Por Claire Berlinski
Estambul
La calle que está fuera del IHH, la organización turca que envió recientemente al Mavi Marmara a su destino sanguinario en el Mediterráneo oriental, sugiere un mundo esperanzador con armonía multiétnica y religiosa. Hombres y mujeres en diversas formas de vestir secular y religiosa: barbas, bien afeitados, pañoletas y burkas, entran y salen del edificio en conversación urgente con africanos en dashikis, suecos en atuendo proletario manchado, rabinos antisionistas que sudan nerviosamente en trajes negros y peyot. Un adolescente flacucho se pasea en una camiseta que dice, “Se necesitan vírgenes: No se requiere experiencia”. No queda claro si el chico está fuera de contexto, es altamente irónico, o si es otro muchacho turco que compró una camiseta que no entendía bien.
Las banderas del mundo (aunque no la israelí) ondean alegremente en la calle. El letrero sobre la puerta dice, “La Fondación (sic) de Derechos Humanos, Libertad y Ayuda Humanitaria”, sólo en inglés. Muy pocos turcos leen inglés, por lo que este letrero no les resulta útil.
En el interior, todo está climatizado y brillante y moderno, la decoración corporativa. Si alguna vez te encuentras en Estambul y estás pasando por un mal momento, simplemente dirígete al IHH y anuncias que eres un periodista occidental. Encontrarás que los estándares de hospitalidad son excelentes. No verás nada que pueda inquietar a tu gente en tu país de origen, no hay nada que insinúe cuevas sombrías en Waziristan, atestadas de jefes militares barbudos y delirantes, que gritan bruscamente acerca de los judíos, los simios y los infieles. Los publicistas de relaciones públicas expresan cierta ansiedad cuando empezamos a filmar en la cafetería; les preocupa que filmemos el verso del Corán que se encuentra cerca de las tablas de vapor, “la gente sabrá que somos islamistas”. ¿Tiene importancia esto?, pregunta mi colega. Ellos reflexionan brevemente, deciden que no tiene importancia, y nos permiten seguir filmando.
El IHH es parte del movimiento Gaza Libre, una asociación internacional controlada por europeos y con sede en Chipre. La semana pasada hablé largamente con funcionarios del IHH y con los pasajeros europeos que iban en la flotilla Gaza Libre. Mi colega y yo grabamos en vídeo las entrevistas y publicamos en línea la película completa. Cualquier persona que así lo desee puede revisar sus comentarios en su contexto completo.
Israel acusa al IHH de tener vínculos con al Qaeda, una afirmación que ratifican algunas autoridades como el magistrado principal del contraterrorismo de Francia, Jean-Louis Bruguière. El vocero del IHH refunfuñó despectivamente cuando le preguntaron al respecto: “Israel nunca hizo esta clase de acusación hasta que mataron diez [sic] de de los nuestros”, dice Ahmet Emin Dað, el Representante Especial del IHH en el Medio Oriente y el coordinador de la campaña de Gaza Libre. (Murieron ocho ciudadanos turcos y un ciudadano estadounidense-turco). Sus voceros señalan que el IHH tiene un carácter consultivo especial en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas; estos voceros resaltan los 18 años de historia del grupo, en los cuales han trabajado en Sudán, Ghana, Benin, Togo y Chad, entre otros, donde han enviado equipos de médicos para tratar pacientes con cataratas, y han devuelto la vista a miles de personas. Dicen que son una institución benéfica, no un grupo terrorista.
Después de estas conversaciones concluí que este debate no refleja lo esencial, porque ya sea que el grupo se vincule o no con terroristas conocidos o con cirujanos oculistas conocidos—no he visto evidencia de primera mano de ninguno de los dos—este grupo constituye una nueva especie de actor político no gubernamental. Su asenso a la prominencia internacional representa un desarrollo táctico regional de un terrorismo vanguardista e ingenioso al estilo de la OLP. Llamarlos terroristas es enturbiar el agua; si te concentras en buscar evidencia sobre esto puedes dejar de reconocer lo que resulta verdaderamente preocupante con respecto a ellos. Aunque son claramente islamistas, su arma principal no es el terrorismo, sino el chantaje. Efectivamente, son una institución de beneficencia, pero sus trabajos benéficos sirven como un encubrimiento financiero y moral de su meta política, y esta meta es forzar a Israel reiteradamente a un horrendo jaque mate, donde se vea forzado a elegir entre ponerse en peligro a sí mismo o matar a los escudos humanos del IHH.
Es un juego viejo, pero este grupo no es Hamas; es más sofisticado, claramente hay mucho dinero detrás, y trabaja con occidentales que no son simples espectadores entusiastas de su campaña sino participantes completamente activos. En cierta forma este grupo es análogo al partido AK de Turquía; representa una versión sui generis del Islam político que muchos occidentales encuentran tranquilizadora. Después de todo, no aparenta ser medieval ni salvaje, y parece que funciona, más o menos, dentro del contexto de la democracia turca. Pero el IHH está determinado a seguir enfrentando al ejército israelí con barcos llenos de escudos humanos, y corren un verdadero riesgo de provocar una guerra regional apocalíptica, por la que la gran mayoría de los ciudadanos turcos—de lo que puedo decir—no votaron ni quieren. Ningún occidental debería estar tranquilo. Ni siquiera Irán es tan temerario.
El IHH ahora es uno de los actores más importantes del Medio Oriente, y ciertamente uno de los más influyentes de Turquía. No es un órgano electo, ni un brazo de la política exterior designado oficialmente por algún gobierno electo; no obstante, se las agenció para romper las relaciones turcas-israelíes, al menos probablemente por un buen rato. La crisis que precipitó deliberadamente ha enviado rápidamente a Turquía hacia una balbuceante furia antisemita. Ha influenciado las próximas elecciones turcas de forma tal que posiblemente cambie tanto el curso de la historia turca como el de la región. Ha impuesto la política exterior a Estados Unidos y Europa y parece que tendrá éxito en forzar a Israel a levantar el bloqueo de Gaza. ¿Qué sucederá después? La paz brillará su luz sobre la Tierra Santa, estoy segura. Pero sólo por si estoy equivocada, los residentes del sur de Israel podrían considerar mudarse fuera del alcance de los misiles.
Este grupo no se esfuerza en distanciarse del occidente o atemorizarlo a través de espectáculos terroristas. Su estrategia es más sutil y mucho más astuta. En vez de hacer esto intenta montar eventos que generen una poderosa publicidad, que apelen a las tradiciones de la conciencia occidental (salteándose las tradiciones de la lógica occidental). A diferencia de al Qaeda o Hamas, este grupo es altamente sofisticado en sus relaciones públicas. Sus colaboradores europeos son principalmente los izquierdistas, que todavía están encantados con la idea de la “acción directa” aunque están menos fascinados con la idea de las “elecciones”. Además, tiene el apoyo de un puñado de rabinos fundamentalistas de la Torá de la secta Neturai Karta, que aparentemente ha saltado ilesa en el tiempo desde un pueblito judío húngaro del siglo XVIII a Estambul; estos rabinos volaron inmediata y públicamente a Estambul para confirmar que el sionismo es una abominación y que el estado de Israel es ilegítimo, una creencia que los voceros del IHH mencionan con un orgullo sin timidez. Estos voceros dicen que si entre sus integrantes hay personas que creen que Israel se debe destruir, esto difícilmente es digno de comentario dado que es un punto de vista que sostienen incluso los judíos. Los occidentales que se sienten inclinados a encogerse de hombros ante la aparición en escena predecible de los Neturai Karta, basándose en que todo el mundo sabe que son simplemente unos locos, no se dan cuenta de que ninguna de las personas en Turquía saben esto. La prensa turca está verdaderamente encantada con ellos. Sus fotografías están por todos lados. ¿Lo ven? Hasta los judíos odian a Israel. Aquí no se ve antisemitismo, pueden pasar de largo por acá.
El IHH se ha apropiado del lenguaje de los movimientos occidentales de derechos civiles y lo utiliza con frecuencia. Es imposible decir si sus miembros creen lo que dicen cuando utilizan este lenguaje o lo utilizan porque saben que suena bien a los oídos occidentales. Sería demasiado cínico descartar la primera posibilidad; después de todo, el lenguaje del movimiento de los derechos civiles es moralmente poderoso y seductor. Por esto es que el movimiento de los derechos civiles ha tenido éxito. Podría ser que algunos miembros del IHH se perciben a sí mismos sinceramente como activistas en la tradición de Rosa Parks, y si ciertos aspectos de su visión del mundo no concuerdan con una imagen moral consistente, después de todo, ¿quién de nosotros puede afirmar que es totalmente consistente?
Sus integrantes principales son turcos con un alto nivel de educación y una excelente sensibilidad para agradar simultáneamente a los medios de comunicación del mundo árabe, a Turquía y al occidente; al menos en este sentido Turquía hace honor a su reputación de ser un puente entre el oriente y el occidente, y una buena (aunque no excelente) comprensión de la noción de “negación convincente”. Ellos dicen que tienen una relación personal cercana y amistosa con los miembros del gobierno del AKP, y, tal como ellos lo expresan, obtienen su dinero del mismo lugar y derivan su apoyo de la misma base política. A propósito, de hecho, el AKP ha orquestado aquí las recientes protestas públicas “espontáneas” contra Israel. Los miembros del gobierno han enviado mensajes de texto a sus integrantes invitándolos a que se sumen a estas protestas.
Dað tiene un título universitario en periodismo y un doctorado en relaciones internacionales de la Universidad de Marmara. Aunque prefirió responder a mis preguntas en turco, su inglés era excelente. Obviamente, está familiarizado con los principios de las relaciones con los medios de comunicación: Nunca te enojes, no estés a la defensiva, apégate a los temas de conversación, dale a los periodistas una comida decente. El sitio web del IHH es extremadamente pulido y profesional, traducido impecablemente al inglés, francés, alemán, ruso y árabe. Sólo un puñado de empresas turcas tiene algo similar a esta sofisticada difusión en los medios de comunicación. Esto también es característico del AKP, cuya divulgación en los medios de comunicación y tácticas de campaña son muchísimo más sofisticadas, y occidentalizadas, que las de sus partidos rivales en Turquía. De hecho, una encuestadora política estadounidense que vive aquí y trabaja por todo el Medio Oriente y en la ex Unión Soviética, me comentó en una ocasión que encontraba difícil de creer que el AKP no estuviera asesorado por consultores electorales de alto vuelo de EE. UU. Ella dijo que lo que llamaba la atención eran los pequeños detalles profesionales, como la forma en que el AKP, y sólo el AKP, trajo muchísimos tarros de basura a sus concentraciones. (Luego desechó esta hipótesis, aunque lo hizo sobre la base de que no existe un consultor político estadounidense que pueda resistir jactarse de su éxito).
Yo también supondría que estrategas occidentales de los medios de comunicación han asesorado al IHH, esta clase de apariencia y conducta no ocurre espontáneamente en Turquía, pero si los presionan, sus integrantes admitirán que la perspectiva política occidental no les es muy útil. Cuando le comenté aDað que el IHH se considera una organización de fachada para los islamistas que financian a los grupos terroristas, él no dijo precisamente lo que se esperaría que dijera una organización de ayuda humanitaria occidental estándar (ni tampoco negó esta afirmación). Dijo despreocupadamente, “Si miras a través de los cristales del occidente”, “y piensas que las personas que luchan por la independencia en Serbia, en Afganistán durante la invasión rusa, en Irak contra la invasión estadounidense y los palestinos contra Israel, entonces puedes verlo así, pero nosotros no los consideramos grupos terroristas”.
Ellos dicen que tampoco consideran a Hamas como un grupo terrorista, es un partido político; y cuando se habla con ellos se percibe que en su opinión los eventos que llevaron a la imposición del bloqueo, a saber, el lanzamiento de cerca de 10.000 misiles desde Gaza hacia el territorio soberano de Israel, son triviales. Dað agrega que aunque ellos no aprueban los bombardeos suicidas, “dada la situación en que están los palestinos, consideramos que es el resultado normal y natural de la situación que Israel les ha impuesto.
Dað afirma que sionismo es racismo. “Las Naciones Unidas han aceptado esto”, agrega, “por lo tanto, nosotros no nos permitimos el lujo de rechazarlo”. Él acepta que el estado de Israel “puede existir”, dado que ese parece ser el consenso en Ramallah. “Yo lo acepto. Cualquier cosa que el pueblo palestino quiera y decida, yo la acepto”. Pero cuando menciono la Carta de Hamas, que pide la destrucción de Israel, y le indico que Hamas también dice que habla en el nombre del pueblo palestino, su respuesta simplemente es que “diferentes grupos pueden pensar de forma diferente, la Jihad islámica puede pensar de forma diferente”. Este grupo de librepensadores, como supongo que él lo sabe muy bien, está en completo control de Gaza. No puedo imaginarme cómo una persona razonable podría pasar un día en este lugar y concluir que Israel no tiene buenas razones para insistir en inspeccionar el cargamento de un bote que el IHH ha cargado y enviado hacia Gaza. Habría sido una locura, o al menos sumamente negligente, haberle permitido atracar sin examinarlo cuidadosamente.
El IHH no dice explícitamente que su política es esconderse detrás de escudos humanos, pero tampoco trata de ocultarlo demasiado. La explicación que Dað le da a esto tiene cierto elemento cómico. “Todos, desde el clero estadounidense hasta los políticos europeos estaban tratando de romper este bloqueo”, dijo. “Las personas que arriesgan sus vidas para socorrer a esta gente, ¿lo harían para ayudar a Hamas?
Lo interrumpí. “¿Significa esto que ustedes sabían que estaban arriesgando sus vidas?”
“Ellos sabían que iban hacia un área riesgosa”
“Entonces, ¿por qué enviaron a mujeres y niños a esa situación?”, pregunté.
“Eran voluntarios, no estamos arrastrando a nadie”.
“¿Cómo un niño de un año de edad puede ser un voluntario?”
“Anunciamos la campaña por todo el mundo y aplicaron miles de personas, que pasaron por un proceso de selección”.
“¿Y cómo decidieron ustedes que un niño de un año de edad sería un candidato adecuado para enviarlo a través de un bloqueo del ejército israelí?”
“Este niño era el hijo del capitán del bote, el hijo del segundo capitán, de la tripulación”.
“¿Y esta fue la razón para que ustedes lo pusieran en esta situación?”
“Él trajo consigo a toda su familia. Normalmente, si eres el capitán es ilegal traer contigo a tu familia, pero lo que él hizo fue ponerlos en la lista de pasajeros y así abordaron el bote, porque estaban en la lista de pasajeros”.
“¿Y nadie dijo, ‘esta es una operación peligrosa, estamos a punto de romper un bloqueo, un bloqueo israelí-egipcio, a punto de hacer algo que es una provocación militar, quizás no deberíamos traer a los niños con nosotros?'”
“Anunciamos que íbamos a romper este bloqueo, que es contrario a la ley internacional, y establecimos algunos criterios de salud y legales; las personas que se ajustaron al criterio abordaron el bote”.
“Si querían romper un bloqueo militar, ¿por qué no le dejaron la tarea al ejército del gobierno electo de Turquía en lugar de hacerlo ustedes mismos con escudos humanos civiles?”
“Este no es un asunto entre Israel y Turquía, esta fue una misión humanitaria para romper el bloqueo”.
Ninguna persona con la que hablamos niega que los pasajeros del Mavi Marmara atacaran a los comandos con cualquier cosa que tuvieron a mano. Ellos sólo ofrecen la justificación de que esto era perfectamente normal: “Imagínense que están sentados en sus casas, en sus salas, y personas desconocidas entran en su casa con pistolas y armas", explica Dað. (En la opinión de un pasajero, los israelíes que fueron literalmente atacados en sus casas por los misiles de Hamas, simplemente lloriqueaban por un puñado de “tarros de basura voladores” que sólo te matarían si te golpearan directamente en la cabeza).
“Ellos trataron de abordar por un lado”, explica el ciudadano griego Dmitri Plionis, que estaba en el Mavi Marmara, “pero no pudieron, porque las personas les tiraban cosas, ya saben, sillas y cosas similares”. Él menciona que los pasajeros utilizaron palos, hondas y cañones de agua. Plionis insiste en que no tenían armas, lo que él pensaba que era un punto esencial. No estoy segura por qué. Los objetos de doble uso que se esgrimen con malicia pueden ser bastante letales, como lo ilustraron los secuestradores del 11 de setiembre.
Es evidente que los pasajeros europeos son indiferentes con respecto a dos cosas: las políticas exteriores de sus gobiernos electos y cualquier otro tema político del mundo, salvo Gaza. “Asumimos la responsabilidad que nuestros gobiernos no asumieron”, dice el ex israelí y ahora ciudadano suizo Dror Feiler. “Hemos tenido éxito en hacer que Sarkozy, y Berlusconi, y Ashdown, Inglaterra, todos, incluso Obama dijeran en la tarde de ayer que el bloqueo en Gaza no puede continuar. El pueblo ha hablado. El pueblo no tiene que esperar a la siguiente elección”.
Cuando les pregunto si han considerado las consecuencias de sus acciones para la región como un conjunto, se encogen de hombros. “Conocemos la política de todos lados”, dijo Plionis. Leemos los periódicos de todos lados. No somos estúpidos. Pero no nos importa. No es nuestro campo”.
“¿Entonces, sólo les preocupa Gaza?” Les pregunto.
“Sí”.
Este tipo de comentarios se pueden tomar como una evidencia de que estos activistas no están contra Israel sino que son antisemitas, porque escogen al estado judío para criticarlo de forma exagerada y desproporcionada. La evidencia es innecesaria. Debe bastar el hecho de que escogen al estado judío para criticarlo de forma exagerada y desproporcionada, independientemente de que estén motivados por algo que sea evidente o tradicionalmente antisemita. No importa si estás motivado por la moda, la falta de lógica o el fanatismo, mientras esto te lleve a la conclusión de que sería una excelente idea romper un bloqueo militar con un barco lleno de civiles en la zona de conflicto más volátil del mundo.
No se necesita exagerar la malicia de este grupo para reconocer que está resuelto a encender fósforos en un polvorín. Y tampoco es necesario considerarlos terroristas ni antisemitas para alarmarse. Lo que ellos admiten ser, según sus propias palabras, debería ser más que suficiente para que el occidente se preocupe.
Claire Berlinski es una periodista independiente que vive en Estambul. Ella es una editora colaboradora del City Journal y últimamente es la autora de No hay alternativa: Por qué Margaret Thatcher es importante. Sus escritos sobre Turquía se pueden encontrar en “The Orient Express”.
Este artículo es traducción del siguiente artículo:
http://www.weeklystandard.com/blogs/visit-turkey-islamist-ihh
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