viernes, 18 de noviembre de 2011

Abraham Entierra a Sara y Busca una Esposa para Itzjak

AISH HATORA
Abraham Entierra a Sara y Busca una Esposa para Itzjak

Jaiei Sara(Génesis 23:1-25:18)
Abraham Entierra a Sara y Busca una Esposa para Itzjak

Una historia verídica:

Rajel, la hermosa novia, observaba nerviosa por la ventana. “¿Cuándo llegará?, se preguntaba repetitivamente. Hoy era el día en el que debía casarse con el santo rabino Jaim de Sanz, al que nunca había visto. Habían estado comprometidos por más de seis meses, sin embargo, cada vez que se agendaba un encuentro, el clima inclemente u otra circunstancia extenuante posponía la reunión.

Ahora el salón estaba lleno con los más importantes dignatarios de Galicia (Sur de Polonia) que habían venido desde lejos para acudir a la boda del santo rabino. Finalmente el momento llegó y un carruaje tirado por caballos se acercó al salón. El rabino Jaim salió del carruaje, cojeando como el jorobado de Notre Dame.

Con furia, la novia llamó a su padre: “¿Por qué no me dijiste que él era cojo?”, preguntó ella. Tratando de calmarla, él respondió, “Él es tan versado, piadoso y santo, que ni siquiera te vas a dar cuenta de su impedimento físico”.

Sin conmoverse, Rajel anunció: “¡Me niego a contraer matrimonio con él!”.

Imagina el caos que se generó cuando se esparció la noticia de que la novia se había arrepentido. Para evitar esta vergüenza, sus familiares y amigos (¡especialmente el proveedor de la comida!) hicieron todo lo posible por convencerla, pero no tuvieron éxito.

Finalmente, el novio mismo pidió hablar cinco minutos con ella en privado. Después de que hablaron por unos minutos, la novia se volvió a la multitud, con una amplia sonrisa y anunció que... ¡la boda continuaba!

¿Qué le dijo él?

Los Jasidim revelaron: Él citó el Talmud que dice, “Cuarenta días antes de la formación del embrión, una voz celestial anuncia: Este se va a casar con esta”.

El santo rabino Jaim le dijo a Rajel: “Cuarenta días antes de que te formaras, yo escuché la voz celestial y pedí ver a mi futura novia. La imagen que vi fue un bebé cuyas piernas estaban mutiladas. ¡Que cosa tan triste que una niña tenga un impedimento toda su vida! Entonces recé y pedí tener el impedimento en vez de que lo tuvieras tú”.

“Las parejas se hacen en el cielo”, es el tema de la parashá de esta semana. El matrimonio de Itzjak y Rivka nos enseña muchos valores y reflexiones de la Torá en relación al amor y al matrimonio.

* * *

La Muerte de Sara

La parashá comienza con la muerte de Sara. De acuerdo a la tradición esto ocurrió como resultado inmediato de la “Akedá” (El atamiento de Itzjak). El Midrash cuenta que Abraham le dijo a Sara: “Llevaré a Itzjak a estudiar Torá en Hebrón”. (Ahora entendemos por qué se levantó temprano, ¡antes de que ella pudiera cambiar de opinión!).

Cuando llegó la noticia a su casa en Beer Sheva de que Itzjak había sido llevado al altar, Sara corrió a Hebrón a ver si estaba allí. (Eso explica porqué ella murió en Hebrón). El mensaje que ella recibió fue: “Tu marido Abraham ató a Itzjak en el altar como una ofrenda…” Sin embargo, antes de que Sara pudiera escuchar el resto del mensaje – que Itzjak estaba a salvo – murió. Estaba emocionalmente tan conectada a Itzjak que no pudo soportar la idea de su muerte.

“Y Abraham fue a llorar y a elogiar a su esposa Sara” (Génesis 23:2)

Pregunta: ¿De dónde venía Abraham? ¿Y cuál fue su discurso?

Respuesta: Los sabios explican que Abraham llegó de la “Akedá” y encontró a Sara muerta como resultado directo de su increíble acción. Esto fue otra prueba para Abraham. ¿Acaso se arrepentiría de su buen acto y perdería el mérito del mismo (así como el hecho de arrepentirse de los malos actos elimina el castigo)?

Abraham no se arrepintió, y esta reacción formó la esencia de su discurso mortuorio: El hecho de que Sara tuviera un marido y un hijo que estaban dispuestos a sacrificar todo por Dios. ¡Ese fue el mejor elogio que pudo recibir!

* * *

La Cueva de Majpelá

El Midrash dice que cuando Abraham estaba listo para sacrificar al becerro para sus invitados (ver parashá Vaierá), el becerro se escapó. Abraham lo persiguió por todo el camino hasta la cueva de Majpelá en Hebrón. Cuando Abraham entró a la cueva, encontró ahí las tumbas de Adam y Java. Fue ahí cuando decidió que quería ese lugar santo como terreno para enterrar a su familia.

En una famosa negociación, Abraham trató de comprar la cueva de Majpelá de Efrón el Hití. El comentarista del siglo 19, Malbim, explica que a pesar de que los vecinos de Abraham lo respectaban mucho, ellos se negaron a conferirle el estatus legal de ciudadano y la ley establecía que sólo los ciudadanos podían comprar terrenos para tumbas.

Los Hititas le ofrecieron a Abraham el mejor lugar para enterrar a Sara diciendo, “Nadie te va a impedir utilizar el lugar de sepultura para enterrar a tu muerto” (Génesis 23:6). Su intención era decir: “La tierra es nuestra, pero te damos una tumba en nuestro terreno”.

Después de inclinarse para expresar agradecimiento, Abraham explicó que desde su punto de vista, no enterrar a los seres queridos en un terreno familiar sería equivalente a abandonar sus cuerpos. Luego les mencionó un resquicio legal: No me vendan la cueva, sólo “dénmela” (como regalo) y por supuesto los recompensaré – “con mucho dinero él me la dará” (Génesis 23:9). Esto evitaría el problema legal de vender a un no ciudadano.

Todo lo que quería Abraham era la cueva, y enfatizó que estaba ubicada al final del campo, para no molestar la producción agrícola en el campo de Efrón. Efrón contestó educadamente, “Te he dado el campo y la cueva” – enfatizando que era un trato global, entonces si quieres la cueva tienes que comprar también el campo.

En ese momento Abraham mostró unas monedas de plata y dijo, “Por favor ya toma mi dinero” (Génesis 23:13) – como diciendo, en mis ojos es como si ya lo hubieras tomado.

La ambición de Efrón se apoderó de él: “Mi señor, por la insignificante suma de 400 shekels de plata (el ingreso anual promedio era cerca de 10 shekels), ¿por qué hacer un alboroto entre buenos amigos? (Génesis 23:15 – Rashi).

Abraham pagó la suma completa, sin absolutamente ninguna concesión ni reducción; Efrón incluso exigió monedas totalmente comerciables. Efrón era el clásico ejemplo de “Decir mucho y hacer poco”.

En este punto, el campo y la cueva experimentaron una elevación espiritual y se convirtieron en posesión de Abraham y del pueblo judío para siempre.

Es digno de mencionar que Hebrón fue comprada justamente por Abraham, tal como Shjem fue comprada por Yaakov y Jerusalem por el Rey David, así como está registrado explícitamente en la Biblia. ¡Es interesante que hoy estos lugares son una gran controversia con nuestros vecinos!

* * *

Una Novia Para Itzjak

Después de haber estado tan cerca de perder a su querido hijo Itzjak, Abraham decidió que había llegado el momento de casarlo. Abraham llamó a su confiable sirviente Canaanita Eliezer y realizó una promesa. (A pesar que Abraham confiaba en él totalmente para manejar sus finanzas, casar a su hijo era una misión espiritual que requería una promesa). Eliezer juró que no tomaría una esposa para Itzjak de las mujeres Canaanitas y que no permitiría que Itzjak volviera a vivir en el “viejo país” (de donde provenía Abraham).

Rashi nos dice que Eliezer también tenía una hija que podía ser candidata para ofrecer, pero Abraham la declinó diciendo, “Yo soy bendito y los Canaanitas son malditos. Eso no hace una buena pareja”.

Pregunta: Ideológicamente, ¿no son acaso las hijas de los discípulos Canaanitas de Abraham, como Eliezer, más deseables que las idólatras de la tierra de Abraham? ¿Por qué molestarse en volver a casa?

Respuesta: La ideología puede ser cambiada con una persuasión adecuada. Sin embargo, los rasgos de carácter son de nacimiento y son extremadamente difíciles de cambiar. Los Canaanitas eran los hijos de Jam y Canaan que fueron maldecidos por Noaj, y a pesar de todo lo bueno de su ideología, ellos mantenían el carácter de Jam. Por otra parte, la familia de Abraham tenía buen carácter, a pesar de adorar ídolos.

En un matrimonio, los rasgos de carácter deben ser el factor más importante; la ideología puede cambiar fácilmente.

* * *

La Misión de Eliezer: Recuento Paso a Paso

(1) Eliezer tomó 10 de los camellos de su amo (reconocibles por sus mordazas, que sólo se quitaban cuando estaban en campos sin dueño) y toda la riqueza de su amo en su mano. (Génesis 24:10)

Pregunta: ¿Cómo pudo Eliezer llevar toda la abundante riqueza de Abraham en su mano? (“¿¡Acaso él tenía al mundo en sus manos!?”).

Respuesta: Abraham escribió un documento (con fecha del día del viaje de Eliezer) nombrando a Itzjak como su único heredero. Entonces Eliezer llevó este documento, representando toda la riqueza de Abraham, en su mano.

(2) “Se levantó y fue a Aram” (Génesis 24:10), sin mencionar su tiempo de viaje. Los sabios dicen que Eliezer experimentó un “milagroso acortamiento del viaje”, momentos después de salir, llegó a destino.

(3) “Él hizo descansar a los camellos en el pozo, en la tarde” (Génesis 24:11). Eliezer tenía intereses propios, a él no le habría molestado fallar en su misión de encontrar una esposa para Itzjak, dándole así una nueva oportunidad a su hija. Aún así, Eliezer se sobrepuso a esos pensamientos y rezó a Dios para ser exitoso por el mérito de su santo amo Abraham.

(4) El problema principal de Eliezer no era “quién querría casarse con Itzjak”. Toda candidata quería ser su esposa, y todo padre quería estar relacionado con el famoso Abraham. Pero, ¿cómo iba a saber Eliezer quién era la correcta? Él rezó y repentinamente tuvo una idea brillante: Quien ofrezca agua a los camellos, ha incorporado el principio de la “bondad” en su vida. Este era un requerimiento necesario para unirse a la familia de Abraham.

(5) Eliezer justo había terminado su rezo, cuando Rivka (la prima de Itzjak) fue a sacar agua del pozo. Mientras se aproximaba al pozo, las aguas milagrosamente subieron a encontrarla. Ella llenó su cántaro con el agua de la familia y se puso en camino.

(6) Eliezer corrió hacia ella: “¡Por favor, dame un sorbo de agua de tu cántaro!” (Génesis 24:17). Rivka accedió y corrió. “¡Toma mi señor!”, le dijo a Eliezer, y él tomó. Apenas había terminado de tomar cuando de pronto, Rivka le ofreció agua para los 10 camellos. (Génesis 24:19)

Pregunta: ¿Por qué se interesó repentinamente en los camellos?

Respuesta: Primero, ella tenía un problema técnico. “¿Cómo puedo llevar esta agua a casa después de que un extraño tomó de ella? ¿Tal vez no es sano?”. Por otra parte, botar el agua y volver a llenar el cántaro después de los pocos sorbos que él había tomado sería avergonzarlo en público. ¿Cuál fue la solución de Rivka? ¡Dársela a los camellos!

Segundo, este hombre recién había llegado de un largo viaje. Estaba sentado cerca del pozo sin embargo carecía de la fuerza para sacar agua para poder tomar. Es por eso que le pidió agua a ella. Si era así, ¡obviamente no era capaz de sacar agua para los pobres y sedientos camellos!

(7) Rivka realizó una hazaña sobrehumana. La joven niña hizo decenas de viajes al pozo para darle agua a los 10 camellos (aproximadamente 500 litros a cada uno) hasta que terminaron de tomar. Obviamente, este no fue el primer acto de bondad de Rivka. La Torá no es un libro de historia, y por lo tanto, no registra cada historia que sucede. Si ella fue capaz de realizar este acto, obviamente ella se había trabajado y había crecido a través de muchas instancias previas.

Pregunta: ¿Quién fue el mentor de Rivka? ¿Quién inspiró a una pequeña niña, que vivía en medio de idólatras, a desarrollar esas preciadas cualidades de carácter? (Los sabios se refieren a ella como la “rosa en medio de las espinas”).

Respuesta: Abraham abrió sus tiendas a todos los peregrinos y les enseñó sobre un Dios bondadoso, un Dios que quiere que actuemos con bondad ante las demás personas. Cuando estos peregrinos iban a la tierra de Aram, ellos visitaban a la familia de Rivka y les contaban sobre su tío Abraham y todos sus actos de bondad. Rivka absorbió estas historias, las tomó en serio y decidió seguir el camino de Abraham haciendo bondad constantemente, culminando con este extraordinario acto. (Avigdor Miller)

(8) Eliezer, sin hacer preguntas, sacó un anillo de oro para la nariz que pesaba una “beka” y un collar que pesaba 10 piezas de oro. Rivka le informó de su identidad (como pariente de Abraham) y el sirviente inmediatamente se inclinó al suelo y le agradeció a Dios.

Rashi nos cuenta que el anillo simbolizaba el shekel (moneda de plata que se donaba en el templo en los sacrificios comunales) que pesaba una “beka” y que las 10 piezas de oro correspondían a los Diez Mandamientos.

Pregunta: ¿Cuál es su relevancia aquí?

Respuesta: El tratado Talmúdico "Ética de los Padres" nos informa que el mundo se sostiene en tres pilares: Torá, Servicio Divino y actos de bondad. Dado que Rivka había realizado un tremendo acto de bondad, Eliezer le informó que sus hijos iban a aceptar los Diez Mandamientos (Torá) y que iban a llevar sacrificios al Templo (Servicio Divino).

(9) Rivka corrió a su casa a contarle a su madre. Rivka le mostró las joyas de oro y le contó a todos sobre el hombre que creía en Dios y que le agradecía a Él. Su hermano Laván (a pesar de que su nombre significa blanco, “¡no había nada blanco sobre él excepto su nombre!”) corrió a conocer al extraño. Laván pensó “Mira lo que pagó por un trago de agua, ¡¿puedes imaginar cuánto va a pagar por alojamiento?!”.

Laván exclamó: “¡Ven, bendito de Dios! Yo limpié la casa” (Génesis 24:31), al limpiarla de ídolos (Rashi). ¿Por qué repentinamente Laván es tan justo? Él pensó: Si Eliezer cree en Dios y tiene mucho dinero, ¡entonces yo también voy a creer en Dios!

(10) Eliezer entró a su casa y lo invitaron a comer. Él proclamó: “No puedo hablar antes de decir lo que tengo que decir” (es decir, lavar mis manos y recitar las bendiciones, así como la bendición del pan). “Soy el sirviente de Abraham” (es decir, cuidamos la Tora y no podemos comer no casher). (Génesis 24:34 – Baal HaTurim).

(11) Eliezer repitió la historia completa del encuentro con Rivka y les mostró el documento (con la fecha de hoy, probando que su viaje había sido ultra rápido) y le pidió la mano de Rivka para que se casara con Itzjak. En caso que no estuvieran de acuerdo, Eliezer nuevamente sugirió a su hija.

Pregunta: ¿Acaso no le había dicho Abraham a Eliezer, “Yo soy bendito y tú eres maldito”? ¿Por qué continuaba Eliezer mencionando el tema?

Respuesta: Después de que Laván bendijo a Eliezer “Bendito de Dios”, Eliezer se consideraba a sí mismo como bendito.

(12) La familia de Rivka respondió: “El tema ha venido de Dios” (Génesis 24:50), de lo que el Talmud deriva que “las parejas se hacen en el cielo”. El judaísmo cree en la Divina Providencia en todos los aspectos de la vida. Dios provee todas nuestras necesidades a lo largo de la vida. Al buscar una pareja, la mano de Dios se puede ver en forma particular.

(13) Laván planeó envenenar a Eliezer para poder quedarse con todo su dinero. Pero un ángel dio vuelta la situación (ruleta rusa) y el padre de Rivka, Betuel (que planeaba retrasar la boda), fue envenenado en su lugar. Cuando la madre de Rivka y su hermano trataron de demorar las cosas, Rivka misma dijo que ella quería que las cosas avanzaran. Aprendemos de aquí que la novia y el novio deben estar los dos de acuerdo para casarse y que los padres no pueden forzar la voluntad de sus hijos.

Pregunta: ¿Por qué la Tora relata la historia de Eliezer tan extendidamente – ¡dos veces! – mientras que en otras situaciones la Tora es tan meticulosa con cada palabra e incluso leyes importantes están dadas a conocer solamente de forma indirecta?

Respuesta: Los sabios dicen, “¡Dios disfruta de la conversación de los sirvientes de los patriarcas (y ciertamente de la conversación de los patriarcas mismos) más que de la Tora de sus hijos! Por el gran amor de Dios por nuestros ancestros, Él da detalles sobre sus conversaciones, más que sobre las leyes entregadas posteriormente. (¡Por supuesto, podemos aprender muchas lecciones de esta conversación!).

Todo el punto del libro de Génesis es mostrarnos cómo las acciones de los ancestros plantan la semilla para sus hijos.

* * *

El Regreso a Israel

Eliezer regresó a Israel con Rivka. Montaron los camellos y llegaron rápidamente a casa. Itzjak estaba meditando en el campo, componiendo el rezo de Minjá de la tarde. Cuando Rivka vio a Itzjak, se bajó del camello. Se negó a conocerlo mientras montaba, para de esta manera enfatizar la igualdad entre ellos. Ella se puso el velo para conocer a su novio. Itzjak se casó con Rivka y la amo (¡en ese orden!) y la presencia de Dios volvió a la tienda de la familia.

Los sabios explican que mientras Sara vivía, el pan que ella horneaba se mantenía fresco toda la semana. Las velas que ella encendía estaban prendidas toda la semana. Sobre la tienda había un pilar de fuego que representaba la presencia de Dios. Cuando Sara murió, estos milagros cesaron, hasta que Itzjak se casó con Rivka y en ese momento los milagros regresaron.

Esto significa que el primer “Templo” judío fue realmente la tienda de los patriarcas, donde las matriarcas desempeñaban el rol del Sumo Sacerdote para mantener la presencia divina ahí. El subsecuente Tabernáculo en el desierto y los Santos Templos de Jerusalem fueron una continuación de esa tienda.

Hasta este día, cada pareja que se casa trabaja para llevar la presencia divina a su hogar y la esposa es la guardiana de su santidad.

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La Muerte de Abraham

Abraham se casó con Keturá (por tradición sabemos que era Hagar) y tuvo seis hijos y muchos nietos. Aún en vida, Abraham los mandó al este. (Algunos dicen que esto se refiere a los orientales que recibieron poderes espirituales de su padre, pero mantuvieron distancia con los hijos de Itzjak).

"Y Abraham murió a una edad avanzada y madura, un anciano, saciado de días” (Génesis 25:8). Abraham vivió una vida milagrosa y sus días estuvieron llenos de logros. Él hizo que cada día contara sirviendo a Dios. Ishmael se arrepintió durante la vida de Abraham. Esav aún no dejaba el corral. La nación judía estaba en camino.

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