lunes, 3 de octubre de 2011

LAS LIMITACIONES DE LA PAZ‏

Eliyakim Haetzni Published: 09.30.11,

Las mayores injusticias son causadas a nosotros por nosotros mismos. Las agencias de noticias que han perdido su lucidez estan culpandonos a nosotros, de entre toda la gente, por los cambios teutonicos que estallaron recientemente desde las profundidades de la religion, cultura e historia de los pueblos del Medio Oriente. Si ustedes eligen creer a algunos de nuestros comentaristas, la falta de Israel en comprometerse en negociaciones con los palestinos debe ser culpada por la expulsion del presidente tunecino y por el derrocamiento de Muammar Gaddafi, el juicio de Mubarak, porque Assad esta convirtiendo a Siria en una carniceria y porque Turquia este regresando a la epoca del sultanato otomano.
Se nos ha dicho que "no nos quedan amigos", "nosotros perdimos a nuestros ultimos aliados", "nosotros estamos solos." Ademas, se nos dijo que todo esto es el resultado de las acciones del gobierno israeli.
Donde encontraron ellos tanta ignorancia, hipocresia, demagogia, debilidad y auto-odio para llegar a tales acusaciones infundadas e imaginarias que bordean la paranoia? Que mas hace falta para que ellos tambien atribuyan los libelos de sangre y la inquisicion al "conflicto"?
Pero, lo que surgio a la superficie en la interfaz entre la primavera arabe de derramamiento de sangre y la obsesion palestina prueba precisamente lo opuesto - las limitaciones de la paz. Con nuestros propios ojos nosotros vimos sobre las calles de Cairo, Estambul y Amman que las masas - o sea, el pueblo - no quieren la paz con Israel.
De hecho, su odio autentico y democratico (si, democratico!) estalla al momento en que la dictadura termina.
Por lo tanto, en el Medio Oriente, los tratados de paz pueden solo ser firmados con dictadores que ignoran la voluntad de sus pueblos, y tal paz seria siempre fria, inutil, y limitada en el tiempo. Por esa razon, a nosotros se nos permite solo pagar precios modestos y limitados para tal paz.
Fuente: Yedioth Ahronot- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba

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