Estamos entrando en tiempos difíciles. La convicción que la guerra está sobre nosotros crece con cada día que pasa. Lo que queda por determinar es quien dictará los términos de esa guerra - Irán o Israel.
Irán tiene buenas razones para ir a la guerra hoy. El régimen tambalea al borde del colapso. La semana pasada, el barómetro de la política iraní y el centro comercial del país - el bazar - abandonó al régimen. En 1979, fue sólo después que los comerciantes del bazar abandonaron al shah que los ayatolás ganaron el impulso necesario para derrocar al régimen.
El martes pasado los comerciantes en el bazar de Teherán de suma importancia cerraron sus tiendas para protestar contra el plan del gobierno de aumentar sus impuestos en un 70%. Los comerciantes en Tabriz e Isfahan rápidamente se unieron a la protesta. Según la Associated Press, el régimen se derrumbó ante las demandas de los comerciantes y canceló el aumento de impuestos. Sin embargo, la huelga continuó.
Segun el Los Angeles Times, para ocultar el hecho que los comerciantes siguen en huelga, el domingo el régimen anunció que el bazar estaba cerrado oficialmente debido al calor excesivo. El Times también informó que el jefe del sindicato de comerciantes de telas en el bazar de Teherán fue arrestado por organizar una protesta anti-régimen. La protesta estuvo acompañada por los estudiantes. Matones del regimen atacaron a los manifestantes con gas lacrimógeno y arrestaron y golpearon a un estudiante que fue sorprendido grabando el evento.
Crucialmente, el Times informó que para el jueves pasado la huelga del bazar se había convertido en muchos casos en abiertamente revolucionaria. Citando a un activista de la oposición, alegó, "Para el jueves, cientos de estudiantes y comerciantes se habían reunido en el barrio de zapateros del antiguo bazar, coreando consignas tales como, "Muerte a Ahmadinejad", "la victoria es de Dios", "La victoria está cerca" y "Muerte a este gobierno de engaño."
La huelga de los comerciantes es sólo un indicio de los problemas económicos del régimen. Según AP, el presidente Mahmoud Ahmadinejad está bajo presión para cumplir su promesa de reducir los subsidios gubernamentales a la alimentación y combustible. A pesar que apoya la medida, teme a las protestas masivas que sin duda seguirían a su implementacion.
Ryan Mauro de la Revista FrontPage señaló a principios de esta semana que existe un creciente descontento con el régimen en el mismo Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní. Un reciente documental producido por The Guardian mostro a cuatro desertores de los Guardianes de la Revolución hablando de la discordia en las filas. El régimen tiene tanto miedo a la deserción entre los Guardianes de la Revolución que ha eliminado a muchos de los antiguos miembros y los reemplazó con jóvenes pobres del campo.
El temor del régimen a la oposición lo ha hecho tomar medidas enérgicas contra las libertades nacionales. La semana pasada el régimen publico directrices sobre el peinado de los hombres. El pelo en punta y las colas de caballo, están formalmente prohibidas como decadentes.
El domingo Mohammed Boniadi, el jefe adjunto del sistema escolar de Teherán, anunció que a partir del otoño, un millar de clérigos iran a las escuelas para purgar la influencia occidental en las aulas de aprendizaje. Como él mismo dijo, el trabajo de los clérigos será hacer que los estudiantes tomen conciencia de "planes de la oposición y arrogancia."
Estas medidas para debilitar la influencia occidental en la sociedad iraní son de una pieza con el nuevo boicot del régimen contra productos "sionistas". A finales del pasado mes Ahmadinejad firmó una ley que prohíbe la utilización de productos de empresas tan sionistas como Intel, Coca Cola, Nestlé e IBM.
Todos estos movimientos exponen un miedo histérico al pueblo iraní por parte de sus líderes no electos. Los mismos hombres fuertes del régimen reconocen que nunca se han enfrentado a una amenaza mayor. Por ejemplo, The Guardian citó al Comandante General de Division de la Guardia Revolucionaria Irani, Mohammad Ali Jafari que dijo recientemente, "A pesar que la sedición del año pasado no duró más de unos ocho meses, fue mucho más peligrosa que la guerra [Irán-Irak]." Como es su costumbre, el régimen ha optado por defenderse contra esta amenaza mediante la represión de sus enemigos internos y atacando a sus enemigos externos. En un artículo el mes pasado en Forbes, Reza Kahlili, un ex espía de la CIA en los Guardianes de la Revolución, que mantiene las conexiones dentro del régimen, afirmó que la Guardia Revolucionaria ha puesto en marcha campos de concentración en todo el país en previsión de las detenciones en masa en cualquier futura campaña de la oposición contra el régimen.
En cuanto al mundo exterior, Irán esta extendiendo tanto su bravuconada nuclear como sus preparativos para una nueva ronda de guerra regional. En un anuncio el domingo, el jefe nuclear de Irán Ali Akbar Salehi dijo a la agencia de noticias iraní ISNA que Irán ha producido 20 kilos de uranio enriquecido al 20%. Salehi dijo también que Irán está construyendo placas de combustible para hacer funcionar un reactor nuclear.
El progreso nuclear de Irán ha asustado tanto al mundo árabe que por primera vez, los líderes árabes están dando voz pública a las preocupaciones que han expresado a puertas cerradas. En declaraciones públicas la semana pasada, el Embajador de los Emiratos Árabes Unidos ante los EE.UU, Youssef al-Otaiba hizo una serie de declaraciones cuya rudeza no tenía precedentes. Otaiba dijo que los estados árabes del Golfo Pérsico no pueden vivir con un Irán nuclear, que apoya un ataque militar contra las instalaciones nucleares de Irán y que si los EE.UU. no logran impedir que Irán se convierta en una potencia nuclear, los estados árabes del Golfo abandonarán su alianzas con los EE.UU con el fin de apaciguar a Irán. Otaiba rechazó la idea que un Irán con armas nucleares puede ser contenido diciendo: "La conversacion de contención y disuasión realmente me preocupa y me pone muy nervioso."
Las preocupaciones de Otaiba fueron repetidas el viernes pasado por Kahlili en una conferencia pública en el Instituto Washington para Política del Cercano Oriente. Afirmó que si Irán desarrolla un arsenal nuclear, lo utilizará para atacar a Israel, los estados del Golfo y Europa.
Irán está tratando de desviar la atención internacional de sus problemas internos y limitar la posibilidad de un ataque contra sus instalaciones nucleares incitando a la guerra con Israel. El domingo, el régimen anunció que Ahmadinejad visitará próximamente Beirut. Actividades recientes por parte del representante de Irán en el Líbano, Hezbolá, indican que si se realiza su visita - e incluso si no lo hace - el anuncio señala que Irán tiene la intención de librar otra guerra contra Israel a través del representante Hezbolá.
Como el ejército israelí anunció en una rueda de prensa el miércoles pasado, Irán ha incrementado su control sobre las fuerzas de Hezbolá. Recientemente ha enviado a Hossein Mahadavi, comandante de la Fuerza Jerusalén de la Guardia Revolucionaria, a Beirut para hacerse cargo de las operaciones de Hezbolá.
En cuanto a Hezbolá, se prepara para lanzar una caza de brujas contra sus opositores internos.
El parlamentario de Hezbolá Muhammad Ra'ad dijo este mes que el ejército apoderado "cazara" a los colaboradores. Como el diputado Sami Gemayel señaló en una entrevista con LBC traducida por MEMRI, esto quiere decir que Hizbullah está preparado para llevar a cabo arrestos extrajudiciales en masa y el aterrorizamiento al por mayor de civiles libaneses.
Del mismo modo, el ex ministro libanes Wiam Wahhab aliado de Hezbola, pidio en forma efectiva ataques armados contra las fuerzas de la UNIFIL en el sur del Líbano en una reciente entrevista televisiva traducida por MEMRI. Sus comentarios siguieron a unos 20 ataques sobre las fuerzas de UNIFIL ordenados por Hezbola en las aldeas chiítas en los últimos días. Las fuerzas francesas fueron víctimas de dos de esos ataques y el primer mientras Hezbolá despliega sus fuerzas al sur del río Litani. De acuerdo a la información de Tzahal de la semana pasada, esas fuerzas tienen unos 40.000 misiles de corto y mediano alcance a su disposición.
Los misiles han sido aumentadas por cientos de misiles de guiados largo alcance al norte del Litani, con ojivas capaces de derribar rascacielos en Tel Aviv.
Además, están aumentados aún más por misiles Scud masivos de Siria y arsenales de artillería y por una atemorizante potencial quinta columna entre los árabes israelíes en la Galilea. El ataque del domingo a las fuerzas policiales que operan en la aldea drusa aliada de Siria de Majdal Shams en las Alturas del Golán es un indicador moderado de lo que pueda suceder en las aldeas árabes israelíes en el norte en la próxima guerra.
Por su parte, el ejército israelí está tratando de impedir este tipo de ataque. La reunión informativa del miércoles, en la que el ejército israelí dejó en claro que sabe donde Hezbolá ha ocultado sus misiles, fue destinada a detener la guerra.
Desgraciadamente, las advertencias del ejército israelí seguramente no tendrán ningún efecto sobre Hezbolá. Si Hezbolá va a la guerra, lo hará no tanto para promover sus propios intereses, sino para proteger a Irán. Aquí, por supuesto, no hay nada nuevo.
Hace cuatro años esta semana Hezbolá lanzó su guerra contra Israel y no porque ello sirva a sus intereses.
Hezbolá lanzó su guerra contra Israel porque Irán le ordenó hacerlo. Entonces, como ahora, Irán busca una guerra con Israel en el Líbano para desviar la atención internacional de su programa de armas nucleares. Y ahora, con el régimen iraní sitiado por su propio pueblo como nunca antes, y con sólo un corto período de tiempo necesario para cruzar el umbral nuclear, Irán tiene más razones que nunca para buscar una distracción en el Líbano para ganar tiempo para sí mismo.
Hace cuatro años, Israel fue llevada a la guerra por el representante libanes de Iran. Mas que tener la vista puesta en Teherán, se tragó el cebo de Hezbolá y emprendio una guerra contra el desgraciado Líbano dejando a Irán y su adulador Siria inmunes al ataque. Los resultados fueron predeciblemente pobres y estratégicamente desastrosos.
El ministro de Defensa, Ehud Barak, ha dado a Irán todos los motivos para creer que Israel responderá de la misma manera si Hezbolá ataca de nuevo hoy. En reiteradas declaraciones los últimos meses, ha mantenido que Israel culpara a Líbano - no a Irán o Siria - por cualquier acción de Hezbolá en su contra.
Hace cuatro años, Israel se vio frenada por la administración Bush. La secretaria de Estado Condoleezza Rice ordenó a Israel no atacar a Siria a pesar del hecho que sin el apoyo de Siria a Hezbolá, no podría haber habido guerra. Israel se obligo tanto porque sus líderes carecían de sentido estratégico para reconocer la locura de las demandas de Rice como porque la administración Bush fue firme aliada de Israel.
El primer ministro Binyamin Netanyahu acaba de regresar de una nueva visita al presidente de EE.UU, Barack Obama. Aunque la música de fondo fue alegre, de las declaraciones de ambos hombres queda en claro que Obama no es un aliado creíble. No entiende ni acepta la lógica estratégica detrás de la alianza de EE.UU. con Israel y no apoyara a Israel en futuros conflictos armados.
De hecho, frente a la amenaza iraní en crecimiento, Obama insiste en limitar sus intereses ante el irrelevante falso proceso de paz con Fatah mientras permite a Irán y sus satélites correr libremente.
Lo que esto significa es que, para mejor o para peor, con Obama los EE.UU. es mucho menos relevante que lo que era hace cuatro años. Y esto libera a Netanyahu para luchar la próxima guerra en los terminos de Israel. Los problemas internos de Irán y el temor real del mundo árabe a un Irán con armas nucleares proporcionan a Israel de una rara oportunidad de cambiar radicalmente el equilibrio de poder en la región para mejor. Es hora que Netanyahu pase al frente.
Fuente: The Jerusalem Post
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