miércoles, 16 de julio de 2014

Palabra de Estrasburgo


La ley por encima de Dios: damos vueltas a los siglos y necesitamos volver a la Ilustración francesa 
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Buenas noticias en tan delicado asunto. El tribunal de Estrasburgo ha avalado la prohibición francesa del uso del burka en espacios públicos, y lo ha hecho con sólidos argumentos. Sigue, así, la estela de la Corte Suprema de Canadá, que hizo lo propio en el 2011. La noticia es relevante tanto por el impacto que representa en los países donde se plantea como por el mensaje que se envía. Y como en España esta es una cuestión cada día más acuciante, dado el crecimiento exponencial del radicalismo islamista, y como los tribunales están atados de pies y manos porque carecen de legislación que aplicar, la sentencia de Estrasburgo es de notable ayuda. Recordemos que el intento de algunos ayuntamientos catalanes, con Barcelona a la cabeza, de regular el velo integral chocó con el vacío legal y la posterior negativa de la Corte Suprema. Por esas épocas de gobierno socialista, el PP montó una campaña ruidosa y altisonante al ministro Caamaño, con doña Alicia en ristre en el Senado, exigiendo la prohibición. Desde que gobiernan, nunca más hemos oído hablar del tema, ni tan sólo a su vocero mayor de Badalona, ínclito maese Albiol. Es decir, el burka sirvió en aquel momento para unos cuantos titulares de prensa y algún voto despistado. Ahora, en cambio, tienen demasiado trabajo con la cruzada católica de Gallardón como para dedicarse a estas menudencias. 

Sin embargo, ¡cuán importante es la sentencia de Estrasburgo! 

Primero, porque envía un mensaje inequívoco, especialmente dirigido a aquellos que usan el nombre de Dios para intentar imponer leyes despóticas y esclavistas: la ley está por encima del dogma religioso. Es decir, damos vueltas a los siglos y necesitamos volver a la Ilustración francesa. Ergo, Estrasburgo le acaba de decir al islamismo radical, empeñado en hacer leyes paralelas a las democráticas, en el propio seno de la democracia, que ni todo vale ni todo lo justifica la religión. Si tenemos en cuenta, además, que el tema de la mujer es el eje central de este reto totalitario, porque sabe que los derechos de la mujer están en el corazón central de los derechos civiles, la decisión es aún más rotunda. Es cierto que la resolución habla de "seguridad" y no de mujer, pero a estas alturas del problema se acepta pulpo como animal de compañía. 

Y, si es importante el mensaje enviado, también lo es el camino marcado. Hasta ahora todos los gobiernos se muestran desconcertados, dubitativos y ambiguos en esta cuestión, y el fenómeno va avanzando sutilmente, cual bomba de tiempo. Después de la sentencia de Estrasburgo ya no habrá excusas para las decisiones timoratas, porque están claros los argumentos legales y su necesidad. De manera que el PP podría ponerse las pilas, después de tanto histrionismo. Claro que entiendo el problema: ¿cómo luchar contra un integrismo islámico si están en plena orgía de integrismo católico? 

Pilar Rahola
La vanguardia. Barcelona. 
04/07/2014 

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