Ya he mencionado en un artículo anterior el atentado terrorista sucedido ayer en Jerusalén, pero creo que vale la pena volver a ello en vista de la información de la que disponemos ahora, así como de la desmesurada parcialidad que pudimos contemplar ayer tras el mortal ataque. La única forma de comprender cómo unos grandes medios han podido comportarse de forma tan vergonzosa es teniendo presente algo que ya he señalado con anterioridad: el hecho de que persista la versión palestina del conflicto árabe-israelí depende por completo de la ignorancia y deshonestidad de la prensa occidental.
De forma sucinta, esto es lo sucedido:
Una niña de tres meses murió el miércoles por la tarde y otras ocho personas resultaron heridas cuando un coche embistió a un grupo de gente que se encontraba en una estación de ferrocarril ligero en Jerusalén, en lo que, según las autoridades, fue probablemente un atentado terrorista.Un sospechoso, identificado por un representante israelí como miembro del grupo terrorista Hamás, trató de huir del escenario a pie y fue abatido por la policía, explicó un portavoz de la Policía.
Y aquí –como también narra el Times of Israel– están las secuelas:
El miércoles por la noche se produjeron enfrentamientos masivos entre palestinos y fuerzas de la Policía israelí en los barrios de Silwan e Isawiya, en Jerusalén Este, después de lo que se sospecha fue un atentado terrorista en el que murió una niña israelí de tres meses.Decenas de palestinos enmascarados incendiaron neumáticos y contenedores, y lanzaron piedras y cócteles molotov contra agentes de las fuerzas del orden en Silwan e Isawiya, según explicó la Policía en un comunicado.
Si se quiere entender el conflicto árabe-israelí estas dos noticias constituyen una buena introducción para ello. El Gobierno israelí construyó accesos por ferrocarril a los barrios árabes de Jerusalén para integrarlos mejor en la sociedad del país. Los hierosolimitanos árabes han convertido a los propios instrumentos de acercamiento y de integración israelíes en blancos de brotes esporádicos de violencia; violencia que se puso de manifiesto ayer con el atentado llevado a cabo por un miembro de un grupo terrorista palestino en el que fue asesinado un bebé. Como respuesta a ello, los palestinos se sublevaron. Bienvenidos a Jerusalén 2014.
Pero éste no es el final de la historia. La reacción de los medios al asesinato fue nauseabunda y, por desgracia, nada inhabitual.
Associated Press captó mucha atención con su titular inicial de la noticia: “La Policía israelí dispara a un hombre en Jerusalén Este”. Como señaló Camera [Comité para la Exactitud en la Información sobre Oriente Medio en América, por sus siglas en inglés], “está claro que en aquel momento estaban disponibles los suficientes detalles –aunque las noticias estuvieran aún en la confusa fase de “urgente”– como para que ese inapropiado y engañoso titular nunca hubiera tenido que aparecer. La noticia comenzaba por señalar que un conductor ‘arremetió contra una abarrotada parada de tren’ y que se creía que era ‘un atentado terrorista’”.
Así las cosas, Camera señaló además que, aproximadamente una hora después, AP volvió a difundir la noticia, esta vez con el siguiente titular: “Un coche arremete contra estación de tren de Jerusalén Este”. Se darán cuenta de que éste también es un comportamiento repulsivo por parte de Associated Press. Mucha más gente lo notó y lo dijo así. Decir que lograr que la AP diga la verdad sobre Israel es como intentar sacar una muela es quedarse corto. Pero, al fin, llegó la verdad; el titular que actualmente lleva la noticia es éste: “Un palestino mata a un bebé en una estación de Jerusalén”.
Pero AP no estaba sola; mientras echaba un vistazo a la BBC me fijé en su titular inicial (desde entonces también lo han cambiado): “Nueve heridos por un coche que embistió a los peatones en una estación de Jerusalén”. Como señaló Seth Frantzman, del Jerusalem Post, el titular de la versión que vio él, y de la que sacó un pantallazo, era: “Un coche embiste a la gente en una estación de
Jerusalén”. O la BBC estaba tratando deliberadamente de rebajar el tono de la noticia, o el editor responsable creyó que estaba publicando una noticia sobre un coche malvado que, por arte de magia, cobra vida para atacar, como en la canción Iron Man de Black Sabbath, a los humanos que lo rodean.
Más tarde, ese mismo día, después de que los ejecutivos de la BBC encontraran una pizca de integridad oculta entre los cojines del sofá, también cambiaron ese titular, que ahora reza así: “Un ‘atentado’ con un coche mata a un bebé en una estación de ferrocarril de Jerusalén”. He dicho “una pizca de integridad”, porque la cadena británica siguió considerando adecuado poner “atentado” entre comillas. ¿Qué otras opciones había? ¿Es que acaso fue un “golpecito” con el coche mientras aparcaba? Fue un atentado terrorista, perpetrado por un miembro de una organización terrorista.
Tras el atentado y la declaración del alcalde de Jerusalén de que la bebé asesinada era ciudadana estadounidense, la rutilante estrella del Departamento de Estado, su portavoz Marie Harf, al parecer sólo pudo soltar lo siguiente, como indica el Times of Israel: “Los israelíes están investigando actualmente el incidente. Estamos en contacto con ellos, y veremos qué más información podemos obtener; además instamos a todas las partes a refrenarse y mantener la calma”. Supongo que si el conductor del coche hubiera dicho algo feo sobre John Kerry, entonces ella sí que le habría echado una buena bronca.
En cualquier caso, no todas las partes están refrenándose y manteniendo la calma; sólo el bando israelí. Los palestinos están creando más agitación, mientras confían en una prensa internacional que ofusque y emplee comillas cuando haga falta.
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