martes, 1 de febrero de 2011

UNA LEALTAD A LOS VALORES MORALES

Jan. 26, 2011
Por Gideon Saar

Extractado del discurso que el Mnistro de Educación Gideon Saar dio en la Ceremonia Recordatoria del Día Internacional Internacional del Holocausto en la UNESCO en París el miércoles.

El jueves nosotros conmemoramos el Día Internacional de Recordación del Holocausto. La Resolución General de la UNESCO 61, adoptada en noviembre de 2007, afirma que el Holocausto "será siempre una advertencia para todas las personas acerca de los peligros del odio, la intolerancia, el racismo y los prejuicios."
La lección moral e histórica que la raza humana tiene que aprender del Holocausto debe estar basada en una comprensión del colapso moral total que tuvo lugar en Europa durante esos años terribles.
El régimen nazi fue gobernado por la locura.
"Nos enfrentamos con la pregunta ...," dijo el jefe de las SS Heinrich Himmler a sus hombres en octubre de 1943, "... de qué pasa con las mujeres y los niños? Yo no consideraba justificado exterminar a los hombres ... ... y permitir que los vengadores contra nuestros hijos y nietos crezcan en la forma de sus hijos. La difícil decisión tenía que ser tomada para hacer desaparecer a esta gente de la tierra."
Pero, el gobierno nazi no habría podido ejecutar su plan sin la cooperación profunda y generalizada en todo el continente - tanto por parte de las naciones como por parte de las élites. Muchos cooperaron, y muchos hicieron la vista gorda. Al mismo tiempo, las puertas de los países del mundo se cerraron de golpe para aquellos que buscaban escapar de Europa y encontrar asilo en cualquier otro destino posible.
Hitler marchó hacia adelante, etapa tras etapa, en su campaña de odio contra los judios. Discriminandolos, forzándolos a salirse de la sociedad, llevandolos como ganado en territorios definidos y finalmente - aniquilandolos. El constantemente buscaba más y más extremos de viabilidad para llevar a cabo sus planes satánicos.
Pero en ningún momento encontró alguna barrera, obstáculo o resistencia reales.
La facilidad con que todo fue ejecutado es alucinante. Los funcionarios públicos, figuras religiosas e intelectuales, científicos y académicos, el cuerpo entero de la civilización europea - dio la espalda a sus valores y al más fundamental código humano.
En su monumental libro Los años del exterminio, el Prof. Saul Friedlander describe un incidente en el que unos pocos judíos ancianos (nueve de ellos, según testigos) regresaron de la masacre de Babi Yar, en Ucrania y se sentaron fuera de su antigua sinagoga.
Nadie se atrevió a acercarse a ellos para ofrecerles comida o bebida. El castigo por ello podía ser la ejecución inmediata. Uno por uno los judíos murieron de hambre, hasta que sólo quedaron dos.
Un transeúnte sugirió que un centinela alemán disparara a los dos hombres en vez de dejarlos morir de hambre. Él lo pensó por un momento, y luego lo hizo.
Nosotros somos miembros de un pueblo antiguo y orgulloso, que a lo largo de la historia ha contribuido con activos espirituales, culturales y científicos para la humanidad en general, y para Europa en particular. Después de 2000 años de ser perseguidos y asesinados, ahora tenemos el privilegio de vivir en un estado judío soberano.
Nosotros juramos: Nunca más. La defensa de este voto dicta que nosotros nunca renunciaremos a nuestro derecho y deber de defender a nuestro pueblo a través de nuestro propio poder.
La obligación general de evitar la repetición de la tragedia, de la talla de la cual no se conoce a lo largo de la historia humana, exige que todos recordamos lo que ocurrió en suelo europeo en esos tiempos.
El progreso, la tecnología y la ciencia no frenaron la atrocidad. En cierto punto, es todo lo contrario. Ellos hicieron posible que la maquinaria asesina nazi cometiera asesinato en masa de magnitud inconcebible.
La ciencia puede servir ya sea a fines buenos o malos.
Sólo la lealtad a los valores morales puede garantizar la prevención de atrocidades, y garantizar un mejor futuro para la raza humana. Tal fidelidad exige la disposición a ponerse de pie ante el mal, hacerle frente y a veces pagar un precio también.
ESTE TIPO de lealtad sólo puede ser asegurada a través de la educación. Estoy convencido que cuanto más continuemos estudiando y enseñando acerca de lo ocurrido durante aquellos los más oscuros de los días - como está sucediendo en más y más países- mejor podremos repeler el entumecimiento moral, que es siempre lo que permite que las atrocidades por mano del hombre tengan lugar.
Me gustaría concluir con un mandamiento del Deuteronomio (25: 17-19): "Recuerdas cómo te trató Amalec cuando estabas en tu camino fuera de Egipto? Él te encontró en tu camino y, después que tu habías pasado por el, el cayó sobre tí desde la retaguardia y cortó a los rezagados; cuando tu estabas débil y cansado... No lo olvides."
Cumplamos con este mandato.
Fuente: The Jerusalem Post- Este artículo fue traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba

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