viernes, 2 de marzo de 2012

8 de Marzo. Día Internacional de la mujer “Salvando Israel salvaremos al pueblo judío”¨ "He tenido el honor de representar a los judíos de Pa­le

8 de Marzo. Día Internacional de la mujer


“Salvando Israel salvaremos al pueblo judío”¨

"He tenido el honor de representar a los judíos de Pa­lestina en este país y en otros países cuando los pro­blemas a los que nos enfrentábamos eran los de construir más kibutzim o traer más judíos pese a los obstáculos políticos y los disturbios árabes.
Siempre hemos tenido fe en que al final vencería­mos, que todo lo que estábamos haciendo en el país conducía a la independencia del pueblo judío y a un Estado judío. Mucho antes aún de que nos atreviéra­mos a pronunciar esa palabra, sabíamos lo que nos estaba reservado.
Hoy hemos alcanzado un punto en el que las nacio­nes del mundo nos han comunicado su decisión de establecer un Estado judío en una parte de Palestina. Ahora, en Palestina luchamos para hacer que esta reso­lución de las Naciones Unidas sea realidad, no porque queramos luchar. Si tuviéramos la opción, hubiéramos escogido la paz, establecerlo en paz.
Amigos, no tenemos otra alternativa en Palestina. El muftí y sus hombres nos han declarado la guerra. Tenemos que luchar por nuestras vidas, por nuestra seguridad y por todo lo que hemos conseguido en Palestina y, quizá por encima de todo, debemos luchar por el honor judío y la independencia judía. Sin exage­rar, os puedo decir que la comunidad judía en Palesti­na lo está haciendo bien. Muchos de vosotros habéis visitado Palestina, todos vosotros habéis leído sobre nuestros jóvenes y tenéis una idea sobre cómo es nues­tra juventud. He ¡do conociendo a esta generación durante los últimos 27 años. Creí conocerlos. Y ahora me doy cuenta de que no era así.
Estos hombres y mujeres jóvenes, muchos de ellos adolescentes aún, están llevando el peso de lo que sucede en el país con un espíritu que no hay palabras para describir. Se les ve en coches descubiertos -no en blindados-, en convoyes, yendo de Tel Aviv a Jerusalén, sabiendo que cada vez que salen a la carretera desde Tel Aviv o desde Jerusalén habrá probablemente ára­bes agazapados entre los naranjales o en las colinas, aguardando el momento de tender una emboscada al convoy.
Estos jóvenes han aceptado con tanta naturalidad la tarea de traer a salvo por estas carreteras a judíos que parece como si salieran de su jornada laboral o de sus clases en la universidad.
Debemos pedir a los judíos de todo el mundo que piensen en que estamos en primera línea. Todo cuan­to pedimos a los judíos de todo el mundo y, sobre todo a los judíos de Estados Unidos, es que nos den la posi­bilidad de seguir adelante con la lucha. Cuando los dis­turbios empezaron, pedimos a los jóvenes con edades entre 17 y 25 años que no fueran ya miembros de la Haganah que se ofrecieran voluntarios. Hasta el jue­ves por la mañana, día en que me fui del país y aún seguía abierta la inscripción de esta quinta, más de 20. 000 jóvenes, hombres y mujeres, se habían alista­do. A partir de ahora tenemos unos 9. 000 efectivos movilizados en las diversas partes del país. Y debemos triplicar esta cifra en los próximos días.
Tenemos que mantener a estos hombres. Ningún gobierno envía soldados al frente y espera que se traigan de sus casas la impedimenta más elemental como mantas, colchones, ropa de cama y de vestir. Un pue­blo que lucha por su propia vida, sabe cómo proveer a los hombres que envía a las líneas del frente. Nosotros también debemos hacer lo mismo.
Quisiera que me creyerais si os digo que vine hoy a esta misión especial a Estados Unidos no para salvar a 700. 000 judíos. Durante los últimos años, el pueblo judío perdió a seis millones de judíos, y sería un atre­vimiento por nuestra parte preocupar a los judíos de todo el mundo porque unos pocos cientos de miles más estén ahora en peligro. Ésa no es la cuestión.
La cuestión es que si estos 700. 000 judíos de Pales­tina siguen con vida, entonces el pueblo judío seguirá vivo y la independencia judía estará asegurada. Si aca­ban con estos 700. 000 judíos, entonces, habremos lle­gado al final de este sueño de un pueblo judío y en una patria judía durante muchos siglos.
Amigos míos, estamos en guerra. En Palestina no encontrarán a ningún judío que no crea que al final vaya­mos a salir victoriosos. Ése es el espíritu del país. Desde 1921 hemos conocido disturbios árabes y, después, de nuevo en 1929 y, luego, en 1936. Sabemos qué les suce­dió a los judíos de Europa durante la última guerra. Y cada judío del país también sabe que dentro de pocos meses se establecerá un Estado judío en Palestina.
Sabemos que el precio que deberemos pagar será lo mejor de nuestro pueblo. Hoy ya llevamos más de 300 muertos. Y habrá más. Sin duda habrá más. Pero tampoco cabe duda de que el espíritu de nuestros jóve­nes es tal que por muchos árabes que invadan el país, su espíritu no flaqueará.
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He venido a Estados Unidos, y confío en que me entenderán si les digo que no es fácil para nadie de nosotros marcharse en este momento, y muy a mí pesar no estoy en el frente. No estoy con mi hija en el Négev o con otros hijos e hijas en las trincheras. Pero tengo una tarea que hacer.
He venido aquí para tratar de impresionar a los judíos de Estados Unidos con el hecho de que en un período muy breve de tiempo, un par de semanas, debemos tener en efectivo entre 25 y 30 millones de dólares. En las próximas dos o tres semanas, nos impondremos. De eso estamos convencidos, pero debéis tener fe; estamos seguros de que saldremos adelante.
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Cuando se llega a Tel Aviv, se descubre una ciudad llena de vida, sólo los tiroteos que se oyen en las afue­ras de Tel Aviv y Iafo recuerdan que la situación del país no es normal. Pero sería un crimen por mi parte no describiros la situación tal como es.
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Sé que no estamos pidiendo algo fácil. A veces he participado activamente en diversas campañas y reco­gidas de fondos, y sé que no es sencillo recoger de una vez una suma como la que os pido.
Pero he visto a nuestro pueblo en aquella tierra. He visto a nuestro pueblo salir de las oficinas y acudir a las clínicas cuando pedimos a la comunidad que done san­gre a un banco de sangre para tratar a los heridos. Los he visto hacer horas de cola, aguardar para aportar parte de su sangre a ese banco.
En Palestina se está dando sangre además de dinero.
Sé que muchos de ustedes estarán tan dispues­tos como nuestra gente a ir al frente. No dudo de que hay muchos jóvenes en la comunidad judía de Esta­dos Unidos que harían lo mismo que nuestros jóvenes hacen hoy en Palestina.
No somos mejores, no somos los mejores judíos del pueblo judío. Sólo sucede que nosotros estamos allí y vosotros aquí.

Estoy segura de que si estuvieran en Palestina y nosotros en Estados Unidos, harían lo mis­mo que aquí hacemos nosotros y nos pedirían que hiciéramos aquí lo que ustedes van a tener que hacer.
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Y les pido que no se demoren mucho. No se lamenten amargamente dentro de tres meses por algo que hoy no hicieron. Ahora es el momento de hacerlo.
He hablado sin pizca de exageración. No he trata­do de pintar la imagen con falsos colores. Una imagen que, por una parte, refleja la moral y la certeza en nues­tra victoria, y, por la otra, la seria y grave necesidad de seguir adelante en la batalla.
Quisiera agradecerles una vez más que me hayan dado la oportunidad de dirigir estas pocas pala­bras en un congreso que, estoy segura, debe tener un orden del día lleno. Dejaré el estrado sin albergar som­bra de duda en mi corazón ni en mi mente de que la decisión que tomen hoy los judíos de América será la misma que tomó la comunidad judía en Palestina, de modo que dentro de unos pocos meses estaremos en condiciones de participar no sólo en la alegría de haber decidido establecer un Estado judío, sino tam­bién en el júbilo de haber puesto la piedra angular del Estado judío¨

Este es parte del discurso fue pronunciado por GOLDA MEIR (3 de mayo de 1898-8 de Diciembre de 1978) el 2 de Enero de 1948 en Chicago ante la comunidad Judíamericana para recaudar fondos con destino a Israel, meses antes de la Creación del Estado de Israel.

Un pequeño homenaje a esta gran mujer, en el Día Internacional de la mujer

Shabat Shalom!!!!
Arq. Gracielade Grynberg
Rabina

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