Nuestro Shabat nos vuelve a enfrentar a la vida. 'Shabat Najamú' lleva el sello de un consuelo que parecía aletargarse para permanecer entre las letras de un libro o los poemas de un artista. Sin embargo, las horas previas a la conclusión del ayuno de Tishá BeAv ya nos regalaban el intento de poder conjugar el verbo y armar las letras que lleven a ese consuelo. Sí, querido lector, en medio del tormento, parece aflorar la esperanza. En medio del dolor, parece brotar una imagen de luz, que busca ingresar en medio de los claroscuros que propuso el día, en los cuales nos vimos envueltos, derramando lágrimas y estremeciéndonos por dentro.
Llega este primer Shabat, de siete Shabatot, para invitarnos a descubrir que se puede. Que se debe...Que más allá del tormento y la desolación, algo perdura. Hay algo que ha quedado sin romper, sin quebranto. La capacidad de levantar nuestras cabezas, de erguir nuestros encorvados cuerpos y de dirigir nuestras miradas. Hay un Cielo que espera. Y un D's más que atento. Sólo debemos estar nosotros para que todo pueda producir un movimiento...Romper con la inercia del desastre. Caminar con los pasos de una decisión noble a tomar.
"Dirshú HaShem be-himatzeó" cantaba el profeta la tarde del 9 de Av. '¡Buscad a D's cuando Él puede ser hallado...!'. ¿Cuándo puede ser hallado...? ¿Acaso no está siempre? ¿O acaso verdaderamente se ha ocultado? 'Cuando puede ser hallado...'. Cuando tú, hombre; cuando usted, querido amigo, ha decidido emprender una búsqueda lenta y a veces desesperada; cuando nosotros, después de tanto dolor y angustias, decidimos dar un vuelco sensible a nuestras vidas. Sin dejar nada ni a nadie. Porque buscar a D's es tarea de inclusión, no exclusiva...
Entonces el consuelo parece ser posible. Porque consuelo es hacer un lugar. Es crear un espacio allí donde todo parece haberse cerrado. Es estar con uno y con El Otro. Es poder derramar lo que se lleva dentro sin tener que aceptar la realidad como parte de mi tragedia. Pues mi tragedia es única...Tanto como la Casa que lloramos en la semana que ha dado a su fin.
Este 'Shabat del Consuelo' produce un Encuentro. Lo reproduce mejor dicho. Ese encuentro cercano que cupo una sola vez, pero sus aromas se esparcieron por el mundo todo. Una Montaña. Un día. Un pueblo. Una Voz...D's y Su Torá llegando a cada integrante del pueblo judío. 'Vaetjanán', segunda perashá del Jumash Devarím, nos retrotrae hacia el evento irrepetible de 'Maamad Har Sinai'. Aquel estar de pie ('maamad') de una nación, frente a una montaña.
Los 'Aseret ha-Diverot' volverán a cubrir el espacio celestial y terrenal de los hombres. Diez Mandamientos que son 'Decires'. Palabras que crean. Creaciones que hablan. D's y un pueblo. D's y el hombre. Palabras que crean compromisos y responsabilidades. Allí nace la esperanza, anfitriona del consuelo...Porque el consuelo es volver a reparar lo roto. Y nosotros, como pueblo de Israel sabemos de roturas y entendemos de rupturas...No sólo las Primeras Tablas se pulverizaron. También las Casas que las supieron atesorar fueron derruidas.
Nuestra perashá nos regala por segunda vez, la capacidad de 'escuchar la Voz Divina'. Porque consuelo, también significa una segunda oportunidad. Porque allí donde la nada parece ocupar el lugar de la vida y el vacío su contenido, el consuelo trae la Palabra y la Palabra, la vida. Una vida llena de contenidos. Palabras de D's y hombres con oídos. Escuchas eternas que superan al olvido. Escuchas eternas que nos traen presentes, que aseguran que hay futuro, que prometen un consuelo que llegará a su tiempo debido.
"¡Oh, si permaneciera con ellos este sentir suyo, a fin de que Me Teman, y guarden todos Mis mandamientos en todo tiempo, para que les vaya bien a ellos y a sus hijos para siempre!", tal el anhelo de aquel D's del Sinai. Un D's Creador del hombre, que aspira a que ese hombre pueda elegir a D's... Una prueba más del libre albedrío. Participar del Monte Sinaí es la libertad del compromiso. O tal vez, el compromiso de los libres...Es por ello y para eso que llegaron los 'Decires'. Para compeler a los hombres a abrigarse en el calor de la vida. Allí nace el consuelo también. Cuando elijo ciertamente la vida...
Y es por ello que la estadía frente al Monte Sinaí, tiene una conclusión en el texto. Aún no escuchamos el 'Naasé ve-Nishmá', y D's sigue hablando...Nuestra perashá nos lo regala, para aprender. "Ve ahora, pues y diles: Volved para vosotros a vuestras tiendas" ('Lej emor lahem: Shubu lajem le-aholeijem...').
Hay una forma de 'cumplir con la Voluntad de D's. Llevarnos la Montaña a nuestras casas...Porque la elevación lograda allí afuera, es imponente. Pero la sabiduría es poder volver y llevar las cosas a lo cotidiano. El verdadero vivir, el sentido convivir, es tener el Sinaí en cada casa. En la propia. En los propios...
El consuelo –'Nejamá'- tiene nombre femenino. La fortaleza de esa 'tienda' a la cual se nos pide volver después de tremenda emoción, es la familia. Los siete sábados del consuelo buscan a cada familia. Y a partir de ella, recomponer el tejido esencial del cuerpo y el alma judíos. Si lo logramos, el último de los siete sábados, estará depositándonos en las frágiles páginas de un nuevo año. Un año que se inicia en derredor de una mesa, juntos a los propios y ajenos –la familia-, para brindar por lo que nos es dado: la vida, la esperanza, los hechos, la alegría...
¡¡Shabat Shalom uMeboraj!!
¡SheNizké beNejamat Tzión ubeBinián Ierushaláim!
Rab.Mordejai Maarabi
Rabino Oficial de la Olei