Una Pelicula Casera Llena de Fantasmas
Tres minutos de imagenes tomadas en 1938 documentan vividamente un pueblo polaco donde, de 3000 judios, sobrevivieron menos de 100.
Fuente: The Wall Street Journal- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba
por Dara Horn
29/1/14
Que vale la pena salvar? Cualquiera que haya empacado las cosas de otro ha enfrentado esta pregunta. Para el escritor Glenn Kurtz, una parte del legado plastico de su familia fue una pelicula casera que su abuelo habia hecho durante una vacacion europea en 1938. Incluye tomas de Inglaterra y Francia—y luego, en tres minutos de pelicula color, el shtetl natal polaco de su abuelo, Nasielsk, donde el habia vivido antes de emigrar a los Estados Unidos de niño a fines de la decada de 1800. En las tomas, los niños se agolpan ante la camara; los adultos sonrien mientras los abuelos del Sr. Kurtz posan con los locales. Al cabo de cuatro años, casi todos en la pelicula habian sido asesinados. Armado con poco mas alla del nombre del pueblo (e inicialmente, ni siquiera eso), el Sr. Kurtz se propuso identificar a las personas en ella.
“Tres Minutos en Polonia” toma la forma conocida de una cronica familiar, con la curiosa diferencia que los personajes principales del Sr. Kurtz no estan relacionados con el. El Sr. Kurtz habia donado el rollo original de la pelicula al Museo Recordatorio del Holocausto de los Estados Unidos, el cual lo digitalizo para una base de datos online. En el año 2011, Marcy Rosen, una joven mujer recopilando un DVD familiar sobre su abuelo Morris Chandler, observo la pelicula—y reconocio a su abuelo como un niño de 13 años. Cuando los Sres. Kurtz y Chandler (nacido Moshe Tuchendler ) se conectaron, el Sr. Chandler pudo identificar a muchas personas en pantalla, y estos detalles llevaron al Sr. Kurtz a muchos otros sobrevivientes. Uniendo sus recuerdos en este libro cautivante, el Sr. Kurtz trata de reconstruir el Nasielsk judio, sabiendo que fracasara—no solo porque llega muy tarde sino porque el recuerdo es por naturaleza incompleto. "Yo estaba agudamente al tanto en cada momento", escribe,"que, pequeña como se habia vuelto la poblacion recordada del pueblo, yo podria solo hacerla mas pequeña."
Esa poblacion se acumula a medida que el Sr. Kurtz progresa de New York a Londres, a Nasielsk, a Tel Aviv. Entre muchos otros, nos enteramos sobre los Glodeks, quienes albergaban circos en su patio trasero; los Filar, ricos fabricantes de botones; Chamnusen Tzvighaft, el tallador de lapidas; Fishl Perelmuter, quien pinto los murales de la sinagoga; y las hermanas tenderas Kubel, conocidas por todos como "las chicas."
Esta era una comunidad definida por la religion. En la pelicula, las personas visten ropas piadosas, y en las entrevistas, los sobrevivientes identifican a los individuos en primer lugar por cuan observantes eran. El Sr. Kurtz no explora en la complejidad de estas creencias sino que en cambio se limita a la vision del ojo del niño de los pocos sobrevivientes todavia vivos. “Todo lo que quieres hacer no esta permitido,” dice el Sr. Chandler al Sr. Kurtz, sonando como el niño que era en la epoca. Recordando una disputa rabinica entre adultos que llego a los golpes, el se explaya: "Para estas personas, sabes, la religion era la vida y la muerte... Imagina, eso es todo por lo que tenian que preocuparse."
Setenta años atras este mes, las tropas alemanas reunieron a los judios del pueblo a punta de pistola en la plaza, cortando las barbas y pelo de la gente por entretenimiento. Luego ellos los hacinaron dentro de una sinagoga durante la noche, donde los hicieron arrancar los murales biblicos de Fishl Perelmuter con sus uñas. Despues, los judios fueron obligados a correr a traves de barro espeso mientras eran azotados; los alemanes luego desnudaron y "cachearon" a las mujeres jovenes (muchas fueron violadas dos dias antes) antes de cargar a todos en trenes sellados a sus asesinatos. Las lapidas de Tzvighaft fueron convertidas en una pista de aerodromo. La promovida banalidad del mal no desempeño ningun rol en la suerte de los judios de Nasielsk: Los detalles de su destruccion estan repletos de sadismo imaginativo.
Como señala el Sr. Kurtz, las historias de la supervivencia del Holocausto son estadisticamente insignificantes. De los mas de 3000 judios de Nasielsk antes de la guerra, sobrevivieron menos de 100; cuando uno excluye a los fugitivos que escaparon a la Union Sovietica, el numero esta debajo de 10. Los que sobrevivieron eran en su mayoria adolescentes. “Eramos niños felices, solo corriendo por ahi,” como lo dice el Sr. Chandler. “No teniamos idea de lo que estaba aguardandonos.” Los adultos eran menos ingenuos. Ellos no preveian su aniquilacion—quien pudo?—pero para la decada de 1930, Polonia habia promulgado boicots y cuotas antisemitas que pusieron a los judios en un collar de fuerza, pauperizandolos y demonizandolos. El Sr. Kurtz no discute este aislamiento pre-nazi, pero indicios de el surgen en la historia de como el Sr. Chandler sobrevivio a la guerra, haciendose pasar por un peon catolico itinerante. El niño casi se entrego a si mismo preguntando cuando caia Navidad ese año y hablando idish en su sueño.
El viaje de los abuelos del Sr. Kurtz al shtetl me recordo al preeminente poeta idish americano Jacob Glatstein. Ciudadano naturalizado que abandono Polonia en 1914, Glatstein retorno en 1934 para atender a su madre moribunda. Sus novelas magistrales ficcionalizando su viaje (disponible en Ingles como “Las Cronicas de Glatstein”) fueron publicadas en 1938 y 1940, mostrando a la vez un retrato caleidoscopico de la Polonia judia como una profecia de su amargo destino. En vez de presentar niños animados, como los que asedian la camara en la pelicula del abuelo del Sr. Kurtz, el narrador americano de Glatstein es acosado por adultos desesperados, todos llenando sus valijas con cartas rogando por dinero o—el sueño final—visas. Esto no era meramente pobreza, sino temor. En una de las conversaciones adultas tipicas de esta novela, un hombre dice al narrador: "Ellos quieren destruirnos, nada menos... Soy un polaco patriota. Y aun asi ellos me destruirian tambien. Ellos quieren exterminarnos pura y simplemente. Si, exterminarnos."
Poco de esto llega a traves de las imagenes que inspiraron el libro del Sr. Kurtz. Las peliculas caseras capturan tiempos felices, y los abuelos del autor estaban de vacaciones. El busca sus postales en busca de malestar. En cambio ellos escribieron, "Aqui estamos en Berlin, disfrutando un lindo vaso de cerveza." El Sr. Kurtz comenta con tristeza, “Habia querido que mis abuelos fueran profetas.”
Los momentos mas conmovedores del libro llegan cuando los sobrevivientes repentinamente reconocen a personas en la pelicula o en las fotos de personas de Nasielsk que acumula el Sr. Kurtz. “Mikhail habia sido un anciano enfermo", escribe el Sr. Kurtz de un israeli de 90 años de edad, cuya cara se encendio en una cierta imagen. "Instantaneamente el se volvio un niño excitado." El no habia visto la cara de su padre desde 1939. Pero este consuelo es angustiosamente limitado. En el año 2013, el Sr. Chandler confio al Sr. Kurtz: “Despues de todos estos años, nunca deje de extrañar a mi madre. Nunca. Nunca se aleja." No hay ninguna imagen de ella.
La novela mas reciente de la Srta. Horn es "Una Guia para los Perplejos."
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