viernes, 25 de diciembre de 2015

Vaiejí(Génesis 47:28-50:26)

Logrando el balance correcto

El libro de Bereshit culmina con las bendiciones eternas que Yaakov les dio a sus hijos. Cada hijo recibió una bendición especial que se enfocaba con exactitud en sus talentos y necesidades. Al final de las bendiciones, la Torá declara que Yaakov los volvió a bendecir. ¿En qué consistió esta nueva bendición?
Rashi explica que con esta bendición final, Yaakov incluyó a cada hijo en la bendición de los demás. Yehudá, por ejemplo, había tenido la exclusividad en la bendición de tener la fortaleza de un león; ahora, con esta bendición final, todos sus hermanos también recibieron este rasgo de fortaleza (1).
Sin embargo, la explicación de Rashi genera un nuevo problema: si al final todos los hermanos fueron bendecidos con lo que cada uno había recibido en su bendición personal, ¿para qué los bendijo individualmente en un inicio?
El Maharal responde que la bendición final de Yaakov no los igualó en todas las áreas, sino que cada uno era el más fuerte en el área en que había sido bendecido en un principio. Lo que logró la bendición final fue darles a todos los hermanos un aspecto de las bendiciones de los demás. Yehudá, por ejemplo, fue bendecido con un nivel de fortaleza mayor que el de sus hermanos; sin embargo, la bendición final le dio a cada uno de sus hermanos un cierto elemento del atributo de fortaleza (2).
¿Por qué cada hermano necesitaba tener al menos en algún aspecto todas las bendiciones? Rav Itzjak Berkovits explica que pese a que una persona puede especializarse en un área en particular, de todas formas debe tener simultáneamente algún tipo de inclinación hacia las otras áreas. Este concepto aplica en varias esferas, incluyendo el rol que desempeña una persona en su vida, los rasgos de personalidad y el estudio de Torá.
Con respecto al rol que desempeña una persona en su vida, por ejemplo, hay muchos roles que cada uno de nosotros debe desempeñar a lo largo de la vida: debemos ser padres, esposos, amigos, hijos, maestros, colegas, etc. Puede que una persona ponga más atención a algunas áreas en especial, como la crianza de los niños —que tiene una gran importancia—, pero su concentración en ellas no debe ser tal que lo lleve a desatender todo lo demás.
Pese a que es vital que una persona invierta tiempo en la crianza de sus hijos, si eso es todo lo que hace en el día entonces inevitablemente sus otros roles se verán afectados. Debemos saber cómo lograr un balance entre trabajar, pasar tiempo con la familia, estudiar Torá, hacer actos de bondad y cumplir con todas las otras cosas que debe hacer un judío observante. Una manera efectiva de saber si estamos poniendo un énfasis excesivo en un área en particular es observar las otras áreas y analizar si están siendo afectadas. Por ejemplo, si una persona pasa mucho tiempo con su familia y no tiene tiempo para estudiar Torá, entonces quiere decir que algo anda mal.
Esta necesidad de tener un balance es particularmente importante en la esfera de los rasgos personales. Por ejemplo, la mayoría de la gente tiene una tendencia natural a ser amable o a ser estricta, y tiende por lo tanto a enfocar la mayor parte de su tiempo y energía en ese rasgo. Por ejemplo, una persona amable por naturaleza tenderá a enfatizar el ayudar a otros por sobre trabajar en su autodisciplina. Es natural y correcto que una persona se enfoque en sus fortalezas; sin embargo, hay que tener en cuenta que gran parte de la recompensa viene de las áreas que no le son naturales.
Rav Yaakov Kamenetsky nota que nuestros patriarcas enfrentaron sus pruebas más difíciles en las áreas que eran opuestas a sus rasgos personales. Abraham, el dador ejemplar, enfrentó la increíble prueba de la Atadura de Itzjak (la Akedá), en la cual tuvo que superar su inmenso sentido de misericordia y estar preparado para matar a su hijo. Los desafíos más grandes de Yaakov le exigieron ser más astuto que los malvados mediante el uso de la herramienta de la falsedad, la antítesis de su rasgo de honestidad (3).
Y con respecto al estudio de Torá, es sumamente obvia la necesidad de desarrollar un balance en la vida. La Mishná en Pirkei Avot (Ética de nuestros padres) dice: "Si no hay Torá no puede haber dérej éretz (4), y si no hay dérej éretz no puede haber Torá” (5). El Rambam dice que ambos aspectos se complementan el uno al otro; no puede haber un enfoque excesivo en el estudio de Torá sin haber un énfasis en la mejora del carácter, y viceversa, uno no puede desarrollar efectivamente su carácter sin estudiar Torá.
Una vez le preguntaron a Rav Israel Salanter por qué alentaba a sus estudiantes a pasar tanto tiempo estudiando musar (que enfatiza el crecimiento personal), sacrificando en consecuencia un nivel más alto de grandeza en Torá. Para responderles, él les hizo una pregunta sobre las leyes de bendiciones: Si una persona tiene frente a él un ítem entero de comida (conocido como shalem) y un pedazo del mismo alimento que tiene mayor tamaño pero que no está entero (es decir, está en trozos, conocido como gadol) la pregunta es: ¿qué es más importante —y por tanto sobre qué alimento se debe bendecir—, entero o grande? Rav Israel Salanter les respondió que la ley es que uno debe bendecir sobre el ítem completo a pesar de ser más pequeño que el otro. De la misma forma, una persona que estudia Torá pero también trabaja en su personalidad (una persona “shalem”) está en un nivel más elevado que una persona que ha estudiado más pero que tiene un nivel menor de refinamiento (un “gadol”).
Hay muchas lecciones que podemos aprender de las bendiciones específicas que Yaakov le dio a cada uno de sus hijos. Pero el conjunto de ellas nos enseña que si bien una persona puede especializarse en un área particular, tiene la obligación de completarse y de buscar un balance en todas las áreas. Esta tarea es muy exigente, pero Yaakov bendijo a todo el pueblo judío con el potencial para lograrla. Les deseo que todos logremos alcanzar un verdadero balance en nuestras vidas.

(1) Vaiejí 49:21.
(2) Gur Arie 49:21, sk 22.
(3) Para ver más sobre el desafío de Itzjak, ver la Guemará en Shabat 89b. Ver también Mijtav MeEliahu, Tomo II, Parashat Lej Lejá pp. 162-3.

(4) Dérej Éretz puede significar muchas cosas. En esta instancia se refiere a tener rasgos personales refinados.

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