viernes, 14 de octubre de 2011

ELIGIENDO LA FELICIDAD

Por Judy Gruen
Es irónico que de todas las festividades judías, solamente
Sucot sea señalada como la “temporada de nuestra
felicidad”. ¿Por qué no Pesaj, cuando fuimos finalmente
liberados del yugo Egipcio? ¿Por qué no Purim, cuando el
complot genocida de Haman en nuestra contra fue
frustrado? ¿Cómo puede ser que se nos ordene ser
felices en esta festividad, especialmente cuando se nos
dice que dejemos nuestras cómodas casas y vivamos en
una sucá?
De hecho, Sucot revela que nunca encontraremos
verdadera felicidad incluso en las posesiones materiales
más resistentes, como nuestras casas. Y sabemos de
eventos económicos dolorosos y tumultuosos cuando
rápidamente la riqueza material puede desaparecer.
Durante Sucot, celebramos la única “riqueza” que es
permanente: nuestra conexión espiritual con Dios y Su
perdurable amor por el pueblo judío. Esto nos ayuda a
entender que la felicidad no depende de “tener”; sino que
depende de nuestras actitudes.
Durante Sucot, recordamos las Nubes de Gloria de Dios
que protegieron a los judíos durante 40 largos años de
deambular por el desierto. Estas Nubes de Gloria, y el
maná que nos alimentaba, eran una prueba tangible del
cuidado y la protección de Dios. Esa conexión cercana y
personal entre el pueblo judío y Dios es la fuente de
felicidad real y trascendental, y tenemos una oportunidad
especial de aprovecharla, incluso cuando estamos
sentados en una endeble sucá.
¿Es posible aferrarnos a la felicidad de Sucot y hacerla
parte de nuestras vidas durante todo el año? Tal Ben-
Shahar, Doctor en Filosofía, un experto en felicidad quien
enseña psicología positiva y educación en el Centro
Interdisciplinario en Hertzlia, Israel, piensa que es posible.
Como estudiante universitario en Harvard, Ben-Shahar
era destacado académicamente, deportivamente y
socialmente. Sin embargo, no era feliz. Teniendo en
cuenta todo lo que tenía a su favor, de todas maneras “no
tenía sentido”, recuerda él. “Debería haber sido feliz, y
estaba desconcertado. Me di cuenta que algo estaba
faltando, y decidí inspeccionar mi vida”. Como parte de su
búsqueda, Ben-Shahar se cambió de especialidad de
ciencia computacional a filosofía y psicología. En el
proceso, encontró no solamente la clave para la felicidad,
sino una carrera de ayudar a otros a encontrarla también.
Ben-Shahar continuó estudiando para obtener un
doctorado en conducta organizacional de Harvard y
durante cuatro años enseñó uno de los cursos electivos
más populares de la universidad, sobre psicología
positiva. Como profesor en Harvard, Ben-Shahar encontró
que los estudiantes hoy en día comparten las mismas
luchas que él tuvo alguna vez, y que ser próspero y
suficientemente inteligente para asistir a una de las
universidades más prestigiosas del mundo no era
garantía para la felicidad“La felicidad y la infelicidad no discriminan”, explica él.
“Están distribuidas equitativamente a lo largo de la
sociedad, edad y sectores económicos. Pero Estados
Unidos lidera el paquete en términos de la presión que se
les pone a los estudiantes para que obtengan buenas
calificaciones y para que piensen siempre en el futuro.
Los adultos en el mundo laboral enfrentan una presión
similar. Pero con todo este énfasis en el futuro, muchas
personas terminan perdiéndose el presente”.
Además de sus cursos, Ben-Shahar es el autor de The
Pursuit of Perfect (La Búsqueda de la Perfección). A
través de sus libros y charlas, él comparte lo que ha
aprendido alcanzando la escurridiza meta de la felicidad.
Muchos de sus consejos van en contra de aclamados
valores de la sociedad Estadounidense, como el éxito
material.
“Trabajar más horas puede darnos más dinero, pero
pagaremos el ‘precio más alto’ si lo hacemos”, explica él.
“La realidad es que, paga adicional y elogios
profesionales no nos hacen más felices. Más tiempo de
calidad para saborear la alegría que tenemos si lo hace.
Todos sentimos más presiones de tiempo hoy en día, y
parte de ello es por factores económicos, pero parte de
ello también involucra las decisiones que tomamos sobre
como pasamos nuestro tiempo”.
Numerosos estudios han consistentemente confirmado
muchos de los secretos para alcanzar la felicidad, y Ben-
Shahar indica que todos ellos están incorporados en la
estructura de la vida judía. Uno de ellos es un día de
descanso. “Sabemos que las personas que se toman un
día de descanso son más felices y más productivas que
aquellas que no lo hacen, porque tenemos que
“recrearnos” si queremos crear. Esto no es solamente un
valor, sino también una herramienta para el éxito”.
La segunda es la gratitud. “Investigaciones muestran que
personas que expresan hakarat hatov, gratitud por lo que
tienen, son más felices y también más generosas”,
observa él. Y desde el momento en que un judío se
despierta, tiene oportunidades ilimitadas de expresar
gratitud, desde decir “modé aní” al levantarse de la cama,
hasta hacer una bendición después de ir al baño por uncuerpo
saludable, bendiciones por alimentos, en
innumerables otras bendiciones incluidas en las
bendiciones diarias, incluso por cosas “pequeñas” como
ser capaces de ver y pararnos derechos.
Practicar rituales y tener un sentido de espiritualidad
también hace a las personas más felices, indica Ben-
Shahar. “Ir a la sinagoga es valioso, tanto como lo es
pasar tiempo con la familia alrededor de la mesa del
comedor. Los rituales son parte de la vida de la mayoría
de las personas felices”.
Algunos filósofos en generaciones anteriores predijeron
erróneamente que la ciencia y la innovación tecnológica
se convertirían en el nuevo dios. Y si bien estas cosas
trajeron riqueza, no trajeron felicidad para aquellos que
compraron la idea. “Viktor Frankel llamó a vivir sin Dios un
‘vacío existencial’”, dice Ben-Shahar, agregando que los
seculares a los que les gusta destacar la famosa cita de
Nietzche que “Dios está muerto” malinterpretan
completamente su significado. “Nietzche no dijo esto con
satisfacción, sino con angustia. Él se dio cuenta de que
una vida sin Dios significaba para muchos un profundo
vacío existencial”. Rav Najum Braverman, Director
Ejecutivo de Jerusalem Partners y autor de The Bible for
the Clueless but Curious – A Guide to Jewish Wisdom for
Real People (La Biblia para los Que no tienen Idea de
Nada pero son Curiosos – Una Guía de Sabiduría Judía
para Gente Real), observa que estos indiscutidos
ingredientes para la felicidad: gratitud, comunidad, cuidar
un día de descanso, y una base espiritual, están todos
comprendidos en un marco de vida que trasciende el yo.
“Vivir solamente por ti mismo y para ti mismo es una
torcida y rebajada forma de vivir”, explica él. “Es por eso
que la felicidad no es una meta, es una consecuencia de
vivir bien. Cuando se trata de una meta, es solamente
otra forma de egoísmo: es todo acerca de mí, y si ese es
el caso, nunca podrás encontrarla. Los valores y las
prácticas judías mantienen a las personas enfocadas en
algo más amplio que sus propios egos, y de vivir tan
impetuosamente como sus propias emociones puedan
dictar. Vivir en una comunidad que proporciona contexto y
ofrece relaciones interpersonales significativas con
valores compartidos, es un camino asegurado a la
felicidad”.
Pero una vida feliz no es una vida sin dolor, concuerdan
ambos profesores. “Las únicas personas que no
experimentan emociones dolorosas son los muertos o los
psicópatas”, explica Ben-Shahar. “Una vida llena tiene
tristeza, enojo, envidia, miedo y decepción. Si no nos
damos a nosotros mismos permiso para vivenciar
emociones dolorosas, ellas se intensifican, se vuelven
tóxicas y nos enferman. Cuando las dejamos fluir a través
de nosotros, se debilitan y se disipan”.
Sin embargo, la vivencia de la felicidad es algo muy
subjetivo, en parte porque nosotros escogemos como
responder ante el dolor y la decepción. “Yo creo que las
personas deben aprender a obtener lo mejor de las cosas
que sí ocurren”, indica Ben-Shahar. “Las personas fuertes
buscan y crecen a partir de situaciones difíciles. Tú
puedes escoger estar destrozado por los eventos, o
puedes obtener beneficio de ellos”.
A la larga, Ben-Shahar dice, la felicidad es el resultado de
innumerables decisiones que tomamos, incluyendo estar
agradecidos incluso durante tiempos difíciles: “¿Me
enfoco en el hecho de que tengo mi salud y comida en la
mesa, o me enfoco en el hecho de que tengo que vender
mi Ferrari? Enfócate en el yesh versus el ein (lo que tengo
versus lo que no tengo)”. Hay pocas oportunidades
mejores para este tipo de enfoque que durante Sucot,
cuando comemos, y posiblemente también dormimos, en
pequeñas cabañitas que fueron construidas para la
contemplación, y no para obtener premios de
construcción.
El Rav Braverman agrega que vivir una vida con sentido
nos ayuda a sobrellevar las pérdidas, incluso las pérdidas
incomprensibles. “Cuando la Mishná formula la famosa
pregunta, ¿Eize hu ashir? (¿Quién es rico?) significa que
a cada uno le han asignado una porción diferente en la
vida, con pruebas individuales y oportunidades. Cuando
dejas de pelear en contra de tu porción, puedes verla
como la oportunidad que es”.
Si quieres asegurarte de que la alegría de Sucot dure más
que la decoración de tu sucá, prueba alguna de las
herramientas para la felicidad de Ben-Shahar: agradece,

ejercítate, medita, aprende técnicas de terapia cognitiva,
simplifica tu vida, fíjate metas, identifica tus fortalezas y
encuentra tu pasión. ¿No es suficiente? Aquí hay algunas
más de su sitio web:
1. Date permiso para ser humano. Aceptando emociones
tales como el miedo, la tristeza, o la ansiedad como
naturales, tenemos mejores posibilidades de superarlas.
Rechazar nuestras emociones nos lleva a la frustración y
a la infelicidad.
2. La felicidad está en la intersección entre placer y
significado. Ya sea en el trabajo o en la casa, la meta es
realizar actividades que sean tanto significativas
personalmente como agradables. Asegúrate de que
tienes reforzadores de felicidad a lo largo de la semana
que te provean placer y significado.
3. La felicidad depende mayormente de nuestro estado de
ánimo, no de nuestro estado financiero o social. Nuestro
bienestar es como elegimos interpretar los eventos
externos. Por ejemplo, ¿vemos el fracaso como
catastrófico, o lo vemos como una oportunidad de
aprendizaje?
4. ¡Simplifica! Estamos intentando incorporar más y más
actividades en menos y menos tiempo. Hacemos
concesiones de nuestra felicidad intentando hacer
demasiado.
5. Recuerda la conexión mente-cuerpo. Ejercicio regular,
sueño adecuado, y hábitos alimenticios saludables llevan
tanto a la salud física como mental.
6. Expresa gratitud, cada vez que sea posible. Demasiado
a menudo damos por sentado nuestras vidas. Aprende a
apreciar y saborear las cosas maravillosas de la vida,
desde las personas hasta la comida, desde la naturaleza
hasta una sonrisa.

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