domingo, 19 de junio de 2011

Israel debe actuar con cautela frente a la "Primavera Árabe"

de Cidipal, el Lunes, 13 de junio de 2011 a las 15:07

Aluf Benn Haaretz La política regional de Israel se reduce a levantar barreras de seguridad económica y más importante, las culturales que le separan de sus vecinos. El sueño de Shimon Peres de un "nuevo Oriente Medio", basado en la cooperación regional, fue dejado de lado y reemplazado por la "ciudad en la selva", enfoque adoptado por Ehud Barak y Benjamin Netanyahu, donde ven a Israel como el bastión progresista de Occidente en un Oriente Medio de árabes y musulmanes.El mes pasado, en su discurso ante el Congreso, Netanyahu citó al novelista inglés George Eliot, uno de los precursores del sionismo en el siglo XIX, quien dijo que un Estado judío "brillaría como una estrella refulgente de libertad en medio del despotismo de Oriente". Esa es la base como Netanyahu entiende la "paz económica". En la última década, como ministro de Hacienda, habló de un crecimiento económico tras una barrera de separación, al estilo del modelo de Corea del Sur frente a Corea del Norte. Como primer ministro demostró, en los últimos dos años, que el truco funciona. Israel disfrutó de calma en sus fronteras y de auge económico mientras que los países vecinos se hundían en crisis social y decadencia gubernamental antes de ser engullidos por las revoluciones.El mes pasado, el Día de la Nakba, las manifestaciones en los Altos del Golán y en el Día de Naksa, terminó con ese idilio y mostró, a los israelíes, que no están aislados de aquello que acontece del otro lado de la valla. La calma en los Altos del Golán llegó a un abrupto final solo porque el régimen de Bashar Assad está luchando por su vida.La gran mayoría de los israelíes están aislados de las revoluciones de la “primavera árabe”. Majdal Shams (aldea drusa en los Altos del Golán), donde las manifestaciones tuvieron lugar, es el punto extremo de la última curva antes de la subida a las pistas de esquí del monte Hermón. Sin embargo, los acontecimientos no se dejaron sentir en Tel Aviv, Jerusalén, Haifa y Rishon Letzion, cuyos residentes planifican sus vacaciones de verano en el extranjero.No obstante, los levantamientos regionales impactaron en la política exterior y defensiva israelí. La revolución egipcia en 1952 llevó a los ataques transfronterizos de los fedayines de Gaza y el Sinaí. Las revoluciones en Siria durante la década de 1960 llevaron a la Guerra de los Seis Días. Los intentos en Jordania de derrocar al régimen (1958 y 1970), dieron lugar a que Israel y Occidente estuvieran más cerca de los líderes de la casa real Hachemita. La guerra civil libanesa llevó a Israel a una larga ocupación del sur de Líbano. La revolución iraní (1979) forjó un enemigo declarado y poderoso de Israel. La guerra entre Irán e Irak y la del Golfo destrozaron el "frente oriental". El colapso de la Unión Soviética, que apoyaba a los regímenes árabes radicales, fomentó el proceso de paz de la década de 1990. Los cambios internos en Turquía privaron a Israel de un aliado importante y desembocó, el año pasado, en la crisis de la flotilla. Esa larga lista muestra que la actual ola de revoluciones en los países árabes tendrán un efecto mayor sobre la política exterior y de defensa de Israel en los próximos años de lo que parece. El miedo a la revolución egipcia provocó que, Netanyahu, acelere la construcción del muro en la frontera sur y que se hable del aumento del presupuesto de defensa. Las luchas internas en Siria son peligrosas para Israel debido a su proximidad geográfica, el poderío militar sirio y su conexión con Hezbollah e Irán, además de la controversia sobre las Alturas del Golán. Todas las señales indican que los disturbios no harán más que aumentar, poniendo en duda la supervivencia de la Siria unida.Israel debe tener cuidado de no ser absorbido por las luchas internas o en enredarse en guerras innecesarias en el mundo árabe. Al mismo tiempo, debe sondear oportunidades estratégicas tales como un escenario en el que se sustituye el régimen de Assad por un gobierno pro-occidental, separado de Irán y Hezbollah. Israel tiene que buscar las grietas en la pared y fortalecer sus lazos con los Estados Unidos, cuyo sistema de alianzas regionales se vio afectado y, ahora, necesita de Israel más que en el pasado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.