lunes, 5 de enero de 2015

José Luis Rodríguez Zapatero con el primer ministro turco Tayyip Erdogán firmaron artículos juntos.
Me escribe el artista Omar Jerez para darme cuenta de una performance 'El paraíso de una mujer está bajo el pie de su marido', que quiere estrenar en Murcia esta tarde de manera semi clandestina. Será a las 7, frente a la iglesia de Santa Eulalia.
 Este artista, granadino y judío, había recreado en Valencia durante una semana en diciembre de 2012 el zulo de Mondragón en el que el funcionario de Prisiones José Antonio Ortega Lara permaneció en poder de sus secuestradores durante 532 días.
Hace año y medio, en mayo de 2013, llevó a cabo otra performance (Omar Jerez en el País de las Maravillas) en San Sebastián hace año y medio, cuando recorrió una parte de la geografía del crimen donostiarra, caracterizado como un superviviente de la explosión de una bomba, tiznado, con la ropa hecha jirones y con manchas de pintura roja simbolizando sangre y llevando en los brazos lo que parecía un cadáver envuelto en una manta térmica.

Jerez recorrió con su carga los escenarios donde ETA asesinó a tres personas: José Antonio Santamaría, asesinado mientras cenaba con unos amigos en la sociedad Gaztelupe la víspera de la tamborrada; José Manuel Olarte, cuando jugaba a las cartas en la Unión Artesana; el teniente de alcalde en el Ayuntamiento donostiarra, Gregorio Ordóñez, mientras comía en el bar La Cepa con unos colaboradores. Las sociedades gastronómicas y los bares de San Sebastián son lugares privilegiados para la ingesta, sofisticados templos del comer y beber, aunque, lástima, se muestren tan desoladoramente primarios en los asuntos y las reglas de la convivencia. En los bares de los Viejo donostiarra, nadie se ha preocupado de poner en un cartel una norma fundamental que regía en los saloons del far y wild west, tan lejos de la civilización: "no disparen sobre el pianista". En los bares donostiarras solo puede leerse: "Salda dago" (Hay caldo).
Omar Jerez va a hacer una puesta en escena discreta de su instalación en Murcia, con la proyección de un video en el que aparece una mujer simbolizando las condiciones a las que puede enfrentarse bajo la sharia en una república islámica: enterrada hasta el cuello, con una temperatura de 40º y la música apropiada para desasosegar a los espectadores. Experimenté algo parecido al visitar en Berlín el Museo Judío de Daniel Libeskind, en que el artista recreaba condiciones que producían el desconcierto espacial a quienes paseaban entre las columnas de hormigón que conformaban el bosque de los ausentes.
La propia semiclandestinidad elegida por el artista trata de denunciar la pasividad cómplice de Europa con el peor de los totalitarismos que, no sólo vive, sino que parece gozar de espléndida salud. Hace ya 26 años que Salman Rushdie publicó 'Versos satánicos', lo que llevó al ayatolah Jomeini a dictar una fatwa contra él condenándolo a muerte. Rushdie vivió diez años oculto, hasta que, muerto ya Jomeini, el Gobierno iraní acordó con el británico no buscar la muerte del escritor, por más que la fatwa sólo podría ser anulada por la autoridad que la lanzó, lo que es absolutamente imposible.
El 6 de mayo de 2002, el político Pim Fortuyn fue asesinado a tiros en un parking por sostener la idea de que el aumento de la subcultura islamista suponía un peligro para los valores democráticos de los Países Bajos. El 2 de noviembre de 2004, el cineasta Theo van Gogh, que había realizado con Ayaan Hirsi Ali un cortometraje, 'Sumisión' sobre la violencia contra las mujeres en las sociedades islámicas, fue asesinado por un islamista holandés de origen marroquí.
El film se había emitido en la televisión holandesa tres meses antes y provocó gran indignación entre los musulmanes, que lo tacharon de blasfemo. La película muestra a cuatro mujeres maltratadas y semidesnudas cuyos cuerpos han sido caligrafiados con textos denigrantes para la mujer, sacados del Corán.
El periódico danés Jyllands Posten publicó el 30 de septiembre de 2005 una docena de caricaturas satíricas del profeta Mahoma. Constituían la ilustración satírica de un artículo sobre la censura y la libertad de expresión, a partir de un hecho concreto: ningún artista se atreve a ilustrar los libros infantiles de Kåre Bluitgen sobre Mahoma salvo que se les garantice el anonimato. Para los islamistas está prohibido representar la figura de Mahoma, incluso de forma positiva.
 La protesta de los musulmanes daneses, se extendió por todos los países islamistas a lo largo del otoño e invierno, hasta la primavera de 2006. Se incendian sedes diplomáticas de Dinamarca en algunos países árabes. Medios de comunicación europeos publican las caricaturas como un acto a favor de la libertad de expresión y un grupo de intelectuales, entre los que figuraban Bernard Henry Lévy y Salman Rushdie firman un manifiesto a favor de la libertad de expresión en Charlie Hebdo, una publicación satírica que había publicado las caricaturas y añadido otras nuevas, lo que motivó el procesamiento de su director, que fue absuelto.
Occidente reculó. EEUU y el Reino Unido se pronuncian contra las caricaturas. Lo mismo hace el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero en un artículo firmado con el primer ministro turco Tayyip Erdogan.
No hay comparación posible entre el fundamentalismo musulmán y las sociedades abiertas de occidente. Las religiones cristianas han evolucionado en el tiempo, mientras el islamismo está parado hace diez siglos, en la época de las Cruzadas. En occidente, blasfemar es una falta de respeto (y un pecado para los creyentes) pero no lleva aparejada la pena de muerte. El ateísmo es una opción individual en sociedades que distinguen lo privado de lo público, al igual que en las preferencias sexuales.
 Sin embargo, sectores de la sociedad española, relacionados con la izquierda, son beligerantes con la Iglesia Católica, mientras jamás han elevado una denuncia pública y una protesta por una realidad ominosa a estas alturas del siglo XXI: que a los homosexuales se les ahorca públicamente, colgándolos de una grúa y a las adúlteras se las lapida como en la instalación de Omar Jerez.
Ésta es una actitud muy extendida, incluso entre colectivos homosexuales. El mes pasado asistí a un almuerzo en homenaje al artista Agustín Ibarrola y al escritor Vidal de Nicolás. En la mesa coincidí con un antiguo conocido con el que había militado hace casi cuarenta años en el Partido Comunista. Yo lo recordaba como un hombre inteligente, abierto y dialogante. Al decirme que militaba en Podemos, un partido populista con altas expectativas de voto, establecí polémica con él. Le dije que cómo podía dar por bueno que su secretario general hubiera dirigido un programa, 'Fort Apache' desde una televisión pública (Hispan TV) de Irán, país en el que homosexuales y adúlteras son ejecutados en la plaza pública. En la propia cadena de televisión, la mujer que lee las noticias iba cubierta con un hiyab. Me preguntó: "Ese programa, ¿para dónde se emitía, para Irán o para España?" "Para España, naturalmente", le respondí. Y replicó: "Entonces, ¿cuál es el problema?". Me quedé estupefacto. Aquel hombre no entendía que era un problema moral.

http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/elblogdesantiagogonzalez/2014/12/16/la-verguenza-de-occidente.html

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