"La imagen de Hezbolá como organización dedicada exclusivamente a favorecer los intereses socioeconómicos libaneses y a proteger el territorio del Líbano frente a Israel se ha visto destruida debido a su implicación en el conflicto sirio por cuenta del régimen de Asad""Muchos analistas creen que Hezbolá se servirá de estas plataformas gubernamentales para hacer estallar las tensiones con Israel, con quien el Líbano, formalmente, está en estado de guerra. La organización podría forzar la cuestión de las prospecciones en aguas en litigio cerca de Leviatán, Dalit y Karish: los amplios yacimientos de gas natural y de petróleo descubiertos frente a las costas de Israel y Chipre en los últimos cinco años"
En medio de un apoyo cada vez menor en el Líbano (como consecuencia de su papel en Siria, donde ha apoyado la brutal guerra civil del régimen de Asad), Hezbolá, el grupo terrorista de patrocinio iraní, parece estar tratando de recuperar credibilidad ante su electorado accediendo a un Gobierno de compromiso, denominado Movimiento Patriótico de Futuro, junto al bloque 14 de Marzo, contrario a Hezbolá. Según algunos analistas, con esta medida pretende crear un conflicto con un enemigo común: Israel.
El Líbano lleva sin un Gobierno operativo desde que el primer ministro Nayib Mikati dimitiera el pasado marzo. Desde entonces, los partidos alineados con el chií Hezbolá, y sus rivales, encabezados por los suníes, se han visto atrapados en una lucha de poder.
El conflicto en la vecina Siria ha exacerbado las tensiones sectarias -ya de por sí inestables- en el país. Los rebeldes sirios son, en su mayor parte, suníes, mientras que el presidente Bashar al Asad pertenece al alauismo, que afirma ser una rama del islam chií, y es apoyado por Irán y por su peón terrorista, Hezbolá. El ex-primer ministro Saad Edín Rafik al Hariri, líder del recientemente formado Movimiento Patriótico de Futuro, apoya el levantamiento rebelde encabezado por los suníes contra el régimen de Asad.
La imagen de Hezbolá como organización dedicada exclusivamente a favorecer los intereses socioeconómicos libaneses y a proteger el territorio del Líbano frente a Israel se ha visto destruida debido a su implicación en el conflicto sirio por cuenta del régimen de Asad: ha proporcionado a éste un apoyo decisivo en su guerra civil, la cual ha causado la muerte de más de 140.000 sirios, y cuyo fin no se ve próximo.
El Partido de Dios ha destinado, al parecer, varios miles de efectivos a combatir en torno a las dos mayores ciudades sirias, Alepo y Damasco. En marzo de 2013, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos mencionó al grupo terrorista respaldado por Irán como instrumento decisivo en la victoria del régimen de Asad en la ciudad de Qusayr, de importancia estratégica fundamental, y que hasta entonces había sido un bastión de las fuerzas de la oposición.
En los últimos diez meses, Hezbolá también ha bloqueado la formación de un nuevo Gabinete en el Líbano al rechazar propuestas en las que los ministerios de Finanzas y de Exteriores habrían ido a parar a manos de aliados de Hezbolá y las carteras relacionadas con la seguridad habrían sido para el movimiento 14 de Marzo. Tras socavar reiteradamente la seguridad del Líbano y sus instituciones políticas y económicas, ahora parece que Hezbolá ha necesitado desesperadamente una excusa para restablecer su credibilidad ante el pueblo libanés. Al parecer, la organización encontró esa excusa la semana pasada, cuando se unió al Gobierno de compromiso.
El acuerdo entre Hezbolá y el 14 de Marzo divide las 24 carteras del Gobierno en tres grupos; el Partido de Dios y el bloque de Hariri asumen ocho ministerios cada uno, y candidatos considerados neutrales reciben el resto. Hezbolá se ha asegurado dos carteras fundamentales: el antiguo ministro de Energía, Gebran Basil, se convierte en ministro de Exteriores, y Ali Hasán Jalil, que fuera ministro de Sanidad, recibió la cartera de Finanzas.
Muchos analistas creen que Hezbolá se servirá de estas plataformas gubernamentales para hacer estallar las tensiones con Israel, con quien el Líbano, formalmente, está en estado de guerra. La organización podría forzar la cuestión de las prospecciones en aguas en litigio cerca de Leviatán,Dalit y Karish: los amplios yacimientos de gas natural y de petróleo descubiertos frente a las costas de Israel y Chipre en los últimos cinco años.
La cuenca de los yacimientos se halla fuera de las aguas territoriales de Israel, pero dentro de su zona económica exclusiva, y el Departamento de Interior estadounidense calcula que contiene aproximadamente 3’5 billones de metros cúbicos de gas natural y 1.600 millones de barriles de petróleo; gas suficiente para satisfacer las necesidades israelíes durante los próximos 150 años.
Tanto Hezbolá como el ministro libanés de Energía en funciones, Gebran Basil, han instado a que se aprueben leyes para demarcar las fronteras nacionales, para así facilitar las perforaciones en esas zonas. Si esto ocurre, Israel se vería obligado, probablemente, a proteger sus intereses nacionales fundamentales respondiendo a las pretensiones de soberanía libanesas legal, militarmente, o de ambas formas.
También es posible que Hezbolá intente desbaratar las actividades marítimas de Israel atacando sus plataformas petrolíferas y patrullas navales. Actualmente, el grupo terrorista posee misiles chinos antibarco C-802 y, posiblemente, misiles rusos Yajont, todos ellos capaces de alcanzar objetivos situados hasta a 180 millas de la costa. Durante la segunda guerra del Líbano, en 2006, Hezbolá lanzó un misil a la corbeta INS Hanit: mató a cuatro marineros y causó grave daños.
En 2011, en un discurso con motivo del quinto aniversario de la segunda guerra del Líbano, el secretario general de Hezbolá, Hasán Nasrala, instó al Gobierno libanés a ratificar una ley que allanara el camino para que las empresas comenzaran a buscar gas y petróleo frente a las costas del país. Afirmó que el Líbano debería proteger a esas empresas porque Israel también tenía instalaciones. Más recientemente, Nasrala insistió, al parecer, en que los israelíes están involucrados en una trama para saquear el petróleo libanés; una acusación lanzada, probablemente, en un intento de supervivencia política.
Dado el coste que han supuesto para el grupo terrorista, apoyado por Irán, sus decisiones paralelas de apoyar al régimen de Asad en Siria y de imponer un bloqueo político al Líbano, el hecho de que haya accedido a última hora a un Gobierno de compromiso con el movimiento 14 de Marzo no debería considerarse bajo el prisma de una oferta de paz. Es más probable que ese compromiso sea un intento táctico de Hezbolá para restaurar su dañada imagen inventando una supuesta amenaza externa en su contra.
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