jueves, 13 de octubre de 2011

LAS BAMBALINAS DEL ACUERDO PARA LA LIBERACIÓN DE GILAD SHALIT

Ron Ben Yishai



El punto muerto militar, la posición del Mosad y los servicios de seguridad, la flexibilidad de Hamas, el pedido de Abu Mazen ante la ONU, la intervención turca y las revueltas en el mundo árabe. Todo ello influyó en el Primer Ministro, Biniamin Netanyahu, para decidir llevar ante el gabinete, un trato para la liberación de Gilad Shalit, que provocará también la liberación de más de mil presos palestinos.

Seis rondas de “conversaciones de acercamiento” en El Cairo tuvieron lugar desde la primera señal en julio. El enviado especial David Meidan en una habitación, el jefe del brazo militar de Hamas, Ahmed Jabri, en otra habitación y los egipcios entre ellos. El jueves, Hamas presentó un borrador de acuerdo que condujo a Israel a la decisión de habilitar el cierre del tema y la elasticidad última fue acordada. El acuerdo marco fue firmado en sus titulares el día domingo hasta que se resolvieron finalmente los nombres. Detrás de la decisión se encuentran algunos “arquitectos”. El principal de ellos, el jefe de los servicios de seguridad, Yoram Cohen. Detrás de él, el Ministro de Defensa, Ehud Barak y junto a él el Jefe del Estado Mayor, Benny Gantz. Así también el jefe del Mosad, Tamir Pardo, quienes apoyaron el trato. Por sobre todos ellos, Netanyahu, que aceptó la pragmática y complicada decisión, en medio de una no simple pulseada. En Hamas, el arquitecto es Jabri, que obtuvo luz verde para una flexibilidad por parte del jefe del brazo político, Khaled Mashal. Del lado egipcio, los encargados de la tarea son el jefe de la Inteligencia, Murad Muafi, quien se apoyó en el mediador alemán Gerhard Conrad.

Recientemente, Gantz y Cohen anunciaron firmemente su imposibilidad de proponer al gobierno un plan operativo práctico que permita la liberación con vida de Shalit. Con la asunción al cargo, Gantz y Cohen implementaron una nueva y fundamentada revisión de las posibilidades operativas y llegaron a la misma conclusión: la única vía para la liberación era un trato de liberación de prisioneros.

Barak puso su firma a esa conclusión tras verificar detalles y sugirió al Primer Ministro Netanyahu, evaluar el principio que sostuvo en su momento Itzhak Rabin, según el cual, si no existe la posibilidad de una operación militar, deben liberarse rehenes israelíes, sin alternativa, por medio de un trato de intercambio de prisioneros terroristas, por más difícil que ello sea.

El Ministro de Defensa, cumplió un rol decisivo en el convencimiento a Netanyahu de realizar el trato. A diferencia del pasado, en ésta oportunidad apoyaron también el jefe de los servicios de seguridad, Cohen y el jefe del Mosad, Tamir Pardo. Según fuentes destacadas, Cohen garantizó al Primer Ministro que su organización es capaz de supervisar las actividades de los presos “pesados” que serán liberados al territorio de Cosjordania e impedirles su desvío.

Al momento de escribir ésta nota, se desconocen los detalles del trato pero queda claro que se realizará en forma similar al acuerdo aprobado ya hace algunos años. Alrededor de mil prisioneros palestinos serán liberados en dos etapas. En la primera, a cumplirse en una semana, Israel trasladará 450 presos que Hamas exigió su liberación, pero pertenecientes a todas las organizaciones. Entre ellos, varios que fueron sentenciados a cadena perpetua. En ese momento, Shalit será trasladado a manos de las autoridades de Egipto y retornará a Israel. En dos meses, serán liberados otros 550 presos palestinos según el listado que preparó Israel.

Todos los nombres de los prisioneros a ser liberados no fueron publicados pero según parece, Hamas flexibilizó en mucho su posición. Hasta la última ronda de contactos, Hamas se negaba a que un alto número de prisioneros de Judea Y Samaria fueron expulsados. Por ahora, aceptó la expulsión de 230 de ellos. Además, Hamas renunció a su firme exigencia de liberar a la mayoría de los asesinos como Marwan Barghoutti, Ahmed Sadat y otros.

Israel obtuvo importantes logros, que dejan sin efecto, en gran medida, los peligros a su seguridad y acompañan al acuerdo. Entre los terroristas que no retornarán a Cisjordania, se encuentran también todos los terroristas, sospechosos, según Israel, de poder re-establecer la estructura de Hamas en Cisjordania. Solo 103 prisioneros palestinos, serán autorizados a retornar a Cisjordania y desde el punto de vista de Israel, se trata de un desafío posible.

La situación en el mundo árabe, también influyó en la decisión de Netanyahu. El Primer Ministro comprendió que el mediador alemán, Conrad, agotó su poder y que la suerte de la negociación residía en el régimen militar egipcio. En Israel existe un fuerte temor que ese régimen, con quien mantiene un diálogo fluído, pueda perder en algunos meses su poder de mediar y quedar bajo la influencia de Los Hermanos Musulmanes. Además, también el Consejo Militar Supremo que gobierna Egipto, requiere por éste momento un logro en el ámbito internacional y árabe.

Otro factor de peso, ha sido la situación en Siria. El régimen de Bashar Asad apoyó la concreción del trato a fin de mejorar su posición en el ámbito internacional. Puso en acción su influencia sobre la conducción de Hamas, con sitio en Damasco, para que flexibilice su postura. En Israel existía el temor que esa influencia, por más débil que fuera, desaparecería si el presidente es derrocado.

Esa es la “ventana de oportunidades” sobre las que se hablaba en Jerusalem. Una ventana posible de cerrarse, en caso de continuar las revueltas en el mundo árabe.

El cambio en la posición del Presidente de la Autoridad Palestina, Abu Mazen, en el último tiempo tuvo su influencia. En el pasado, Washington manifestó su temor a que un trato según el borrador aprobado, lleve a elevar el rayo de Hamas sobre la calle palestina, lo que pondría en riesgo la posición de Abu Mazen y el gobierno de Fatah en Cisjordania. Diferentes elementos israelíes fueron partícipes de ese mismo temor.

A partir del pedido ante la ONU, quedó muy fortalecida la posición de Abu Mazen y no existe el peligro de una daño importante en su lugar a partir del trato. Es posible que Netanyahu tuviera interés en provocar que Abu Mazen “sude un poco” como respuesta a su último movimiento en el ámbito internacional.

Hamas tuvo también interés en flexibilizar su postura. El terreno en Siria tiembla bajo los pies de su conducción política en Damasco que busca para sí una nueva base. Esa conducción requiere por ahora de una ticket de ingreso a los países árabes moderados y en principio, Egipto, Jordania y Qatar. Turquía también, amiga de Hamas, ejerció cierta presión que colaboró a la flexibilidad.

Hamas en Gaza, ya hace tiempo que persigue un interés en el acuerdo a partir de la presión y la frustración de las familias de los prisioneros. Sin embargo, el jefe del brazo armado de Hamas, Jabri, mantuvo su obstinación de no renunciar a nada. El jefe del brazo político, Khaled Mashal, lo apoyó.

Pero, mientras tanto, las condiciones cambiaron. Irán dejó en el último tiempo de enviar dinero a Hamas y la organización se ve necesitada de aportes árabes e internacionales para basar su sostén en Gaza. Hamas siguió con preocupación tras el fortalecimiento en la posición de Abu Mazen, y requiere de un logro propagandístico que contra-reste su éxito.

La conducción de los prisioneros en las cárceles israelíes dió últimamente a Jabri la luz verde para llegar a un acuerdo, según su criterio. Según parece, Mashal y Jabri llegaron a la conclusión que agotaron al negociación con Israel y obtuvieron el máximo que podían obtener.

Cinco años y cuatro meses continuó la negociación. Hay quienes sostienen que era posible llegar a una acuerdo con un borrador similar hace ya un año o dos pero cabe la duda si ese arguemento es cierto. Es cierto que el trato representa una renuncia dolorosa por parte de Israel ante las condiciones exigidas por Hamas, y otorgará a la organización terrorista un logro de prestigio sin precedente que fortalecerá su posición. Sin embargo, Israel logró alcanzar algunas de sus demanda y el propio hecho de la rígida negociación mantenida tendrá una influencia de advertencia.

Lo que queda entre ojos es el temor concreto a que la mayoría de los terroristas liberados reconstruyan la estructura terrorista de la organización en Cisjordania. Un paso que llevará en no mucho tiempo a la pérdida de israelíes, en especial si estalla una nueva Intifada.

Ese temor, con motivos justificados, obligará ahora a los servicios de seguridad y a las FDI a aumentar considerablemente las medidas en vías a frustrar acciones y a una disposición de seguridad en Judea y Samaria, lo que requerirá de recursos humanos y mucho más. Además de ello, Israel deberá endurecer sus demandas de seguridad en el marco de la negociación con Abu Mazen y éste se verá obligado a endurecer más aún sus posiciones.

Abu Mazen se verá obligado también a decidir si cooperar con Israel en la supervisión de la mayoría de los terroristas y sus colaboradores al momento en que intenta promover la conciliación con Hamas y organizarse para las elecciones. Debemos solo esperar que esos temores se diluyan y la sociedad israelí no dilate más allá del límite aceptable, el principio de la responsabilidad mutua.

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