martes, 5 de marzo de 2013
El avance de Israel
por Tony Bianchi
Mapa 1 – El planificado gasoducto entre Israel y Turquía
Hasta hace unos meses nadie se hubiera imaginado que Israel pudiera
producir y tanto menos exportar gas y petróleo. Pero este escenario ha
cambiando rápidamente a raíz del reciente descubrimiento de dos
grandes yacimientos de gas mar adentro frente al puerto de Haifa,
cerca de la frontera norte de Israel con el Líbano, conocidos como
Tamar y Leviathan.
Reconocidas empresas geológicas europeas afirman que estos yacimientos
podrán producir, empezando por Tamar dentro de cinco meses, suficiente
gas no solamente para satisfacer la demanda interna de Israel sino
también para suplir una cantidad muy respetable para la exportación.
Por otro lado se ha podido comprobar que el 15 por ciento del subsuelo
del país, principalmente en el sur, acumula sustanciales yacimientos
de petróleo debajo capas de esquisto alcanzables gracias a la
fracturación hidráulica o fracking, que permite penetrar sus duras
capas y extraer gas y/o crudo.
Estudios llevados a cabo conjuntamente por el Consejo Mundial de
Energía (World Energy Council) y el Instituto de Energía de Israel
calculan que las reservas de crudo de esquisto podrían alcanzar los
250 millardos (inglés: billions) de barriles, nada más y nada menos
que el equivalente a las actuales reservas de Arabia Saudita.
Rusia, China, Corea del Sur y varios países europeos ya han mostrado
interés en la compra del gas israelí y hace dos meses durante su
visita a Tel Aviv Vladimir Putin propuso abiertamente una asociación
ruso-israelí para proyectos gasíferos.
Uno de estos proyectos es la ambiciosa construcción de un gasoducto
submarino de unos 400 kilómetros de largo que bombearía gas desde el
puerto de Haifa en Israel a Turquía pasando por la isla de Chipre para
ser convertido en gas líquido (LNG) al llegar a tierra firme turca.
Mapa 2 – Ruta del “Ferrocarril del desierto” que facilitaría el
transporte entre el Mediterráneo y el Mar Rojo y el Océano Indico
Los preludios de este un gran crecimiento económico israelí han
despertado el interés no solamente de Rusia pero también de varios
países entre los cuales se destaca China que para mediados de este año
espera firmar un contrato para la construcción de una línea de
ferrocarril de más de 270 kilómetros desde el puerto mediterráneo de
Ashdod a poca distancia de Tel Aviv hasta Eilat en el extremo sur de
Israel, puerto que al igual de Acaba su vecino de Jordania, dan
precisamente hacia el Golfo de Acaba que luego se convierte en el Mar
Rojo.
La importancia de este proyecto es que abrirá una importante vía de
transporte alterna al súper congestionado Canal de Suez estimándose
que el envío de mercancía cruzando Israel por tren ahorrará mitad del
tiempo y del costo que representa el traslado desde el Mediterráneo al
Mar de Arabia y al Océano Indico.
En vista que esta línea de ferrocarril atravesará el desierto de
Negev, que ocupa más de la mitad de la superficie terrestre de Israel,
y el comienzo de la extracción de petróleo esquístico convertirá en
realidad el sueño de David Ben Gurión, fundador del estado de Israel,
de una día aprovechar y desarrollar la región más grande pero también
mas desolada del país.
Debido al tamaño reducido de Israel, Ben Gurión alimentaba la
esperanza de ampliar su área habitable para incrementar la “aliyah” o
inmigración de Judíos a Israel. Hoy en día esta inmigración es
considerada aun más necesaria por el aumento del antisemitismo en
países como Francia e Inglaterra donde ha triplicado el número de
habitantes de religión Musulmana durante los últimos 30 años.
Observadores políticos occidentales estiman que este boom energético
cambiará drásticamente el panorama y la correlación de fuerza en el
Medio Oriente a favor de Israel. Señalando la oferta rusa de asociarse
a Israel al mismo tiempo que Moscú mantiene una actitud muy blanda
hacia Syria y el gobierno de Bashar al-Assad, enemigo de Israel, ellos
están convencido que en un futuro bastante cercano Tel Aviv
conquistará muchos nuevos amigos y hasta podría incentivar que algunos
“enemigos” de la región establezcan relaciones comerciales con Israel.
Finalmente no se puede hablar de importantes avances tecnológicos y
energéticos de Israel sin mencionar el pulso electromagnético ( PEM en
español, EMP en inglés) cuyas alternativas los israelí están
perfeccionando a la par de los Estados Unidos.
Descubierto como resultado adjunto a las explosiones de bombas
atómicas, las radiaciones del pulso electromagnético utilizable en
bombas PEM varían desde explosivos que destruyen los sistemas
eléctricos como una red de distribución eléctrica de toda una nación a
otros que gradualmente pueden acabar con todos los tipos de aparatos
electrónicos archivos y sistemas de computación y de defensa
incluyendo detectores de mísiles y todo esto sin causar la pérdida de
vidas humanas.
Rodeado de países que han abiertamente admitido que quieren que Israel
desaparezca del mapa no debe asombrar el hecho que los israelí estén
en la vanguardia de esta tecnología como igualmente lo están en el
campo de la inteligencia y espionaje.
Pero según el gobierno israelí, Tel Aviv tiene la esperanza que
mientras que los armamentos PEM sirvan para disuadir a los países
enemigos de lanzarse en aventuras bélicas en contra de Israel, su
tecnología de punta, el descubrimiento de gas y petróleo y su
crecimiento económico sirvan para estrechar lazos, aunque solamente
comerciales, y ayuden a asegurar la paz en el Medio Oriente.