El Rabino Feinstein señala que existe un tipo diferente de verdad que la que defiende la objetividad: "La verdad para propósitos de sentencia halájica, la verdad que es la obra del sabio para instruir y por la cual el es recompensado, es aquella que el sabio determina después de esforzarse al máximo para comprender la cuestión - pesar que del hecho que la verdad real puede ser de otra manera."
Este es el secreto de cómo la tradición judía ha logrado sobrevivir a lo largo de tres milenios y medio. Como nosotros no somos ángeles ministeriales le corresponde a los gigantes de la Torá de cada generación llegar a resoluciones de tal manera que la Torá siga siendo una Torá de vida, como está escrito en el Levítico, "ve jai bahem - viva a través de los mandamientos. "Adherir a este principio asegurará que la tradición continue sobreviviendo para las generaciones venideras.
El autor es Presidente de la Universidad Bar-Ilan.
Fuente: Jerusalem Post Magazine- Traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba
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