Viajó a Israel, con 24 años, allí conoció a Ilin, con quien se atrevió intercambiarle las figuritas de sus angustias, con quien llorar sus miedos. Formaron pareja y levantaron el enroque familiar; el juego del amor entre Horacio e Ilin coronó tres jóvenes reinas: Lara (de 28 años), Magalí (24) y Denisse (21). Sin dudas, sus mejores jugadas frente al tablero de la vida. Por eso hoy, de visita en la Argentina, Horacio, delgado, con voz grave y monocorde, enciende su pasado y recuerda: "Yo había empezado la facultad para estudiar sociología, pero con la llegada de la dictadura militar de esa época la carrera se cerró. No tuve muchas opciones y opté por emigrar y viajar a Israel para reacomodar mi vida".
Horacio Volman dejaba atrás un mundo de afectos y amistades. También una pasión: el ajedrez.
"Yo nací en Avellaneda y a ya a los nueve años sabía mover la piezas; un tío (Carlos Linosvky) fue quien me metió en este mundo. Más tarde empecé a frecuentar el Club Jaque Mate, allí tenía muchos amigos y participé en muchos campeonatos metropolitanos y juveniles. Integré un equipo junto a Luis Biancalana, Alberto Placenti, Juan Kuscharsky, Carlos Janini y yo; nos llamaban el equipo "ruso" de Jaque Mate.
-¿Y cómo fue el paso de Jaque Mate a Torre Blanca?
-Allí en el Club Jaque Mate había una persona, Rufino Marini que era el que se encargaba de la organización de las distintas competencias. Hubo una ruptura, Marini se alejó y yo me fui con él y otros más y empezamos a darle forma al bosquejo de un club de ajedrez en una sala de la calle Humahuaca donde funcionaba el club Defensores de Almagro. Después nos fuimos a otra sala en el Club La Providencia, de la calle Yerbal hasta que en el Círculo de Ajedrez Vélez Sársfield nació el Círculo Torre Blanca. Tres meses después, nos trasladamos a la primera sede en la calle Díaz Vélez 3833. A partir del 1 de mayo de 1994, yo ya no estaba en el país, el Círculo de Ajedrez Torre Blanca, tras adquirir una propiedad se mudó a su sede actual en la calle Sánchez de Bustamante 587.
-¿Y con qué cosas soñaba con alcanzar con la fundación de un club de barrio como el Círculo Torre Blanca?
-Nuestro proyecto era muy ambicioso, soñábamos con llevar el ajedrez a las escuelas, a que se jugara al aire libre en las plazas. Tuvimos una gran respuesta de los vecinos y rápidamente nos convertimos en la institución con mayor número de socios y con mayor actividad en Sudamérica. Todo el mundo sabe del semillero de ajedrecistas surgidos de esta sala, tengo entendido que ya son más o menos 22 los maestros internacionales de Torre Blanca y a ellos hay que sumarles grandes figuras con reconocimiento mundial como Pablo Zarnicki, Marcelo Tempone, Ariel Sorín, Pablo Lafuente y Rubén Felgaer. Todos grandes maestros.
¿Pasaron 40 años de su fundación y qué lo trae por aquí además de los recuerdos?
-Bueno, pese a que me fui en 1979 yo siempre regreso al país a visitar a mi familia; aquí está mi madre, mis hermanos, suegra y cuñado. Además ésta visita coincidía con el 40° aniversario de la fundación del Círculo y me invitaron a participar de un certamen. Tal vez mi nivel ya no sea el de antes (llegó casi a 2300 puntos de Elo), pero podía aportar una bandera al torneo ITT y me pareció que así podía seguir ayudando a esta entidad de la que tantos recuerdos conservo.
Horacio Volman dejó su nombre grabado a fuego más allá de las actas fundacionales, él fue el primer campeón juvenil que tuvo el Círculo Torre Blanca en 1972.
"Sí por entonces era muy joven, tenía 16 años y dos veces había logrado el 3er puesto en los juveniles nacionales en Chapadmalal y Marco Juárez, pero sin dudas que el título de campeón juvenil de Torre Blanca está entre los mejores recuerdos".
¿Y cómo fueron los primeros años en Israel?
-Difíciles por supuesto, pero a través del ajedrez encontré una forma más para salir adelante. Completé un curso de Profesor de Ajedrez, comencé a dar clases en la Universidad de Haifa y alcancé el grado de entrenador. Me dediqué al trabajo con el seleccionado juvenil y acompañé a varios a distintos mundiales. Ya en 1989 viajé como entrenador al Campeonato Mundial de Puerto Rico donde allí había grandes talentos argentinos como Hugo Spangenberg y Marcelo Playa. También repetí la experiencia en 1991 en el certamen en Brasil.
-¿Y cómo vive hoy en Haifa?
Haifa es la tercera ciudad en importancia detrás de Jerusalén y Tel Aviv; yo me recibí de sociólogo y más tarde hice un Master en Antropología. Actualmente trabajo para una municipalidad en un programa de atención a la juventud. Estamos detrás de los jóvenes que no estudian ni trabajan y les facilitamos cursos de capacitación con carreras profesionales para alejarlos de las calles, las drogas y la marginalidad. También tenemos que prestar atención a algunos reclamos de los "indignados", también a temas referentes al medio ambiente por causas de la gran polución entre las zonas de Haifa y San Juan de Acre.
-¿Y se puede vivir del ajedrez en Haifa?
-En verdad es muy difícil en cualquier ciudad, no sólo en Haifa. Hay muchos jugadores y además hemos recibido una fuerte corriente de inmigrantes rusos, casi un millón en la década de los noventa, entre ellos de muchos grandes maestros de ajedrez. En algunos lugares existe cierto tipo de apoyo al ajedrez social, pero para los profesionales es muy difícil, si creo que hasta Boris Gelfand debió costearse algunos gastos de él y de sus entrenadores.
Horacio Volman el argentino que nunca que se marchó porque siempre está de vuelta. Tiene memoria y vuelve al primer amor.
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