El extremismo del Estado Islámico y los “moderados”
El Secretario de Estado Kerry y sus nuevos aliados
El mundo observa desde hace meses el cruento fenómeno conocido hoy como el Estado Islámico -que ha ido variando de nombres- , ve los rehenes degollados, la terrible crueldad demostrada ya repetidamente por su gente y teme que fundamentalistas islámicos que son ciudadanos en países occidentales vuelvan a sus lugares de origen decididos a perpetrar atentados. La imagen es de una organización temible y desenfrenada. Y esta imagen está bien fundamentada.
Pero hay otro problema clave: el riesgo que lo extremo en la forma de actuar del Estado Islámico presente como "moderados" a otros marcos fundamentalistas radicales, sean sunitas o chiitas, que por más que sean adversarios del EI, no por ello dejan de lado su propio extremismo y su apoyo a la violencia como camino para alcanzar sus objetivos.
Nos consta que ha habido más de una mirada crítica a la comparación que ha hecho recientemente el Primer Ministro de Israel Benjamin Netanyahu entre el Estado Islámico y Hamas. En realidad, coloca a todos los extremistas en el mismo lado, afirmando que "el Estado Islámico, Hamas, Al Qaeda, Hizbala, Boko Haram, son distintas ramas de un mismo árbol venenoso". Y agregó por cierto la advertencia respecto a la República Islámica de Irán, que continúa con su plan nuclear, sin desdecirse de sus proclamaciones a favor de la destrucción de Israel, mientras se presenta como "isla de estabilidad en Oriente Medio". Estos otros extremistas confían en que las imágenes de los rehenes degollados por el Estado Islámico que recorren el mundo, los deje a ellos realmente como moderados.
Esas imágenes precisamente, son las que han llevado a ciertas críticas con la comparación hecha por Netanyahu. El mundo ve horrorizado a los rehenes degollados y sus cabezas sangrantes expuestas luego ante las pantallas como trofeos del horror y se pregunta qué tiene que ver eso con Hamas.
Hace años no hay atentados suicidas del tipo que caracterizó durante mucho tiempo la realidad israelí-en los que hemos visto personalmente cabezas despedazadas separadas de sus cuerpos por la potencia de los explosivos-, atentados por los que el ciudadano israelí promedio se preguntaba cada mañana dónde tocará hoy el terror, si acaso la bomba de turno volará en el ómnibus que toma para el trabajo o en el café donde se siente a descansar.
El que esas imágenes no estén ahora en la rutina en las pantallas del televidente en el mundo, agudiza el comentario sobre qué tiene que ver el Estado Islámico y Hamas. Esto, aunque el terrorismo de Hamas no ha desaparecido en absoluto, y la lluvia de misiles hacia el sur de Israel hasta hace muy poco, ha sido un ejemplo más.
El tema de fondo, claro está, no es sólo la forma de matar, sino los objetivos esenciales y su enfoque acerca de cómo debe manejarse el mundo.
Es indiscutible que Hamas es responsable de numerosos y cruentos asesinatos. No habrá degollado ni cortado cabezas como lo hace "John el decapitador" mientras habla con acento inglés, pero sí ha hecho volar cabezas con explosiones en concentraciones de población civil.
"Unos cortan cabezas y los otros disparan misiles hacia las cabezas de población civil, dijo Netanyahu.
En la práctica, sin embargo, la comparación es más compleja.
El Islam fundamentalista tiene como visión generalizada que el mundo debe estar bajo la égida del Islam, pero no todos los grupos islamistas actúan de la misma forma ni concuerdan exactamente acerca de cómo implementar esa aspiración.
Ayman Jawad al-Tamimi, un estudioso británico y musulmán del Islam y Oriente Medio, que se ha especializado en el fenómeno del Estado Islámico , nos dijo días atrás en una visita a Jerusalem, que "no tengo dudas de que Hamas siente simpatía por esta organización, pero no se puede decir que son lo mismo".
"Por un lado, es cierto que también para los Hermanos Musulmanes, de los que nació Hamas , también tienen el objetivo de un Califato islámico, a largo plazo y que por ende también Hamas quiere implementar la sharía, ley del Islam, como base de gobierno", dice Al Tamimi. "Pero por otro lado, Hamas no acepta la proclamación del Califato por parte del Estado Islámico,ya que este quiere subyugar a otros grupos islámicos, también a los Hermanos Musulmanes".
Al respecto, el Profesor Rafi Israeli de la Universidad Hebrea de Jerusalem, estudioso del Islam, aclara que "un tema clave en la oposición que se ve hoy al Estado Islámico, es que dado que el Califato supuestamente debe abarcar al mundo todo, no puede haber más de uno...y numerosas autoridades religiosas musulmanas sostienen que no se cumplen las condiciones para la proclamación del Califato", tal cual ha hecho el líder de la organización, Abu Bakr el-Baghdadi, en junio último".
Es por ello que el Profesor Mustafa Abu Sway de la Universidad Al Quds en Jerusalem, nos pide destacar que se halla entre los 126 catedráticos musulmanes dedicados al tema del Islam, que han firmado una "Carta Abierta a Al-Baghdadi", asegurándole que no puede proclamarse Califa.
En cuanto a la comparación con Hamas, Abu Sway rechaza categóricamente entrar en detalles, no considera necesario explicarlo , se limita a criticar las acciones de Israel en la reciente guerra contra Hamas en Gaza y nos refiere únicamente a la mencionada carta para explicar su postura ante el Estado Islámico. Son 24 puntos cuyo espíritu es de crítica y condena.
Y según el Profesor Rafi Israeli, esta crítica tiene de fondo el hecho que de acuerdo a los clásicos del Islam, que definen cómo debe fundarse y funcionar el Califato, este puede ser proclamado únicamente si los estudiosos y autoridades religiosas de la generación publican un manifiesto de fidelidad al gobernante, que no puede ser un Imam no de primer nivel. "Debe haber aquí un claro reconocimiento religioso, y acá esto no existe", aclaró.
Otro punto clave en la comparación entre el Estado Islámico y Hamas u otros grupos islamistas, es lo relativo a los tiempos, a la capacidad de flexibilizar la agenda. La gente de Abu Bakr all Baghdadi,el recientemente proclamado Califa, quiere el califato "aquí y ahora", mientras que otros entienden que deben esperar. La organización rebelde siria Jabhat el-Nusra, por ejemplo, prefiere concentrarse primero en el derrocamiento del Presidente Bashar el-Assad.
Asimismo, mientras el Estado Islámico tiene una agenda completamente islámica, la de Hamas también tienen un componente nacional palestino, aunque diversos expertos afirman que la central, para Hamas, es la islámica.
Las diferencias, pues, existen.
También, lamentablemente, a pesar de ellas, las concordancias.
Sea como sea, lo clave es que el mundo libre debe estar alerta ante el riesgo del Islam radical. Se equivocan aquellos políticos -europeos, norteamericanos o de otros lares- que dicen, para ser políticamente correctos, que los extremistas del Estado Islámico "no son musulmanes".
Claro que lo son. Se nutren de las interpretaciones más extremas del Corán. Es cierto que hay también otras interpretaciones o mejor dicho, quienes sostienen que esa visión estricta de las fuentes, no debe regir la vida del Islam hoy.
Pues sobre quienes defienden esa postura y se oponen a lo que el Estado Islámico hace afirmando que es nombre del Islam, tienen la responsabilidad de salir, a viva voz, a aclarar por qué están equivocados. Y no sólo por consideraciones prácticas de que el califato islámico debe esperar, que hay otros objetivos más urgentes o que tales o cuales no pueden actuar solos. Deben condenarlo por consideraciones morales. Por nosotros, o sea el mundo libre. Pero también por ellos, para defender su propia religión, si creen que bárbaros crueles se están apoderando de su interpretación
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