EL CORAZÓN DEL PUEBLO DE ISRAEL
El Am Israel tiene un corazón: Es el Shabat. Y Nuestros Jajamím nos advirtieron: ‘Lo que más debes cuidar es tu corazón’.
Es como cuando hay una persona que padece de varias enfermedades, y diferentes especialistas acuden a atenderlo. Aparece el cardiólogo y le dice a los demás doctores: ‘Déjenme trabajar primero a mí y ver si está bien del corazón. Pues de nada vale que descubran alguna anomalía y curen otros órganos mientras su corazón padezca fallas. Primero trataremos de que lo principal de su cuerpo funciones correctamente, y luego se dedicarán ustedes al resto del organismo’.
Si una persona carece de alguno de los miembros de su cuerpo, o de algún órgano, todavía puede seguir viviendo, aunque sea como un defectuoso. Pero si lo que le falta es el corazón, no tiene ningún valor el hecho de que todos los demás miembros estén sanos. Igual es en nuestro caso: Si una persona deja de cumplir alguna de las Mitzvot de la Torá, le faltaría uno de los vínculos que unen con Su Creador, pero aún se considera un integrante de Am Israel (espiritualmente hablando). En cambio, si lo que le falta es el cumplimiento del Shabat, sale del contexto de la práctica del judaísmo.
Sin Shabat no hay judaísmo. Doce veces es nombrado el tema del Shabat en el Séller Tora, y en los Libros de los Profetas, no hay ninguno que se haya dirigido al Am Israel omitiendo la importancia de este día tan sagrado.
Sin embargo, llama la atención el hecho de en muchos hogares judíos, la Mitzvá de Shabat no es tenida en cuenta, desgraciadamente. ¿Cómo es posible que algo tan vital para la existencia del Am Israel sea pasado por alto por tantos de nuestros hermanos? La respuesta radica en que la persona suela dejarse llevar detrás de sus malas inclinaciones. Cree que si deja de trabajar un día a la semana le faltará el sustento y la comida de ese día. ¡Qué gran equivocación! ¡Al contrario! Es sabido que por el mérito de cuidar el Shabat, el Yehudí recibe Bendiciones sobre todas sus acciones, y lo que dejó de ganar en Shabat, lo recupera con creces en los demás días de la semana. Eso fue lo que pasó cuando cayó el Man del Cielo en la época de los hebreos en el desierto, cuando salieron liberados de la esclavitud egipcia. La orden era no recoger Man en Shabat, pues el día anterior había caído la cantidad suficiente para dos días. Y los que salieron a recolectar Man en Shabat, confiaron en la Palabra Divina fueron recompensados por el Eterno y encontraron que la doble cantidad que recogieron en el día anterior permaneció fresca y completa durante todo el Shabat. Y todo esto sucedió para demostrar la Grandeza de HaShem y que Él nos concedió el Shabat como un regalo para Su Pueblo. Y de una cosa tan espiritualmente elevada, únicamente se obtendrán beneficios y satisfacciones.
(Jafetz Jaim Al Atora – Ki Tisá)
UNA CLARA SEÑAL
En esta Perashá HaShem se refiere al Shabat: ‘Entre Mí y entre los Hijos de Israel, una señal es para siempre’ (Shemot XXXI 17).
El Shabat fue denominado ‘Señal’, para demostrarnos la importancia de la Mitzvá que HaShem nos encomendó en Su Torá.
¿A qué se parece esto? A un comerciante dueño de un local, que expone en la calle el símbolo del producto que vende. Un zapato indica que ese local es una zapatería; un traje, que es una sastrería. Y mientras el símbolo esté colocado en la parte exterior del negocio, significa que su dueño está trabajando adentro. Puede ser que, en algunas ocasiones, el dueño del negocio salga de vacaciones o se retire temporalmente por algún motivo, pero si la gente ve que el símbolo aún sigue exhibido, entenderá que dicho dueño no cerró su negocio no se fue definitivamente de allí. Recién cuando el símbolo que indica que el negocio está en funciones, es quitado totalmente, hablará a las claras que el local cesó sus actividades comerciales.
Así, exactamente, es el tema del Shabat: Como dijimos, es una señal; una señal de que quien lo cumple, atestigua sobre la existencia del Eterno. El Iehudí que consagra al Shabat con Santidad; se abstiene de realizar las actividades que no corresponden al día tan sagrado, y lo cuida y lo respeta como lo establece la Torá, manifiesta su Fe completa en que HaShem es el Creador, y que por consiguiente todos los seres vivientes están obligados a cumplir con su Voluntad entregando sus vidas y sus pertenencias, pues él es el amo de todo. El que así piensa, reconoce la Verdad y somete su corazón al servicio incondicional hacia el Todopoderoso y lo transmite a sus descendientes. Como está escrito: ‘Porque (el Shabat) es una señal entre Mí y entre ustedes, para todas las generaciones, a fin de que sepan que Yo Soy HaShem, el que los santifica’.
Por eso, aunque una persona haya traspasado por alguna de las demás Mitzvot del Torá, la ‘señal’ del Shabat atestiguará que aún sigue siendo un Iehudí, como el ejemplo del comerciante que se retiró temporariamente, pero el símbolo anuncia que en algún momento regresará. El cumplimiento del Shabat indica que en el corazón del Yehudí aún late el sentimiento que lo liga a Su Creador, aunque se alejó de Él en otros aspectos.
No sucede así con aquél que no tiene en cuenta al Shabat en absoluto. Se quitó la ‘señal’ de Yehudí de sobre él. Carece del conducto más fuerte que lo vincula con HaShem y con Su Torá. Se despojó a sí mismo de la Santidad que HaShem le provee a todo el que cuida el día que atestigua sobre la Creación.
En una ocasión se acercó un Rab al Jafetz Jaim con un problema: En la ciudad donde él fungía como dirigente espiritual, vivía una familia de de Yehudim dueños de una fábrica de productos de caucho. Por más que el Rab trataba de persuadirlos a que cierren el establecimiento en Shabat, ellos alegaban que no podían, en razón de que si detenían las máquinas un día, se echaba a perder una gran cantidad de materia prima, al tiempo que necesitarían otros dos días para poner la máquina en funcionamiento nuevamente. ¿qué decirles a esta gente? ¿Obligarlos a perder dinero? ¿Permitirles profanar (jas veshalom) el Shabat?
‘Realmente, no entiendo del tema de la fabricación de productos de caucho, y no quisiera pronunciarme al respecto’, le respondió el Jafetz Jaim al Rab. ‘Los que sí saben, seguramente, son los dueños de la fábrica. Si fueron tan hábiles para amasar una fortuna, también lo serán para encontrar una salida al problema sin que les acarree pérdidas. Sólo hay que hacerles entender la grandeza y la importancia del Shabat. Hay que explicarles que el Shabat es el alma de Am Israel, y que una vida judía sin Shabat no es vida ni nada que se le parezca.’
‘Si yo pudiera hacerles ver qué tan grave es la profanación del Shabat, y qué categoría espiritual tan enorme adquiere quien lo respeta y lo cumple (concluyó el Jafetz Jaim), sin duda a ellos mismos se les ocurrirá la manera de cerrar su fábrica en Shabat sin que pierdan nada, y gozarán de los interminables beneficios de esta gran Mitzvá’.
(Idem Anterior y Maasay Lamélej Sham).-
DEBEMOS VALORAR LO QUE TENEMOS
Cuenta la Guemará que le dijo HaShem a Moshé: “Tengo un regalo muy preciado que mantengo celosamente guardado: Es el Shabat, y mi intención es entregárselo al Pueblo de Israel. Ve y comunícales”. De aquí aprende la Guemará, que cuando alguien le da un regalo a su compañero, debe advertirle previamente su valor.
Llegó un menesteroso a la casa de Rabí Schmelke Minikleshburg para pedir limosna. El dueño de casa no tenía nada de valor en ese momento. Se dirigió al +armario, y de allí sacó un hermoso anillo que pertenecía a la Rabanit (esposa del Rab), entregándoselo al pobre.
La mujer se dio cuenta de lo que acaba de hacer su esposo y comenzó a gritar.
-¡Ese anillo es valiosísimo! ¡Vale por lo menos veinticinco oros!
Al escuchar Rabí Schemelke estas palabras, salió corriendo de su casa en dirección al pobre. Éste, al ver que el Rab lo perseguía, comenzó a apurar el paso, pues no tenía intención de regresarle lo que había recibido como regalo. El Rab corrió tras él, y finalmente lo alcanzó
-Quiero que sepas- le dijo jadeando al pobre – que el anillo que te di vale por lo menos veinticinco oros. ¡No se te ocurra venderlo por menos…!
Ese Shabat Rabí Schemelke habló con su público en el Bet Hakenéset, y les contó lo que había sucedido con el pobre días atrás.
-Esto es lo que le dijo HaShem a Moshé: -les explicaba, relacionando el fragmento de la Guemará citada con lo que pasó – “Tengo un regalo muy valioso… Ve y comunícaselos”. HaShem le da a entender a Su Pueblo que no vendan el Shabat por monedas ni por placeres sin valor; que no pierdan el tiempo en vanidades, si no que lo aprovechen. ¡Porque el Shabat es un Día Sagrado para Nuestro Creador!
(Mima-ienot Hanétzaj – Ki Tisá)
TRABAJOS PROHIBIDOS EN SHABAT
Escribir o Borrar
1) Está prohibido escribir o borrar aun una sola letra en cualquier lenguaje que sea. Tampoco se puede dibujar ni escribir signos o fotografiar o estampar con sello.
2) No se deben hacer signos en la pared con manos mojadas, ni escribir con el dedo en el vidrio empañado. No se debe cortar una letra de un libro o de un periódico.
3) No se debe pasar el lápiz por los parpados o por las cejas.
4) Está prohibida toda actividad que pudiera provocar el escribir anotaciones, como por ejemplo, pesar, medir, jugara las cartas, etc., aun por distracción.
Cocinar
1) Está prohibido cocinar toda clase de comida cruda, o bien asar, hervir o freír, ya sea sobre el fuego mismo, de gas u otro o en vapor o electricidad.
Asimismo queda prohibido cocer en todo derivado del fuego, como por ejemplo cocer un huevo al contacto de una olla que está sobre el fuego.
2) A fin de conservar la comida caliente todo el Shabat se puede mantener fuego encendido todo el Shabat cubriendo la llama con una chapa encima de la cual se coloca la cafetera o la olla. Estas se pueden apartar del fuego para servir la comida, siempre y cuando no se coloquen sobre ninguna superficie, y luego se pueden volver encima de la chapa. La cazuela puede permanecer alejada del fuego solamente el plazo en que la comida no pueda enfriarse.
Encender Fuego
1) Aquél que enciende fuego o luz en Shabat transgrede dos mandamientos específicos de la Tora: "No encenderéis fuego en Shabat" (Éxodo 35-3) y "No efectuarás acciones de labor en Shabat" (Éxodo 20-10).
2) Es prohibido encender aun un fósforo o encender luz eléctrica. No se debe aumentar o disminuir una llama o una luz, ni añadir un leño al fuego. No se debe encender la radio, ni llamar por teléfono, a menos que sea en caso de peligro de vida para llamar a un médico o cualquier otra ayuda.
3) Se puede abrir el refrigerador en Shabat, sea que el motor funcione
o no. Sin embargo, es mejor sólo abrir la puerta cuando el motor funciona, Antes de Shabat hay que quitar el foco del refrigerador, para que no se encienda al abrir la puerta del mismo.
4) No se debe dejar encendida la radio antes de Shabat para escuchar noticias o música en Shabat.
Extraído de “Hamaor” de México
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