martes, 1 de diciembre de 2015

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Opinión: El mundo está con Francia. ¿Qué hay de Israel?


La bandera tricolor francesa flameaba en el gimnasio de la escuela de Chicago, junto con una pancarta que declaraba que la escuela “Apoyaba a Francia”.
La ocasión fue un partido de baloncesto. Las chicas del equipo de la escuela secundaria judía de mi hija se enfrentaban a las niñas de una escuela francesa. Cuando ingresaron a la cancha, mi hija y sus compañeras de equipo le entregaron al entrenador francés una carta, expresando su pesar por los horrendos ataques terroristas en París la semana anterior, y profesando solidaridad con sus compañeras francesas.
Tomando la carta, el entrenador francés retrasó el juego y le dirigió la palabra directamente a los estudiantes. A pesar de pertenecer a diferentes culturas, explicó, todas las jugadoras estaban unidas en el dolor. Esta escuela judía siempre había sido una fiel aliada, y le agradeció calurosamente a mi hija y a sus compañeras de equipo por el apoyo.
Yo estaba orgullosa de mi hija, satisfecha de que ella y sus compañeras de equipo habían pensado en los sentimientos de sus rivales y agradecida con su escuela judía porque les habían enseñado que siempre tenemos la responsabilidad de extender la mano y ayudar a otros. Pero esa noche, además de mi orgullo, también estaba el cansancio.
El dolor había llegado en oleadas durante todo el día. En primer lugar, la noticia de que se había producido otro apuñalamiento en Tel Aviv el día jueves, 19 de noviembre de 2015. Después, la noticia de que dos hombres habían muerto producto del ataque, apuñalados a plena luz del día en una concurrida calle de Tel Aviv. Los hombres se habían reunido en el interior de una tienda para recitar el rezo de la tarde cuando el terrorista atacó. Las personas al interior de la tienda lograron atrincherarse y contuvieron la puerta, pero tres hombres fueron apuñalados en el exterior. Aharon Yesayev de 32 años y Reuven Aviram de 51, murieron.
Luego otro ataque terrorista sacudió a Israel. Un terrorista árabe abrió fuego con una ametralladora en contra de unos coches que estaban detenidos en el tráfico y luego estrelló su coche en contra de otro. Tres personas murieron y muchas resultaron heridas. El rabino Yaakov Don, de 50 años, padre de cuatro y venerado maestro, fue una de las víctimas mortales. “¡Él era el maestro de mis hijos!”, publicó una amiga mía en Facebook, describiéndolo como un gran educador y un alma noble. Otra víctima mortal fue Shadi Arafa(*), de 24 años, un empleado árabe de una compañía de telefonía celular palestina.
La quinta víctima mortal de la jornada fue Ezra Schwartz, de tan sólo 18 años, un estudiante de Sharon, Massachusetts. Al igual que muchos adolescentes judíos americanos, él recién había egresado de la escuela y estaba pasando un año en Israel estudiando y realizando labores de voluntariado. El día de su asesinato, Ezra había estado distribuyendo alimentos y golosinas a los soldados que resguardan la zona, cerca de Jerusalem. “Escribo entre lágrimas”, una amiga mía que conocía a Ezra expresó. Otra recordó haberse reunido con sus padres; ella no podía imaginar la angustia que ellos estaban experimentando. Cuando mi hijo regresó a casa después de la escuela, él estaba muy afectado. Varios de sus compañeros conocían a la familia Schwartz. “¡Él podría haber sido mi hijo!”, exclamó una amiga mía, y yo sabía perfectamente lo que ella quería decir. Ezra podría haber sido el hijo de cualquiera de nosotras; uno de nuestros hijos llenos de idealismo, deseosos de visitar el Estado judío, llenos de planes para el futuro.
Y yo me pregunté si las estudiantes de la escuela francesa contra la cual mi hija y su equipo jugaron esa noche se acercarían y le extenderían una mano a ella y a sus afectadas y adoloridas compañeras de equipo, y a sus familias también. Mientras el mundo protesta con razón y apoya a Francia en su hora de necesidad, ¿dónde está la respuesta de la comunidad internacional cuando judíos y no judíos son asesinados en Israel?
Las capitales del mundo no iluminan sus monumentos nacionales con luces azules y blancas de la bandera de Israel después de los ataques terroristas en el Estado judío, como lo hicieron muy correctamente después de los atentados en París. Facebook no ofrece a los usuarios la oportunidad de cambiar su imagen de perfil a los colores de la bandera de Israel, así como ofrecieron después del caos en París.
¿Acaso es mucho pedir que el mundo levante la voz y condene los ataques cuando judíos son asesinados en Israel, así como cuando ocurre un atentado terrorista en París?
Fue muy gratificante ver las fotos de la Knéset (Parlamento israelí) y las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalem iluminadas con los colores de la bandera francesa. Yo estaba feliz cuando mi hija y sus amigas anunciaron orgullosamente que apoyaban a Francia. Pero, ¿nos apoyará también el mundo a nosotros en nuestro dolor, mientras enterramos y lloramos a los mejores y más nobles de nuestro pueblo?
¿Acaso condenarás tú los ataques terroristas contra israelíes con tanta fuerza como lo haces cuando los ataques son en contra de otros? ¿Llamarás a los ataques contra judíos e israelíes por lo que son —ataques terroristas— y no los etiquetarás falsamente como un “ciclo de violencia”? ¿Condenarás el terror cuando golpee a Israel, y no apelarás a que “ambas partes calmen los ánimos”? ¿Estarás tan indignado cuando inocentes son acuchillados en las calles de Tel Aviv como lo estás cuando personas mueren en París? ¿Estás con nosotros? ¿Nos apoyarás?
Por favor, no nos dejes solos.
Fuente: aishlatino.com – JAI.Uruguay
(*) Este jóven árabe, que murió víctima del terrorismo palestino, fue luego declarado “martir y víctima de Israel” por la Autoridad Palestina.

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