martes, 7 de octubre de 2014

¿Por qué la sede principal de la ONU está en Nueva York?


La sede de las Naciones Unidas, en Nueva York (EE.UU.)La sede de las Naciones Unidas, en Nueva York (EE.UU.)
La Cumbre del Clima ha comenzado, así como los debates en la 69ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Estos días se discutirá sobre las emisiones contaminantes de carbono, pero también sobre la coalición internacional contra los yihadistas del Estado Islámico. Desde Barack Obama, hasta Felipe VI y el presidente de México, Enrique Peña Nieto, los principales líderes mundiales están reunidos en la isla de Manhattan, Nueva York, donde las Naciones Unidas establecieron su sede en 1945.
Pese a que la conferencia fundacional de las Naciones Unidas fue en San Francisco en abril del año 45, finalmente sería Londres el lugar elegido donde se eligió a la gran manzana para albergar la sede de la ONU. No hubo unanimidad con esta propuesta. Algunos de los aliados de Washington en la Segunda Guerra Mundial preferían una sede europea: Francia, Reino Unido, Países Bajos y Canadá. En el viejo continente la principal candidata era Ginebra, como capital de la neutral Suiza. Pero se rechazó esta opción: huyeron de cualquier semejanza con respecto a la fracasada Sociedad de las Naciones, cuya sede fue esta ciudad helvética.
Finalizada la contienda y con Europa en ruinas por ser el principal campo de batalla de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se erigía como superpotencia y protagonista del nuevo escenario internacional. Pasó a ser el lugar idóneo, el centro del mundo para representar en una sede a los cincuenta países firmantes de la Carta fundadora de las Naciones Unidas.
Con Estados Unidos como única opción válida, las alternativas a Nueva York fueron: San Francisco, Chicago, Filadelfia, Flushing Meadows-Corona Park en Queens (Nueva York), e incluso las Black Hills de Dakota del Sur. Para conseguir su objetivo reforzaron sus respectivos puntos fuertes. Filadelfiaexplotó su espíritu de ciudad del amor fraterno, según recuerda la revista «Time». Por su parte, la candidatura más débil sobre el papel, Dakota del Sur, también jugó sus cartas: alegó que la sede central de la ONU debía fijarse en las Black Hills, puesto que esta zona se encontraba más alejada del alcance de una bomba atómica que las otras candidatas, más próximas a la costa. «En las colinas no hay objetivos militares, y los caballeros que luchan por la paz del mundo puede vivir en paz, mientras que las bombas atómicas estén cayendo», pronunció un hombre de negocios que representaba a las Black Hills en una de las primeras asambleas de las Naciones Unidas.
Sin embargo, estas exhortaciones no decantaron la balanza. Finalmente no fue la preocupación atómica la que motivó la elección de una sede u otra, sino la cuestión inmobiliaria. Ganó la opción de la isla de Manhattan gracias al impulso que le dio a la candidatura el filántropo multimillonario John D. Rockefeller, quien cedió uno de sus terrenos para que se construyera allí la principal sede de la ONU.

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