martes, 11 de octubre de 2011

Otra ridiculez de la UNESCO Nuevamente, desvirtuando sus objetivos y exhibiendo, como lo ha hecho históricamente, una postura marcadamente pro-árabe

Otra ridiculez de la UNESCO

Nuevamente, desvirtuando sus objetivos y exhibiendo, como lo ha hecho históricamente, una postura marcadamente pro-árabe y antiisraelí, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ha sometido a votación de sus 193 países miembros, la admisión de un Estado palestino.

La UNESCO, un ente especializado, apéndice de las Naciones Unidas, con sede en París, es un organismo que fue fundado el 16 de noviembre de 1945 con la finalidad de contribuir a la paz y la seguridad en el mundo mediante la educación, la ciencia, la cultura y las comunicaciones. De acuerdo a sus postulados, se dedica a orientar a los pueblos en una gestión más eficaz de su propio desarrollo a través de los recursos naturales y los valores culturales, con la finalidad de obtener el mayor provecho posible de la modernización, sin perjuicio que por ello, se pierdan la identidad y la diversidad cultural. Las actividades culturales buscan la salvaguarda del patrimonio cultural mediante el estímulo de la creación y preservación de las entidades culturales y tradiciones orales, así como a la promoción de los libros y la lectura.
En el año 2009 la UNESCO conjuntamente con la Autoridad Palestina, la OLP y la Liga Árabe, tuvieron la iniciativa absurda de propiciar y reconocer a Jerusalén como “la capital de la cultura árabe para el año 2009″. La ciudad de Jerusalén fue la Capital del Rey David hace 3000 años y, desde entonces, se la menciona en evocaciones, plegarias y poemas, por lo que ocupa un sitio de privilegio en el corazón y alma hebreos. Prueba de ello, es que en Israel, se está pergeñando un proyecto para declararla capital del Pueblo Judío, hecho que no guarda relación geográfica, ya que alude a connotaciones espirituales. En cambio, es proverbial la desconexión de los árabes con Jerusalén, que lleva inclusive a los musulmanes que viven en Israel a rezar dándole la espalda. Otro ominoso antecedente registra que la UNESCO también convalidó la infame Resolución 3379 de la Asamblea General de Las Naciones Unidas aprobada el 10 de noviembre de 1975 que equiparó al sionismo con el racismo en general y con el apartheid sudafricano en particular. La resolución, sólo puede entenderse en el contexto de la integración de bloques de la Guerra Fría, constituidos por países árabes, socialistas y no alineados votando juntos, para conformar de esa manera una mayoría automática -que sigue vigente hasta hoy- que condenó sistemáticamente a Israel en numerosas ocasiones.
En una demostración que la UNESCO busca, denodadamente, construir puentes con el Islam, había sido nominado para ser su Secretario General el que fuera ministro de Cultura de Egipto Farouk Hosny, quien permitía y alentaba en la televisión egipcia programas de contenido antiisraelíes y antijudíos y juró en mayo de 2008 ante su Parlamento, en una evocación de la célebre Biblioteca de Alejandría, quemar los libros israelíes que pudiera encontrar en las librerías de Egipto. Finalmente, fue designada en el cargo en septiembre de 2009, la búlgara, Irina Bokova, quien en un viaje posterior que hizo a Israel destacó la "excelente cooperación" de su organización con el Estado judío en una variedad de campos, incluyendo la educación, la cultura, la ciencia y las comunicaciones. En su visita a Jerusalén declaró que había sido "decepcionada" por el proceso mediante el cual la Junta Ejecutiva de la UNESCO en octubre pasado, aprobó cinco resoluciones hostiles a Israel.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura ha sido fuertemente criticada a lo largo de su historia. Los críticos la acusan de tomar posiciones contrarias a la libertad de prensa y de mercados, en particular por la iniciativa NOMIC que reconocía el derecho de los estados a censurar la prensa. En 1984 los Estados Unidos abandonaron la organización en protesta, para volver a integrarla tras 19 años de ausencia, el 1 de octubre del 2003.
Ocho años después, la desfachatez del cuestionado organismo internacional, fue apercibida por la Secretario de Estado de EE.UU. Hillary Clinton, quien en una conversación con que mantuvo el miércoles 5 de octubre con periodistas en la República Dominicana -donde viajó en visita oficial- dijo que encontró "inexplicable" que la UNESCO examine una votación por Palestina aún antes de que esa cuestión sea tratada por el Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas. "Yo pido al órgano rector de la UNESCO que piense otra vez antes de proceder con la votación debido a que la decisión sobre el Estado debe hacerse en las Naciones Unidas y no en grupos auxiliares dependientes de las Naciones Unidas".
Apuntando al lugar más sensible, Clinton pidió al organismo que "recapacite" sobre los planes para votar en la pertenencia como Estado a Palestina, señalando que tal movimiento podría provocar que los Estados Unidos cortaran los fondos para la organización. Señaló que Estados Unidos, que paga el 22 por ciento de las cuotas de la UNESCO, podría ser obligado por ley a cortar fondos a la Agencia, si fuera a aceptar a los palestinos como miembro. En un tiro por elevación a Abbas que se rehúsa a mantener conversaciones de paz propiciadas por el Cuarteto- que Israel ya aceptó- agregó: "Lamentablemente hay quienes, en su entusiasmo para reconocer las aspiraciones del pueblo palestino, están saltando sobre el paso más importante que es la determinación de cómo será el Estado, cuáles serán sus fronteras, cómo abordarán la miríada de problemas que los Estados deben enfrentar". "Es todavía nuestra esperanza y nuestra recomendación fuerte que tratemos esto en el foro adecuado, que es la mesa de negociaciones".
No obstante, ratificando su tendencia a favor de los árabes y contrariando descaradamente su objetivo fundacional, 40 representantes de la Junta de la UNESCO integrada por 58 miembros, votaron a favor de someter el tema de un extemporáneo Estado palestino a votación, con los votos de Estados Unidos, Alemania, Rumania y Letonia en contra y 14 abstenciones.



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Rubén Kaplan
http://www.rkpress.com

Nuevamente, desvirtuando sus objetivos y exhibiendo, como lo ha hecho históricamente, una postura marcadamente pro-árabe y antiisraelí, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ha sometido a votación de sus 193 países miembros, la admisión de un Estado palestino.

La UNESCO, un ente especializado, apéndice de las Naciones Unidas, con sede en París, es un organismo que fue fundado el 16 de noviembre de 1945 con la finalidad de contribuir a la paz y la seguridad en el mundo mediante la educación, la ciencia, la cultura y las comunicaciones. De acuerdo a sus postulados, se dedica a orientar a los pueblos en una gestión más eficaz de su propio desarrollo a través de los recursos naturales y los valores culturales, con la finalidad de obtener el mayor provecho posible de la modernización, sin perjuicio que por ello, se pierdan la identidad y la diversidad cultural. Las actividades culturales buscan la salvaguarda del patrimonio cultural mediante el estímulo de la creación y preservación de las entidades culturales y tradiciones orales, así como a la promoción de los libros y la lectura.
En el año 2009 la UNESCO conjuntamente con la Autoridad Palestina, la OLP y la Liga Árabe, tuvieron la iniciativa absurda de propiciar y reconocer a Jerusalén como “la capital de la cultura árabe para el año 2009″. La ciudad de Jerusalén fue la Capital del Rey David hace 3000 años y, desde entonces, se la menciona en evocaciones, plegarias y poemas, por lo que ocupa un sitio de privilegio en el corazón y alma hebreos. Prueba de ello, es que en Israel, se está pergeñando un proyecto para declararla capital del Pueblo Judío, hecho que no guarda relación geográfica, ya que alude a connotaciones espirituales. En cambio, es proverbial la desconexión de los árabes con Jerusalén, que lleva inclusive a los musulmanes que viven en Israel a rezar dándole la espalda. Otro ominoso antecedente registra que la UNESCO también convalidó la infame Resolución 3379 de la Asamblea General de Las Naciones Unidas aprobada el 10 de noviembre de 1975 que equiparó al sionismo con el racismo en general y con el apartheid sudafricano en particular. La resolución, sólo puede entenderse en el contexto de la integración de bloques de la Guerra Fría, constituidos por países árabes, socialistas y no alineados votando juntos, para conformar de esa manera una mayoría automática -que sigue vigente hasta hoy- que condenó sistemáticamente a Israel en numerosas ocasiones.
En una demostración que la UNESCO busca, denodadamente, construir puentes con el Islam, había sido nominado para ser su Secretario General el que fuera ministro de Cultura de Egipto Farouk Hosny, quien permitía y alentaba en la televisión egipcia programas de contenido antiisraelíes y antijudíos y juró en mayo de 2008 ante su Parlamento, en una evocación de la célebre Biblioteca de Alejandría, quemar los libros israelíes que pudiera encontrar en las librerías de Egipto. Finalmente, fue designada en el cargo en septiembre de 2009, la búlgara, Irina Bokova, quien en un viaje posterior que hizo a Israel destacó la "excelente cooperación" de su organización con el Estado judío en una variedad de campos, incluyendo la educación, la cultura, la ciencia y las comunicaciones. En su visita a Jerusalén declaró que había sido "decepcionada" por el proceso mediante el cual la Junta Ejecutiva de la UNESCO en octubre pasado, aprobó cinco resoluciones hostiles a Israel.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura ha sido fuertemente criticada a lo largo de su historia. Los críticos la acusan de tomar posiciones contrarias a la libertad de prensa y de mercados, en particular por la iniciativa NOMIC que reconocía el derecho de los estados a censurar la prensa. En 1984 los Estados Unidos abandonaron la organización en protesta, para volver a integrarla tras 19 años de ausencia, el 1 de octubre del 2003.
Ocho años después, la desfachatez del cuestionado organismo internacional, fue apercibida por la Secretario de Estado de EE.UU. Hillary Clinton, quien en una conversación con que mantuvo el miércoles 5 de octubre con periodistas en la República Dominicana -donde viajó en visita oficial- dijo que encontró "inexplicable" que la UNESCO examine una votación por Palestina aún antes de que esa cuestión sea tratada por el Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas. "Yo pido al órgano rector de la UNESCO que piense otra vez antes de proceder con la votación debido a que la decisión sobre el Estado debe hacerse en las Naciones Unidas y no en grupos auxiliares dependientes de las Naciones Unidas".
Apuntando al lugar más sensible, Clinton pidió al organismo que "recapacite" sobre los planes para votar en la pertenencia como Estado a Palestina, señalando que tal movimiento podría provocar que los Estados Unidos cortaran los fondos para la organización. Señaló que Estados Unidos, que paga el 22 por ciento de las cuotas de la UNESCO, podría ser obligado por ley a cortar fondos a la Agencia, si fuera a aceptar a los palestinos como miembro. En un tiro por elevación a Abbas que se rehúsa a mantener conversaciones de paz propiciadas por el Cuarteto- que Israel ya aceptó- agregó: "Lamentablemente hay quienes, en su entusiasmo para reconocer las aspiraciones del pueblo palestino, están saltando sobre el paso más importante que es la determinación de cómo será el Estado, cuáles serán sus fronteras, cómo abordarán la miríada de problemas que los Estados deben enfrentar". "Es todavía nuestra esperanza y nuestra recomendación fuerte que tratemos esto en el foro adecuado, que es la mesa de negociaciones".
No obstante, ratificando su tendencia a favor de los árabes y contrariando descaradamente su objetivo fundacional, 40 representantes de la Junta de la UNESCO integrada por 58 miembros, votaron a favor de someter el tema de un extemporáneo Estado palestino a votación, con los votos de Estados Unidos, Alemania, Rumania y Letonia en contra y 14 abstenciones.



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Rubén Kaplan
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