domingo, 14 de septiembre de 2014

Carta de la familia de Daniel Treguerman al Secretario General de Naciones Unidas


Sr. Ban Ki-moon, no hay peor sordo que el no quiere oírSr. Ban Ki-moon, no hay peor sordo que el no quiere oír
3 de Septiembre, 2014
Al Señor Secretario General de Naciones Unidas
Sr. Ban Ki-moon
Estimado Señor,
Mi nombre es Gila, soy ciudadana israelí, y residente en el Kibutz Nahal Oz, cerca de la frontera con Gaza.
Hace una semana, perdimos a nuestro hijo mayor, Daniel de 4 años y medio,  asesinado por una bomba mortero, lanzada desde Gaza contra Israel, de manera deliberada.
Me dirijo a usted, luego de su anuncio al Primer Ministro Benjamin Netanyahu, acerca de la designación de una Comisión de investigación internacional para investigar “el crimen de Israel” durante el reciente conflicto en Gaza.
Acerca de nosotros: Doron y yo nos casamos hace cinco años, y tenemos tres maravillosos hijos: Daniel, 4 años y medio, Yoval de 3 años y medio, y Uri de 4 meses. Éramos una familia feliz. Vivíamos en el Kibutz Nahal Oz, cerca de Gaza, y constantemente nos debatíamos acerca de abandonar (o no) Nahal Oz, y mudarnos a otra localidad, más tranquila, más segura, lejos de los misiles lanzados desde Gaza y lejos de las alarmas.
Luego, llegó la amenaza de los túneles terroristas,  que los miembros de Hamas cavaron – para dañarnos-  desde Gaza hacia Israel, debajo de nuestros hogares. A la noche escuchamos ruidos y voces, de excavaciones debajo nuestro. Por tal motivo, durante los últimos seis meses, nuestros niños dormían con la ventana cerrada y trabada. Teníamos miedo que los secuestraran.
¿Puede imaginar nuestra vida, Sr. Secretario General? ¿Cómo se vive en constante temor de bombas mortero y de terroristas que salen de los túneles?
Finalmente, el viernes pasado, Daniel fue asesinado. Todas las precauciones que habíamos tomado fallaron. Daniel, de 4 años y medio, fue asesinado en nuestra casa, mientras jugaba con Yoval en una carpa construida adentro, y no afuera, porque era peligroso. Fue asesinado por una bomba mortero que fue lanzada, por terroristas, desde Gaza. Murió  en nuestros brazos. Daniel murió frente a su pequeña hermana y su mejor amiga, Yoval, de 3 años y medio; murió frente a Uri, de tan sólo 4 meses, y frente a nuestros ojos, su madre y su padre.
Fallamos. No pudimos proteger a nuestro bello y talentoso niño. Daniel fue asesinado por una bomba mortero que fue lanzada por miembros de Hamas desde una escuela primaria para varones en la Ciudad de Gaza. No se trató de una bomba perdida. No fue una muerte accidental. Desde esa escuela, los terroristas atacaron, de modo deliberado,  al kibutz, para asesinar civiles – niños, mujeres, personas mayores. Esta vez, también, lograron su objetivo. Daniel fue asesinado casi de inmediato. El padre de Daniel, Doron, lo cubrió con una manta, mientras lloraba amargamente, y escapamos de nuestro hogar con los dos niños pequeños, dejando a nuestro bello hijo, a fin de protegerlos de los bombardeos que continuaron explotando alrededor de nuestra casa. Yoval, la hermana de Daniel, vio esta escena terrorífica, y comprendió que algo terrible había ocurrido. Resulta insoportable ver a esa pequeña niña mirando a la pared, en un silencio abrumador, con lágrimas en sus ojos.
Esta semana, durante la “Shiva” (ritual judío de duelo) en la casa de los padres de Doron, nos enteramos de su decisión de designar un Comité de investigación internacional para investigar el “crimen de Israel” en la reciente lucha en Gaza. Usted  se lo informó  al Primer Ministro Benjamin Netanyahu, media hora después que nuestro hijo Daniel fuera asesinado, quizá mientras yacía muerto en nuestro living, cubierto por una manta.
El Comité de Investigación examinará los “crímenes de Israel” durante el conflicto. Al Comité de Investigación no se le pidió investigar cómo los terroristas disparan desde edificios y escuelas de Naciones Unidas.
Al Comité no se le solicitó investigar cómo crece y se mantiene a lo largo del tiempo la infraestructura terrorista, en edificios de Naciones Unidas y en hospitales en Gaza, o cómo desde esos lugares, los terroristas actúan contra personas inocentes.
No investigará cómo Hamas está abusando del pueblo palestino, y cómo sus miembros imponen, a los residentes de Gaza, incluso a los niños, cavar túneles que tienen como único objetivo el terrorismo contra Israel.
No investigará cómo, luego de estas excavaciones llevadas a cabo bajo condiciones de coerción y cercanas a la esclavitud, los miembros de Hamas asesinaron a los excavadores, incluso a los niños, solo para garantizar que no podrán pasar información a Israel.
¿Por qué se mantiene callado? ¿Acaso su silencio indica consentimiento hacia el abuso del pueblo palestino y el pueblo israelí?

Las respuestas a estos interrogantes quedarán sin conocerse.
Y quisiera preguntarle, Señor:
¿Acaso usted y las Naciones Unidas no ven los lazos que constituyen la escena del terrorismo global?
Las unidades terroristas, totalmente equipadas y llenas de odio, que nos atacaron en nuestros hogares, son las mismas  que secuestraron a 43 observadores de Naciones Unidas en Siria; son las mismas unidades que decapitaron a personas inocentes en Siria e Irak; esas unidades estrellaron aviones contra edificios llenos de gente, en el 2001, en Nueva York; esas unidades amenazan la esencia de la vida democrática, y la vida misma, en Europa, en los Estados Unidos y en cualquier otro lugar del planeta.
Permítame contarle algo más acerca de la historia de nuestras vidas aquí, en la frontera con Gaza. Los padres de mi esposo, Doron, también viven cerca del vallado fronterizo, y hace 3 años y medio, un cohete Qassam explotó y destruyó su casa.
Hasta hace pocos años,  mantenían buenas relaciones con los residentes de Gaza. Contrataban a trabajadores desde Gaza para trabajar en sus campos y Paulina, la abuela de Daniel, los llevaba de regreso a casa – a Rafah-  cada noche, después del trabajo. Solían invitarse a las bodas y otras celebraciones y, a menudo, viajaban a Rafah o Gaza para disfrutar de la vida en algunos cafés de allí.
Todo eso terminó cuando Hamas tomó el poder, y ordenó a los civiles que trabajaban en Israel, que asesinaran a sus empleadores israelíes; de otro modo, Hamas dañaría a sus familias. Los abuelos de Daniel solían decirnos eso, esperando y deseando que la buena cercanía se reanude. Incluso buscaban la forma de mantener contacto con sus amigos de Gaza durante el bombardeo.
Como los padres de Doron y sus vecinos de Gaza, queremos vivir en buena vecindad, en paz y seguridad. Abrigamos la esperanza de que nuestros vecinos, el pueblo de Gaza, puedan vivir pacíficamente en sus hogares y construir y desarrollar su bello país. Creemos que la gran mayoría de la personas en este planeta no desean ver escenas de sangre, lágrimas y fuego del movimiento radical islámico, sino vivir pacíficamente, disfrutar de la risa de los niños, y aspirar por un mañana mejor.
No buscamos a las personas responsables de la muerte de nuestro Daniel.
Simplemente queremos su respuesta y su voz en contra de este crimen, y el crimen que Hamas cometió contra su propio pueblo.
Gila y Doron Tregerman
Padres de Daniel (QEPD – Z’’L), Yoval y Ori
Nahal Oz, Israel


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