By MICHAEL FREUND
Cada semana durante los últimos nueve meses, un pequeño grupo de ruidosos manifestantes de izquierda se ha estado reuniendo en el corazón de Jerusalén. A pesar de que afirman estar motivados por los ideales más altos, estos aspirantes a defensores de los derechos humanos parecen tener problemas para respetar siquiera la más básica de las reglas básicas de la sociedad.
Los manifestantes en varias ocasiones se enfrentaron con la policía, rompieron las barreras de seguridad, intentaron bloquear las carreteras e incluso trataron de irrumpir en la propiedad privada. Reuniendo toda la indignación de que disponen, ellos han librado una batalla cada vez más estridente en un intento de llamar la atención sobre su cruzada.
Hasta el momento, más de 100 han sido arrestados, y 44 han sido abofeteados con acusaciones por diversos delitos.
¿Y exactamente qué, puede que se usted se pregunte, podría desatar tanta ira? Qué posible "injusticia" podría inducir a la gente a salir de tal forma regular y estridente? El motivo deben ser judios mudandose a casas de propiedad judía en Jerusalén, por supuesto! La escena de la acción es el barrio Shimón Hatzadik, al que los medios de comunicación prefieren llamar por su nombre árabe (qué sorpresa!) de Sheikh Jarrah.
Ubicado al norte de la Ciudad Vieja, la zona es el hogar de la tumba de Shimon Hatzadik (Simón el Justo), un sumo sacerdote que sirvio en el Segundo Templo y que fue uno de los últimos miembros de los Hombres de la Gran Asamblea (Anshei Kneset Hagdola) hace más de dos milenios.
Durante siglos, el sitio fue muy popular entre los peregrinos judíos, y en 1876, la tumba y un terreno de alrededor de 18 dunams (4,5 acres) fueron adquiridos por un comité de judios. Decenas de familias posteriormente se instalaron, con el barrio finalmente sirviendo como hogar de una próspera comunidad de cientos de judios.
Pero en 1936, manifestantes árabes atacaron a los residentes judíos de la zona, y durante la Guerra de Independencia de 1948, Jordania invadió y capturó el barrio, dando lugar a un cese temporal de la presencia judía allí. Los jordanos permitieron a los árabes trasladarse a las residencias judías abandonadas, creando un grupo de ocupantes ilegales.
Pero después de la liberación y reunificación de Jerusalén en la Guerra de Seis Días de 1967, los esfuerzos comenzaron a corregir esta injusticia histórica mediante la restauración de la zona a sus correspondientes propietarios judíos. Aprobados por los tribunales y con el apoyo de la policía, las familias judías se han estado mudando a casas en el vecindario por años, en algunos casos expulsando a los residentes árabes que no tenían ningún derecho legal o moral para estar allí.
Y esto - créanlo o no - es lo que enciende tanto a los activistas de izquierda. Poniendo a un lado la conexion historica judia con el area, ellos eligen ignorar el hecho que la presencia judía esta siendo renovada luego que fue aplastada por la violencia y el odio árabes hace varias décadas.
En su lugar, prefieren a alzar la voz en nombre de los inquilinos ilegales árabes del barrio, en lugar de defender los derechos de sus propietarios judíos legales, simplemente porque se oponen a la presencia judía en el este de Jerusalén.
Es una cuestión de hipocresía tan profunda, y de ignorancia miope, que casi parece desafiar la comprensión racional. Y eso es precisamente lo que está en la raíz del problema: una cepa virulenta de odio sin sentido que sobrepasa la capacidad de la mente para el pensamiento coherente.
En un viernes reciente, este antagonismo estuvo en gran medida en exhibicion, cuando los manifestantes trataron de calentar aún otra muesca. El 9 de julio, nueve manifestantes fueron detenidos en una reyerta particularmente violenta con la policía después que trataron de irrumpir en una de las casas de propiedad judía.
Como un alto funcionario de la policia de Jerusalem dijo a Haaretz, "Una vez más, como en semanas anteriores, los izquierdistas se quejan después de violar la ley ...Decenas de manifestantes abandonaron la zona de protesta fijada por el tribunal, bloquearon la carretera y trataron de entrar en las casas de los judios. La policía les ordenó varias veces volver a la zona de la protesta y se negaron". Entre los participantes en la manifestación estaban el autor David Grossman, el ex fiscal general Michael Ben-Yair, y la ex diputada de Meretz Zehava Gal-On.
Hay algo verdaderamente lamentable de todo esto, viniendo como viene en un momento en que Israel es objeto de crecientes ataques en el ámbito internacional. Después de todo, hay tanto trabajo de activismo por hacer, tanto esfuerzo que necesita ser hecho para defender el Estado judío de su creciente número de detractores en el extranjero.
Pero en vez de unir fuerzas para enfrentar este desafío, esta banda galante de izquierdistas invierte sus energías en tratar de vulnerar el derecho de los judios a vivir en cualquier parte de Jerusalén. Qué triste. Y cuan patético.
De hecho, esta semana, el pueblo de Israel conmemorará Tisha Be'av y los acontecimientos que rodearon la destrucción del Templo por los romanos. Según el Talmud, fue nuestra propia discordia interna lo que llevó a nuestra ruina. El historiador Josefo también describe cómo las facciones judias de la epoca, amargamente distanciadas, lucharon entre sí, aun cuando las legiones romanas avanzaban y los rodearon.
Ahora, nos encontramos rodeados nuevamente, con nuestros enemigos ocupados afianzando su control. Entonces, como ahora, nuestra única esperanza reside en hacer a un lado el odio sin sentido y en forjar una unidad de fuerza y propósito mientras defendemos lo que es legítimamente nuestro.
Cuando los judios buscan discriminar a sus compañeros judios, y tienen el objetivo de negarles el derecho a vivir en una zona determinada debido a que son judios, esa es una receta para la discordia y el desastre. Sólo poniéndonos de pie juntos, unidos como uno solo en la defensa de Jerusalén y de nuestra tierra, podremos repeler las amenazas que se ciernen sobre el horizonte.
Qué vergüenza - ¡qué terrible y tragica vergüenza! - que a pesar del paso de casi 2.000 años, los manifestantes en Sheikh Jarrah y los de su tipo tengan aun que aprender esta la más básica de las lecciones.
Fuente: The Jerusalem Post
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