martes, 13 de enero de 2015

Francia, el país de Primer Mundo donde mueres por ser judío

MAY SAMRA PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO
09-JQ-marianne
Dos atentados islámicos simultáneos en Paris han dejado claro, en mi punto de vista, lo que sigue:
Francia ha fallado en defender a sus ciudadanos judíos, esta semana y en múltiples ocasiones (y no necesito volver a la invasión nazi), haciendo que sea, este año, el primer país en “animar” a judíos a emigrar a Israel debido a que el Estado no puede proveerles seguridad. Recordemos, entre otros, el caso Ilán Halimi, el joven vendedor de celulares torturado y asesinado por musulmanes.
O quizás sí quiera volver a la invasión nazi: Francia permitió que seis millones de árabes reemplacen a los judíos que entregó sin chistar a la máquina de exterminio de Hitler.
Francia ha dejado que una cultura ajena prevalezca sobre la suya. Falló en obligar a sus musulmanes a adaptarse a la ideología del Estado laico, que ella misma enseñó al mundo. Pero hay algo peor: falló en enseñar a sus minorías que el dominio de la Ley francesa prevalece sobre el de otros sistemas legislativos, llámese Sharía por ejemplo.
Francia ha cerrado un ojo a las incitaciones a la violencia contra los judíos.
Francia ha sido laxa en su justicia: la prueba es que Sharif Kouachi, autor del atentado del semanario Charlie Hebdo, era un fanático peligroso que había logrado deslizarse a través de las grietas del sistema
Francia intentó apaciguar a su minoría muslmana votando a favor del Estado palestino en la última resolución en la ONU. Con ello, demostró debilidad, algo que el islam no perdona: ésas son las consecuencias.
Sin embargo, Francia no es un cordero inocente. Tras discusiones con Irving Gatell, Director de Noticias en Enlace Judío, confío en que, de la misma manera como entregó a sus judíos a los nazis para ser liquidados bajo su benevolente mirada, encontrará la forma de salvar su cultura, su cordura, su paz social y su soberanía. ¿Cómo? Quizás la derecha francesa tenga la respuesta.
¿Será eso bueno para los judíos? Probablemente no. Pero es parte de lo que los judíos hemos estado haciendo durante siglos: discutir interminablemente, sabiamente, talmudicamente – y de forma hipotética- acerca de cuál es el mejor de dos males.

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