Una fuente presidencial citada por la agencia estatal Mena asegura que Mursi hará escala en Irán tras su visita a China para encabezar la delegación egipcia en la conferencia de los No Alineados, que tendrá lugar en Teherán los próximos 30 y 31 de agosto y en la que el país árabe hará entrega de la presidencia rotatoria a la república de los ayatolás. La agenda incluye además discutir los retos de una organización fundada en 1961, con el trasfondo de la Guerra Fría, e integrada en la actualidad por 117 países.
Sin embargo, desde palacio no precisaron si el sucesor de Mubarak se reunirá con altos cargos iraníes. Mursi ya intercambió un mediático abrazo con su homólogo iraní MahmudAhmadineyad el pasado 14 de agosto durante la cumbre de la Organización de la Conferencia Islámica celebrada en Arabia Saudí y donde –con la oposición de Irán- se acordó suspender a Siria.
El acercamiento entre el Egipto suní, enfrascado en su mudanza democrática, y el Irán chií, patrocinador de la milicia libanesa Hizbulá y de los estertores del régimen de Bashar Asad, coincide con una escalada en las tensiones entre Irán e Israel a propósito del plan nuclear de Teherán. Ahmadineyad se refirió ayer al Estado hebreo como "un tumor cancerígeno" y –en consonancia con las últimas palabras del Ayatolá Jomeini- prometió borrar su rastro de la faz de Oriente Próximo.
En mitad del ruido, Irán y Egipto afrontan un deshielo incierto. Las relaciones entre dos de los países clave de la región permanecen bajo mínimos desde 1980, un año después del triunfo de la revolución iraní y del reconocimiento egipcio de Israel. Los encontronazos no acabaron ahí. El Sha de Persia, Mohamed Reza Pahlavdi, pasó sus últimos días en El Cairo bajo la protección del entonces presidente Anuar el Sadat, que falleció en octubre de 1981 a manos de un soldado islamista. El asesino, JaledIslambuli, fue considerado un mártir en Teherán, donde incluso se le dedicó una calle.
Lejos de todo aquello, Irán celebró la victoria de Mursi en las presidenciales de junio como prueba del "despertar islámico". Interesado en mejorar las relaciones comerciales, Egipto ha sido hasta ahora un tradicional aliado de Estados Unidos, que entrega anualmente una sustanciosa cantidad económica a su Ejército.
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