jueves, 17 de noviembre de 2011

Los hallazgos de la AIEA


Los hallazgos de la AIEA
de Cidipal, el Lunes, 14 de noviembre de 2011 a las 16:10

Dore Gold

El dramático informe, de la Agencia Internacional de Energía Atómica de la ONU, llega después de años en los que se abstuvo de decir, con claridad, que Irán intentaba desarrollar armas nucleares. Desde 2002, cuando el programa nuclear iraní fue revelado, por primera vez, ante el público, crecieron las sospechas que los objetivos nucleares de Irán eran militares aunque nadie logró suministrar evidencia clara.

Muchos investigadores preguntaban ¿por qué Irán, con enormes depósitos de petróleo y gas en su territorio, debe invertir en el programa de producción de electricidad de plantas nucleares? También inquirían ¿por qué Irán debía construir, para sí, una estructura enorme para el enriquecimiento de uranio para plantas nucleares totalmente inexistentes? Después de todo, Rusia ya le había garantizado el suministro de uranio enriquecido para la planta de Bushehr, única destinada a la producción de electricidad. Más aún, muchos países con plantas nucleares de producción de electricidad como, por ejemplo, Finlandia, Corea del Sur, España y Suecia, importan uranio enriquecido. Entonces, ¿por qué Irán construyó, para sí, una estructura de enriquecimiento de uranio que cuesta semejante fortuna? Además, las cantidades de uranio, en las plantas de Irán, no alcanzarán para la producción de combustible nuclear que de respuesta a toda la demanda de electricidad del país y, de todos modos, se verá obligado, en el futuro, a importar uranio. En última instancia, la pregunta central que queda es ¿por qué Irán mantuvo esa industria en secreto si estaba destinada solo a objetivos civiles?

Mientras, desde 2006, Francia acusa a Irán del desarrollo de su programa nuclear, el Canciller ruso, Sergei Lavrov, exigió persistentemente a sus pares del Consejo de Seguridad de la ONU, la exhibición de pruebas. Al mismo tiempo, Rusia y China siempre lo defendieron en el Consejo de Seguridad e intentaron debilitar las seis decisiones que se tomaron en su contra.

Queda claro que, desde 2004, Estados Unidos descubrió la prueba de la existencia de un costado militar en el programa nuclear iraní. El ex embajador norteamericano ante la ONU, John Bolton describe, en sus memorias, cómo el Secretario de Estado norteamericano Collin Powell, decidió revelar nueva información norteamericana de inteligencia sobre los esfuerzos iraníes por aplicar una ojiva nuclear a los misiles. Pero, en esos mismos años, la confiabilidad y la capacidad de Estados Unidos de convencer al mundo que, Irán, trabajaba por lograr armas nucleares, se vieron duramente dañadas a partir de la violación de argumentos, por parte del gobierno de Bush que, Irak, tenía en su poder armas de eliminación masiva cuando los inspectores no encontraron nada tras la invasión de ese país y el derrocamiento de Sadam Hussein.

La importancia de los informes de la AIEA creció, entre otros motivos, dada la deficiente reputación de Estados Unidos tras la guerra contra Irak. En el caso de Irak, la AIEA sostuvo, hasta el 2003, que Sadam Hussein no tenía armas de destrucción masiva. Si la AIEA, que era "paloma" en el caso de Irak, hubiera realizado una evaluación "halcón" con respecto a Irán, quizás hubiera cabido la posibilidad que el mundo oiga.

Un punto crítico de inflexión en la tendencia de la AIEA hacia Irán tuvo lugar en febrero de 2008, cuando su vice-Director, Olli Heinonen, realizó una orientación secreta para los representantes de más de 100 países. En el encuentro, tal como fue descripto por David Singer ( The New York Times) Heinonen exhibió documentos iraníes originales y destacó que llegaron desde algunos países miembros de la AIEA y no solo de Estados Unidos. Dier Spiegel informó (junio, 2010) que el material llegó por una acción conjunta de los servicios secretos de Estados Unidos y Alemania. Cuando la AIEA, también organismo de la ONU, confirmó la veracidad de los documentos, muchos países estuvieron dispuestos a aceptarlos. David Singer estimó que Heinonen esperaba que la orientación secreta fuera filtrada. Y así, al final, ocurrió. Los documentos iraníes detallaban el modo en el que se debe planificar una ojiva para un misil Shahab 3, en uso del ejército iraní desde 2003. Pero en los documentos iraníes no había referencia clara al armamento nuclear. Los documentos demuestran el circuito de vuelo del misil y el hecho que, la ojiva que porta, debe estallar a una altura de 600 metros por sobre la tierra En opinión de los expertos de la AIEA, una explosión convencional a una altura de ese tipo no tiene ninguna influencia en el terreno por debajo pero, una altura de 600 metros, es ideal para una explosión nuclear sobre una ciudad. Se trata de hecho de la altura en la que fue activada la bomba nuclear sobre Hiroshima en 1945. Heinonen no dijo que los iraníes producen armas nucleares pero dejó a su público, en Viena, con muchas preguntas que no fueron hechas antes.

Hasta mayo 2011, los informes de la AIEA con respecto a Irán, se volvieron mucho más definidos que la orientación de Heinonen. La Agencia presentó sus sospechas sobre la "posible existencia" de siete áreas de investigación militar en el programa nuclear siendo, el más preocupante, la "quita de la carga explosiva convencional de la ojiva del misil Shahab 3 y su reemplazo por una carga nuclear redonda". La Agencia no estuvo dispuesta a decir que llegó a alguna conclusión y solicitó "aclaraciones" a sus sospechas.

En la actualidad, la AIEA no solo exhibe sospechas. A la luz de la información a su disposición, vinculada al programa nuclear iraní sobre el desarrollo de ojivas nucleares y explosivas, cuenta ahora con pruebas demostrativas que Irán está firme en el desarrollo de armas nucleares.

En vísperas de finales del año 2007 había dudas en parte de los miembros de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos. Entonces, fue publicado el resumen de la evaluación de la Inteligencia Nacional Norteamericana (NIE), determinando, en forma tajante, que los iraníes ya habían interrumpido ( en 2003) la etapa crítica de su programa nuclear, en el que clasifican su capacidad de operativa (Weaponization).

A pesar de ser ahora claro como el agua que la mirada de la conducción iraní se enfoca al alcance de armas nucleares, es temprano para suponer que los países de Occidente adoptarán medidas lo suficientemente efectivas para frenar a Teherán en su recta final.

Fuente: Jerusalem Center for Public Affairs

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