lunes, 6 de junio de 2011

COMO EUROPA PERDIO LA FE EN SU PROPIA CIVILIZACION



Acosado por la culpa cristiana, el Continente no defiende a los cristianos perseguidos por los islamistas.

4/6/11

Por Frits Bolkenstein

Este año los líderes de Francia e Inglaterra declararon que las políticas de multiculturalismo de sus países habían fracasado. Como cuando Angela Merkel de Alemania hizo declaraciones similares el año pasado, Nicolas Sarkozy y David Cameron desataron una tormenta política.
El debate en Europa sobre el multiculturalismo, y cómo tratar con los inmigrantes no europeos, sólo se intensificará como indica el efecto completo de la primavera árabe sobre nuestro continente. Pero vale la pena dar un paso atrás para considerar cómo llegamos a este punto - cómo llegó a ser tan polémico que un líder occidental afirme su preferencia por su propia cultura. En resumen, cómo Europa perdió confianza en su propia civilización?
En sus formas modernas, las nobles tradiciones occidentales de autoevaluación y autocrítica a menudo han sido degradadas en autoflagelación sentimental. Consideren África, por cuyo subdesarrollo mucha gente culpa a Occidente. Este sentimiento de culpa por la pobreza de África es un sentimiento que subyace en la ayuda occidental al desarrollo. Pero la pregunta que debemos hacernos no es: "Por qué los países pobres los pobres?" La pregunta correcta es: "Por qué los países ricos son ricos?" Al principio todos fuimos pobres.
Quien quiera estudiar el ascenso de Occidente y las raíces de nuestra prosperidad debe regresar al Renacimiento, si no a la Antigüedad Clásica. La colonización de África no tuvo nada que ver con eso; el interior de la mayor parte de África fue inaccesible hasta finales del siglo XIX. Los colonizadores europeos también llegaron tarde al Norte de África y al Medio Oriente, el cual por muchos siglos fue gobernado por los otomanos. Europa no es más responsable por el subdesarrollo de África que lo que Roma fue por el subdesarrollo de la Galia.
Muchas personas también tienen gran simpatía por el pueblo palestino. Eso es comprensible porque su situación es de hecho lamentable. Pero, quién se molesta por la gran cantidad de cristianos en el Medio Oriente? Su situación es igualmente lamentable como la de los palestinos, si no más.
Al menos el 10% de la población egipcia es cristiana (copta). Ellos son reprimidos y con frecuencia viven en la miseria. Las minorías cristianas en Siria, Irak y Pakistán también son discriminadas. En Somalia, los islamistas cazan a cualquier persona en posesión de una Biblia. Sin embargo, nadie en Europa parece entusiasmarse con estos crímenes. La cristiandad parece ser una fuerza gastada en Europa, con las excepciones de Polonia e Irlanda. Pero para los cristianos en Asia, África, Arabia y más allá, no es la religión anémica en que se ha convertido aquí. Los cristianos del Tercer Mundo se sienten abandonados con razón.
Si tienen alguna duda acerca de la importancia del cristianismo en la vida occidental contemporánea, estos cristianos no europeos sólo tienen que mirar a lugares como Oxford de Inglaterra. Allí, en una tierra con una iglesia cristiana establecida, el municipio ha decidido sustituir la Navidad con un "Festival de Invierno de la Luz." Según un portavoz, esto garantiza que se preste igual atención a todas las religiones.
Los europeos no fueron siempre tan auto-aborrecedores. El siglo XIX vio la marea alta del imperialismo y Europa estaba llena de confianza en sí misma. Qué ha pasado? El siglo pasado fue testigo del cataclismo de la Primera Guerra Mundial, el surgimiento de las dictaduras colectivistas durante la entreguerras, la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, el estalinismo y el caos social de 1968. Estos acontecimientos erosionaron nuestras certezas culturales y marcaron el comienzo de la era del multiculturalismo, el cual nos insta a "no juzgar" lo que es diferente.



bolkstein
El otro fundamento de nuestro masoquismo actual es, irónicamente, el mismo cristianismo del que las generaciones modernas han estado tan ansiosas por deshacerse. Nos guste o no, nuestra civilización sigue profundamente marcada por el cristianismo. Consideren el Evangelio de San Mateo, que establece que "cualquiera que se ensalce a sí mismo será humillado, y el que se humille será ensalzado" (23:12). Friedrich Nietzsche caracterizó esto como "moralidad esclava". Pero uno no tiene por qué ir tan lejos para darse cuenta que este dicho, junto con instrucciones de "poner la otra mejilla" y "hacer un esfuerzo adicional", no obligan exactamente a la gente a apegarse por su propia cuenta.
Si la civilización islámica puede ser descripta como una cultura de la vergüenza, el cristianismo es una cultura de la culpa. Escuchen "La Pasión según San Mateo" de Bach. El coro -es decir, la gente - canta, "voy a ser castigado por lo que tú [Cristo] has sufrido", y "Tú no eres pecador, como nosotros y nuestros hijos." El orgullo se unió a la culpa y nosotros en Europa pronto llegamos a creer que la paja en nuestro ojo era más pesada que la viga en el ojo extranjero.
Esto no sería un problema si la carga de mala conciencia viniera con arrepentimiento, perdón, confesión, expiación o cualquiera de las otras formas teológicas o litúrgicas para purgar la culpa del pecador. Anteriormente, el catolicismo y el luteranismo siempre proveían el arrepentimiento de la culpa. Pero estas tradiciones ya no tienen credibilidad en Europa. Los sentimientos de culpa no son sublimados. Esto también va para el calvinismo, que en su forma más pura no conoce la remisión de la culpa en esta vida. Sus efectos han sido profundos en Europa y sobrevivieron a la doctrina.
Así, en 1996, el gobierno holandés declaró que su "debate sobre el multiculturalismo debe llevarse a cabo en el principio que las culturas son iguales en mérito." Y así ha ido, desde hace años. En el año 2002, el político de derecha Pim Fortuyn fue asesinado durante las elecciones nacionales, tres meses después de haber llamado a eliminar una cláusula contra la discriminación por parte de la constitución holandesa.
Al día siguiente de su asesinato, el editor en jefe del prominente diario holandés NRC-Handelsblad, escribió que "El orgullo de los Países Bajos es, precisamente, que no encontramos a una cultura mejor que la otra." El escritor aparentemente no se dio cuenta que su orgullo exaltó la cultura holandesa sobre las otras - supuestamente en contra de los valores nacionales.
Y en el 2009, cuando el teólodo de la Universidad de Utrecht Pieter van der Horst quiso dedicar su discurso de despedida a "la Islamización del Antisemitismo Europeo", la institución se lo prohibió, dejando que su miedo al descontento islámico tuviera prioridad por sobre otro derecho supuestamente protegido en Holanda: la libertad de expresión.
Los efectos de la culpa cristiana y auto-aborrecimiento europeos pueden ser vistos en todo el mundo, después de haber sido recogidos por otras culturas y utilizados en contra de Europa. Después de la Segunda Guerra Mundial, Occidente creó las Naciones Unidas, en parte para debilitar su propia hegemonía. En el término de 30 años, la ONU se había vuelto una mayoría automática inclinada a castigar a Occidente y a Israel. El Consejo de Derechos Humanos, con sede en Ginebra, eligió al líder libio Moammar Gadhafi para unirse a sus filas y juzgar el estado de las libertades civiles de otros.
Durante 13 años la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) fue dirigida por el maestro senegalés Amadou-Mohtar M'Bow, un virulento anti-occidental apoyado por los soviéticos, quien dirigió la organización como si se tratara de un pueblo africano y el su líder tribal. En 1984 EEUU se retiró de la Unesco, y en 1985 el Reino Unido y Singapur siguieron el ejemplo. Las naciones de Europa continental permanecieron y se permitieron ser debidamente castigadas.
Así que mucho mejor que un puñado de líderes europeos ahora esten tratando de revertir nuestro lento suicidio cultural. Si Europa puede volver a sentir orgullo en sus valores clásicos propios, ella y el mundo serán mejores.

El Sr. Bolkestein es un escritor y político retirado holandés de centro-derecha y ex comisionado europeo para mercado interno y servicios.
Fuente: The Wall Street Journal- Traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba

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