El Rabino Mauricio Balter, ex vicepresidente de la OLEI Central
“Pésaj es un momento increíble en la tradición judía que nos propone adentrarnos en la historia de un pueblo que logró salir de la esclavitud para revisar esa historia y también la personal, y todos los procesos de liberación que vive un hombre, por los cuales podemos salir de la estrechez de nuestro mundo para mirar alrededor”, sintetizó el rabino Mauricio Balter (foto), líder de la congregación Eshel Avraham, la única comunidad conservadora de Beer Sheva, y presidente de la organizacion de rabinos conservadores de Israel, en diálogo con la Agencia Judía de Noticias (AJN) desde Israel.
“Mitzraim (Egipto, en hebreo) contiene la palabra ‘tzar’ -estrecho-, y creo que el mensaje de Pésaj es que así como una vez logramos salir de la estrechez de la esclavitud a la responsabilidad de la libertad, ahora tenemos que confrontar con nuestra propia estrechez: ¿somos capaces de preguntarnos qué pasa con los seres humanos que nos rodean y levantar nuestra voz para pedir justicia para aquellos que todavía no tienen la posibilidad de disfrutar, en distintas formas, de su libertad?”, reflexionó.
“Si nos sentamos a la mesa de Pésaj y lo único que miramos es la matzá (pan ácimo característico de la festividad) y la bandeja (kehará) y no somos capaces de relacionarlos con los gritos de nuestra época, no solo la salida de Egipto, sino los cuarenta años que transitamos en el desierto como pueblo habrán sido en vano”, sentenció el religioso de origen uruguayo.
“La esclavitud se disfraza de distintas formas y si ayudamos y gritamos por quienes la padecen, nuestro Pésaj será completo y podremos cantar ‘Daieinu’ -nos es suficiente- de todo corazón”, predijo.
En otro orden de cosas, “como hombre que lucha por la paz y los derechos humanos me gustaría que los conflictos se dejasen de lado y ningún ser humano sufra por las enemistades y diversidades”, deseó Balter.
Y particularmente acerca del conflicto árabe-israelí, “fuera de la estrechez de intereses, D’s quiera que podamos todos juntos pensarnos viviendo en una vecindad de amistad y encuentro en lugar de lo que vivimos hoy”, que es todo lo contrario, finalizó.
“Si nos sentamos a la mesa de Pésaj y lo único que miramos es la matzá (pan ácimo característico de la festividad) y la bandeja (kehará) y no somos capaces de relacionarlos con los gritos de nuestra época, no solo la salida de Egipto, sino los cuarenta años que transitamos en el desierto como pueblo habrán sido en vano”, sentenció el religioso de origen uruguayo.
“La esclavitud se disfraza de distintas formas y si ayudamos y gritamos por quienes la padecen, nuestro Pésaj será completo y podremos cantar ‘Daieinu’ -nos es suficiente- de todo corazón”, predijo.
En otro orden de cosas, “como hombre que lucha por la paz y los derechos humanos me gustaría que los conflictos se dejasen de lado y ningún ser humano sufra por las enemistades y diversidades”, deseó Balter.
Y particularmente acerca del conflicto árabe-israelí, “fuera de la estrechez de intereses, D’s quiera que podamos todos juntos pensarnos viviendo en una vecindad de amistad y encuentro en lugar de lo que vivimos hoy”, que es todo lo contrario, finalizó.
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