jueves, 10 de julio de 2014

LOS ACTIVISTAS QUE CLAMAN CENSURA


Los criticos de Israel presuntamente silenciados tienen gran cantidad de plataformas para transmitir sus opiniones 

Fuente: Moment Magazine- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba

1/7/14

por Emanuele Ottolenghi


La guerra judia por quien tiene derecho a hablar sobre Israel se ha vuelto predeciblemente en una cuestion de libertad de expresion, con los mas feroces criticos de Israel insistiendo en que estan siendo silenciados injustamente.
En marzo del 2014, los profesores Judith Butler de la Universidad de California en Berkeley y Rashid Khalidi de la Universidad de Columbia lanzaron una peticion online en defensa de los boicots de Israel, en reaccion a incidentes en los cuales, despues que sus conferencias agendadas en instituciones judias provocaron fuerte oposicion, Butler se retiro y el evento de Khalidi fue cancelado.
Opinando que "Los que apoyan los boicots no deben convertirse en objeto de represalias, vigilancia o censura cuando eligen expresar su punto de vista politico, sin importar cuan ofensivo pueda ser para los que discrepan", Butler y Khalidi afirmaron que “Estamos ahora siendo testigos de campañas acelerandose para recortar el discurso, para ejercer censura, y para llevar a cabo accion en represalias contra individuos sobre la base de sus opiniones o asociaciones politicas, notablemente el apoyo al BDS."
La acusacion de censura es un refran comun.
Escribiendo en Mondoweiss en agosto del 2013, Jeff Warner y Dick Platkin acusaron “al lobby Israel, guiado por el gobierno israeli, con la ayuda de consultoras politicas israelies" de organizar "una campaña difamatoria para desacreditar o silenciar a los criticos americanos del gobierno israeli", amenazando asi la Primera Enmienda de America. La implicancia es que los criticos de Israel reflejan vastamente mas la opinion judia mayoritaria.
Pero ningun critico de Israel, sin importar cuan extremista, esta siendo seriamente silenciado. La suya no es una lucha por la libertad de expresion.
J Street puede no ser un miembro de la Conferencia de Presidentes, pero su liderazgo es invitado rutinariamente a las sesiones informativas de la Casa Blanca junto con otras organizaciones. Su presidente, Jeremy Ben-Ami, ha sido publicado ampliamente en los principales medios de comunicacion.
Ustedes no necesitan una red clandestina de impresores samizdat para leer la diatriba anti-Israel de Max Blumenthal, Goliath: Vida y Odio en la Gran Israel—ustedes pueden comprarla en Amazon.
Peter Beinart puede no ser invitado a una Conferencia Politica del AIPAC, pero ser un editor contribuyente en The Atlantic y profesor en la Universidad de la Ciudad de New York dificilmente son las señas distintivas del disidente sofocado.
Los autores de El Lobby Israel, Stephen Walt y John Mearsheimer, probablemente no son una pieza clave en el proximo acontecimiento del Comite Judio Americano, pero sus titularidades de catedra en la Universidad de Harvard y la Universidad de Chicago, respectivamente, no estan bajo ataque.
En cuanto a Butler y Khalidi, ambos academicos titulares y autores ampliamente publicados, no hay falta de lugares donde pueden expresar sus ideas.
Lo mismo va para el debate sobre si Hillel debe albergar a los proponentes del BDS—el movimiento de Boicot, Desinversion y Sanciones. Los que desean proyectar su argumento como una batalla por la libertad de expresion argumentan que a los estudiantes les esta siendo negada la exposicion a posiciones importantes. En verdad, los estudiantes pueden escuchar el argumento del BDS tanto como les plazca. En cualquier semestre, habra un evento de la Campaña de Solidaridad con Palestina o una Semana de Aparteid lista para ofrecer esa opinion. A ningun estudiante le esta siendo negada una oportunidad de escuchar el caso contra Israel.
El punto, seguramente, es que el derecho a la libertad de expresion no se traduce en una obligacion para cualquier institucion particular de dar a cualquiera una plataforma para ejercerlo. Las organizaciones judias no son esquinas de oradores. Ellas tienen derecho a determinar lo que consideran legitimo y aceptable para sus publicos.
Los criticos deben mostrar mas honestidad intelectual, ya que la misma acusacion puede ser respondida contra ellos. Mucho antes que fueran concebidos grupos como J Street y Open Hillel, los intelectuales de la diaspora buscaban hacer el compromiso judio condicional a que las politicas israelies conformaran sus sesgos politicos progresistas.
En el año 2002, en los primeros dias de la Segunda Intifada, por ejemplo, un grupo de academicos judios ingleses lidero un boicot contra las universidades israelies. Los boicoteadores academicos afirmaban defender los derechos humanos mientras al mismo tiempo buscaban en forma agresiva silenciar a cualquiera que se atreviera a discrepar con su vision del mundo. Los academicos israelies eran salvados solo si aceptaban respaldar la agenda radican anti-sionista de los boicoteadores. El boicot fue fuertemente criticado y fue rescindido en el año 2005, pero hoy no ha cambiado mucho. Los que ahora atacan a las organizaciones judias por negar una plataforma a opiniones criticas de Israel son culpables del mismo doble discurso.
Criticar a los lideres judios como poco representativos de sus distritos electorales es tambien integral de la campaña para deslegitimar a Israel y cualquiera que busque defender al estado judio. Las organizaciones, diarios, liderazgos de sinagogas, grupos en los campus y organizaciones matrices judios son ridiculizados deshonestamente como estando fuera de sintonia con lo que los judios realmente sienten con respecto a Israel. Estos grupos son acusados rutinariamente de ser complices de una cobertura de lo que esta sucediendo realmente en el Medio Oriente.
Algunos intelectuales judios no electos afirman conocer mejor la voluntad general que el liderazgo electo de organizaciones comunitarias, a quienes acusan de ser complices con Israel en una conspiracion de silencio para encubrir la conducta lamentable de Israel. Escribiendo en el San Francisco Gate en el 2007, el Profesor Joel Beinin de la Universidad de Stanford
pregunto, “Por que desacreditar, difamar y silenciar a aquellos con puntos de vista opuestos? Creo que es porque el lobby sionista sabe que no puede ganar basado en hechos." Beinin tiene derecho a sus opiniones y goza de la libertad de publicarlas—dificilmente una señal de silenciamiento. El no esta bajo censura.
Beinin es representativo de lo que son realmente los mas feroces criticos de Israel. La suya no es una lucha noble para asegurar que los publicos den una escucha plena a todas las opiniones en el debate sobre Israel. Es una campaña bien diseñada para socavar la credibilidad de los oponentes proyectandose ellos mismos como disidentes amordazados y a sus adversarios como censores descarados.
Los criticos de Israel por supuesto tienen derecho a expresar sus opiniones y a buscar influenciar a los judios de America. Pero ellos deben hacerlo participando en debate genuino, en vez de utilizar la libertad de expresion como un espantapajaros contra sus adversarios. 

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