Masei(Números 33-36)
El peligro de la adulación
“Y no impurificarán (tajanifú) la tierra en la que están, pues la sangre impurifica (yajnif) la tierra y la tierra no expiará la sangre que se derramó en ella…” (Bamidbar 35:33).
Pese a que estos versículos se refieren literalmente a la prohibición de aceptar un soborno de aquella persona que mató accidentalmente para así evitar que reciba las consecuencias que la Torá establece para él, los sabios1 aprenden de aquí la prohibición de adular a alguien.2
No confundamos adular con halagar. Halagar a alguien es positivo: no tiene nada de malo elogiar las características positivas de aquellos que nos rodean y que merecen esos elogios. La prohibición de adular (janifut) se refiere a halagar interesadamente a una persona que no merece esos elogios. Más aún, la adulación está prohibida cuando uno elogia a una persona malvada o a alguien cuyos actos son contrarios a la Torá y uno desea quedar bien con él y por eso lo halaga.
La razón detrás de esta prohibición de adular a una persona malvada es clara: cuando uno la adula con la intención de buscar sus favores, uno termina aceptando sus malos actos e incorpora dentro de sí mismo esos valores que la persona malvada profesa.
En otras palabras, no sólo le da legitimidad a aquellos actos que la persona malvada lleva a cabo, sino que además la adulación provoca que sus actos le parezcan menos graves de lo que son y de esa manera se abre la posibilidad a que él también los lleve a cabo en el futuro. La adulación te lleva a imitar a aquella persona a quien adulas. Mientras más trato de quedar bien con alguien, más tiendo a imitar sus actos.
En la sociedad contemporánea prevalecen valores y costumbres que moralmente dejan mucho que desear. Si en nuestra interacción social es inevitable tener contacto con personas cuya forma de vida es moralmente cuestionable, debemos ser precavidos en no adularlos para así evitar dejarnos influenciar por ellos.
1 En el Sifrí, tal como lo cita el Rambán, se explica la relación entre adular a personas dentro el contexto de adular la tierra, que es el sentido literal del versículo.
2 El Séfer Yeréim la menciona como una de las prohibiciones de la Torá, así como elJafetz Jaim en su introducción al libro del mismo nombre
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