miércoles, 10 de septiembre de 2014

ACERCA DE ?

El costo económico de la Guerra 

Los costos excepcionales deben ser cubiertos con ingresos excepcionalesLos costos excepcionales deben ser cubiertos con ingresos excepcionales
Se han callado los cañones y las alarmas permanecen mudas. Si bien no se ha llegado a una situación que satisfaga a la gran mayoría de los israelíes, según las encuestas hechas públicas, la tranquilidad permite entrar en un período de reflexión y planificación de acciones futuras.
Como en toda operación de estas características se debe evaluar los triunfos militares, los problemas políticos que se plantearán y el costo económico de la conflagración. A este último concepto nos referiremos a continuación.
Parece inhumano hablar de costos cuando más de 70 israelíes han perdido la vida en estos acontecimientos y aún varias de docenas de heridos se encuentran en los hospitales, pero la realidad indica que es un tema que debe encararse desde el vamos para evitar males mayores.
Los costos no son solamente los producidos durante los 50 días de fuego intenso. Ya que desde principios de año el sur estaba soportando ataques diarios desde la Franja que causaron muchos daños materiales reales y además perjudicaron la economía de la zona sur del país. Todos esos daños deben ser evaluados e incorporados al costo del operativo Margen Protector.
Este ha tenido un costo estimado de 60.000.000 de dólares diarios. El movimiento de tropas, su mantenimiento y diversos gastos de armamentos llegan a esa cifra. Si hacemos rápidamente la cuenta obtenemos que el costo no baja de tres mil millones de dólares que se deberá incrementar en otros 500 millones de dólares por los gastos colaterales de los días anteriores al conflicto.
Se han llamado a casi 80.000 reservistas y estos perciben un promedio de 175 dólares por día de “trabajo”. Se ha calculado el costo de estos en 8.600.000 millones por día. Dentro de los costos que se deberán sumar a la Seguridad Social está el de las pensiones que por vida van a recibir las viudas o los padres de los caídos en guerra o los miembros de las fuerzas armadas que recibirán compensaciones por su grado de invalidez futura. El Ejército de Defensa de Israel es el ejército del pueblo, y hay que salvaguardar a sus miembros.
La operación ha superado al costo de la Guerra del Líbano II del 2006 y por mucho a cada una de las anteriores que han sucedido contra Hamas en la Franja de Gaza desde que Israel abandonó unilateralmente la zona.
En el corto plazo se han visto perjudicadas diversas economías regionales y nacionales. Respecto a la agricultura no se ha podido realizar una serie de sembrados y cosechas que se debían realizar por esa fecha, con lo cual los agricultores se han visto seriamente perjudicados. También la actividad comercial se ha resentido en gran manera. Baja de ventas en todos los rubros y la cancelación de actividades en lugares abiertos han sido un rudo golpe para salones de fiestas, bares, restaurantes y todo lugar de recreación deportiva. La población salía muy poco de sus casas, las que no se trasladaron a lugares más seguros y la venta de los negocios minoristas ha sido casi nula.
A nivel nacional, el bajón de las actividades de turismo internacional se ha visto seriamente perjudicado. Y esto no es solo temporario. Los que han anulado sus viajes no volverán tan pronto y se puede considerar que ya el año turístico ha fracasado. Como si fuese un calco de lo ocurrido en el año 2000 cuando el Papa Juan Pablo II visitó Israel y se estaban logrando batir todos los record de turistas al país, estalló la Segunda Intifada y el tráfico de peregrinos católicos se cortó bruscamente. Por rara casualidad, (¿casualidad?), en esta oportunidad, cuando nos visitó el Papa Francisco vuelve a ocurrir el ataque de Hamas y el turismo se vuelve a interrumpir. Las expectativas eran halagüeñas y lamentablemente no se cumplirán las predicciones. ¿Habrá que pedir que no nos visite nunca más un Papa?
A todo lo expuesto se debe añadir las compensaciones económicas por lucro cesante al comercio y la industria por su baja de ingresos y ventas y las indemnizaciones por los daños materiales producidos por los cohetes dirigidos contra Israel por los diversos grupos terroristas que conviven en la Franja. Estas indemnizaciones se abonan con dineros que están en reserva y que se recaudan con impuestos que se generan con la compra venta de inmuebles, pero también de estos se deberán erogar importantes partidas. Ya se están evaluando los mismos y los funcionarios del Ministerio de Economía están abocados a la tarea.
Como hemos podido analizar, el costo inmediato no bajará de los 3.500 millones de dólares americanos.
¿Cómo se logrará ese importe? Israel no son los terroristas de Gaza. Estos mostrarán sus casas desde donde Hamas arrojaba sus proyectiles destruidas, los cadáveres de los niños muertos porque fueron usados como escudos humanos y recibirán importantes partidas para reconstruir sus ciudades. Los fondos recibidos serán utilizados para hacer nuevos túneles, comprar nuevas y más poderosas armas y gran parte de ellos irán a engrosar las cuentas del exterior de sus corruptos líderes. Del lado de Israel, que fueron los agredidos, que fueron los que se defendieron, que fueron los que trataron de causar el menor daño posible, solo puede esperar recibir de la comunidad internacional juicios contra sus dirigentes y cargos sin fundamento de las distintas organizaciones patrocinadas por los fondos musulmanes.
Pero el pobre contribuyente de Israel tendrá sobre sus espaldas, no solo la angustia vivida en estos días con cientos de sirenas, con sus hijos y nietos en el ejército y con un alterado ritmo de vida. Tendrá que producir para cubrir esos 3.500 millones de dólares para los costos correspondientes.
¿Qué política va a utilizar el Gobierno de Israel ante esta eventualidad? Como siempre la más equivocada de todas. La que ha implantado siempre Benjamín Netanyahu cuando era Ministro de Economía y luego ya, Primer Ministro. Apretar a las clases de bajos ingresos, aplicar una teoría monetarista, tan vetusta y en desuso como la pregonada por los seguidores de Milton Fridman y la Escuela de Economistas de Chicago (Chicago boys). Manejarse a contra marcha por presupuestos equilibrados y para eso cortando inversiones y frenando el desarrollo.
Como primera media han resuelto bajar todos los presupuestos ministeriales en un 2 % en forma uniforme. Eso es un absurdo total. Tocar los menguados presupuestos de educación y salud cuando hay que hacer nuevos colegios con refugios y atender mejor a los heridos y damnificados. Suspender la construcción de caminos. Paralizar el desarrollo de la red de trenes. Disminuir el presupuesto de los órganos de fiscalización impositiva para que se controle menos y haya más evasión e injusticia social. Todo un contra sentido. Una irracionalidad absoluta. En estos momentos el mercado de capitales esta en los mínimos históricos en relación a las tasas de interés. Israel no debe bajar gastos. Incluso en algunos casos aumentarlos. El Ministerio de Turismo debe recibir partidas nuevas para gestionar la recuperación inmediata del sector por ejemplo y las Relaciones Internacionales deben reforzar su presencia en el extranjero.
Tomar dinero a diez años por el costo de la guerra y amortizarlo en ese tiempo es lo razonable. En el mercado se consigue colocar títulos públicos a menos del tres por ciento de interés en esos plazos. Israel es una muy buena inversión para los capitales extranjeros. Siempre ha abonados sus deudas en tiempo y forma. Su prestigio internacional en ese aspecto es intachable. Ese es el camino a seguir. Endeudarse no es sano. Compartimos el criterio. Pero ante casos extremos, como una guerra como la pasada, lo aconsejable es no tocar el presupuesto. Mejorar la atribución de las partidas e invertir. Congelar la deuda de 3.500 millones de dólares y consolidarla en un crédito a diez años y fomentar la inversión de nuevos capitales para evitar entrar en la nueva recesión que amenaza nuevamente al mundo capitalista.
Es de desear que no sea nuevamente la Escuela de Chicago la que se implante en nuestra economía. Un desarrollo planificado y un principal aporte de la iniciativa privada, que es la que siempre nos ayudó a florecer, es lo que necesita la economía de Israel. La tijera dejársela para los diseñadores de modas o los peluqueros, pero no a los funcionarios que se apoltronan detrás de importantes escritorios. La economía de Israel necesita no solo grandes teorías económicas, también corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.