martes, 2 de septiembre de 2014

* EL ANTISEMITISMO BRITÁNICO

EL ANTISEMITISMO BRITÁNICO

La aniquilación de seis millones de judíos europeos durante la Segunda Guerra Mundial solo puede ser comprendida dentro de un proceso histórico que comenzó en las últimas décadas del Siglo XIX.
Los últimos años del siglo XIX se caracterizaron por el aumento del antisemitismo por todas partes en Europa continental.  El renacimiento y la reutilización del viejo libelo de sangre tuvo lugar en 1899, con el asesinato de Agnes Hruza en Polna, Bohemia,  hecho que causó una gran conmoción. La acusación de asesinato ritual fue reactualizada y un Judío llamado Hülsner fue acusado y declarado culpable por un jurado. Solo pudo salvarlo el tino y la inteligencia de Massarik. La propagación del movimiento pan-germánico y la difusión y el debate a nivel casi mundial por el Caso Dreyfus, demostraron el rápido crecimiento de un odio feroz dirigido contra los judíos.
También eso sucedió en Gran Bretaña, en este caso por todos los motivos tradicionales a los que se le añadió, tal vez como en el resto de otros países europeos, el antagonismo de clase, relacionado con el ascenso económico y social logrado por los judíos como producto de la Emancipación. Si bien ya existía una presencia de una elite judía, muy escasa, que poseía gran fortuna, las posibilidades abiertas con la igualdad de derechos obtenidas por los judíos permitieron un ascenso social y económico nunca visto, Cierto número de ellos obtuvo importantes cargos políticos, algunos en lugares muy importantes de la burocracia imperial británica.
Entre 1881 y 1914 más de dos millones de judíos huyeron de Europa Oriental escapando de los pogroms, buscando una mejor calidad de vida. La mayoría fue a losEstados Unidos, muchos de ellos se quedaron en Londres durante unas pocas semanas o incluso varios años antes de cruzar el Atlántico. Miles de otros eventualmente dejaron Londres para irse a Palestina y a otros países del Imperio Británico. Londres se convirtió en el hogar de alrededor de 200.000 inmigrantes de Europa del Este. Esta afluencia de judíos pobres de tierras lejanas no cayó bien a la comunidad judía establecida de Londres, que temía un aumento del antisemitismo. Los recién llegados parecían y vestían de un modo diferente, la mayoría de ellos eran extremadamente pobres, hablaban un idioma diferente, el idish, y trajeron consigo sus propios modos de vida.
Se instalaron en el East End, en un barrio extremadamente pobre y miserable. La mayor parte de ellos eran obreros, que entraron en los talleres de la confección en pésimas condiciones laborales e higiénicas. Eran linotipistas, carpinteros, eran obreros, gran parte de ellos eran religiosos ortodoxos, pero otros eran socialistas y anarquistas en tanto que otros eran sionistas. Esta población judía era muy mal vista por la población londinense. Pero es importante señalar que ya en tiempos de Dickens los judíos del Soho eran muy mal vistos, se los acusaba de delincuentes y asesinos.  El novelista caracterizó a Fagin en su novela  Oliver Twist, como al malvado y perverso judío, jefe despiadado de una banda de niños ladrones.
En febrero de 1886 La Pall Mall Gazette había advertido a sus lectores que "los Judios extranjeros se están convirtiendo en una plaga y una amenaza para los pobres nativos ingleses.”  "Estos extranjeros judíos trabajan en nuestro comercio común de 16 o 18 horas al día, y la consecuencia es que hacen un montón de cosas baratas y desagradables que destruyen el mercado y nos perjudican."  
Luego pasó a acusar a los inmigrantes judíos de perjudicar a los obreros ingleses frustrándolos en su batalla para lograr salarios más altos durante los conflictos laborales porque trabajaban aceptando “cualquier pago”.” Los culpaban de la baja de los salarios en la sastrería, zapatería y ebanistería, que una vez que se había mantenido a las 2 libras a la semana, ahora se habían reducido a la mitad de £ 1 y £ 1 5s."
Un hecho que pasó inadvertido, o al menos ignorado, por los elementos más xenófobos de la prensa, fue el hecho de que, en general, cuando los inmigrantes judíos se mudaban a un barrio, la vecindad tendía a mejorar notablemente el entorno. Los trabajadores sociales, reformadores e incluso la policía se apresuraron a observar cómo una afluencia de judíos en un barrio en particular mejoraba el nivel y comportamiento de algunos de los peores barrios de  Londres.
Las calles y cuadras, notorias por la violencia y el crimen, mejoraron notablemente su condición luego de que allí se mudaran las familias judías. También las asistentes sociales de la época dejaron registrados que en sus visitas a estos pobrísimos hogares judíos, los bebés y los niños estaban muy bien cuidados, limpios y perfectamente alimentados, seguro que mejor que sus padres y los hombres no eran adictos al alcoholismo.
Por eso, cuando los asesinatos de Whitechapel tuvieron lugar en el East End de Londres con un nuevo tipo de delito, los asesinados de Jack el Destripadorque no tenían precedentes en su crueldad y violencia, la población gentil estaba más que dispuesta a culpar de los asesinatos a la comunidad inmigrante judía.  Alentados por la prensa xenófoba llegaron a la conclusión de que un inglés no podía ser responsable de estos asesinatos, y estaban más que dispuestos a buscar venganza contra la comunidad que ya se había convertido víctima propiciatoria para prácticamente todos los otros males que afectaban su vida cotidiana.MILIN CULTURAL

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