viernes, 17 de octubre de 2014

La alegría del estudio

Simjá Torá en EshkolSimjá Torá en Eshkol
El último día de la Festividad de Sucot nos invita a una celebración y un tiempo peculiares: coronar nuestra alegría -que crece día a día durante la festividad, ve-samajta bejagueja- junto a la Torá, esencia misma de la felicidad y el regocijo en los días de la vida del pueblo judío.

Simjat Torá resume, con su nombre simple, el contenido y el continente de la vida de
cada iehudí, de cada generación y generación en el devenir de la nación hebrea en la historia.

Llegamos a esta instancia para celebrar no solo el correr del tiempo y nuestro paso por él; arribamos a un día que limita el pasado del presente y nos confronta con un futuro. Simjat Torá nos habla del regalo del Eterno, del Creador, que se renueva en el corazón y en las almas de Am Israel -como en aquel día cuando la Ley fue entregada en el Monte Sinaí- y renueva el compromiso allí asumido por nuestros antepasados como compromiso de eternidad: ¡Naasé ve-Nishmá”, “¡Haremos y Escucharemos!”

Es a partir de entonces que la Sagrada Torá -descendida desde los recónditos Cielospasó a anidar en cada uno y uno de los integrantes del pueblo de Israel, que la estudia, transmite, lee públicamente y escribe -cada uno para sí mismo, así como para sus propios hijos-, en un acto de trascendencia y amor únicos.

Es precisamente en el tiempo de Sucot -en su último día, como ya dijimos- cuando la lectura pública del Sefer Torá toca a su fin, indicándonos el tiempo del inicio de su lectura en las
Sinagogas.

“...El espectáculo de la celebración de Simjat Torá, cuando un pueblo entero se regocija cantando y bailando en torno y con los Rollos de la Ley, es un cuadro curioso pero también un testimonio maravilloso sobre el lugar que ocupa la Torá y el estudio entre el pueblo judío: la alegría del estudio no es privilegio de los sabios, sino que la comparte el pueblo entero. Todos, sin excepción, comparten la Torá, quien más, quien menos. Los Rollos de la Enseñanza no están guardados en lugares ocultos, para ser entendidos solamente por eruditos de elite y elegidos. En el judaísmo, el estudio quedó democratizado desde la antigüedad y el amor al estudio era inculcado en las amplias masas del pueblo” (Pinjas HaCohen).

¿Por qué Simjat Torá en este día particular, al finalizar Jag ha-Sucot? Quizás haya que buscar las raíces de la festividad en la celebración del precepto bíblico de Hakhel, que tenía lugar, una vez cada siete años, en el último día de Sucot.

Así lo describe el famoso Sefer Ha-Jinuj, escrito por el Rab Aharón HaLevi en el siglo XIV: “Nos ha sido ordenado que todo el pueblo de Israel, hombres, mujeres y niños, se reúnan el segundo día de la festividad de Sucot, al término del Año Sabático, y que sean leídos párrafos del Libro de Devarim(Deuteronomio, quinto Libro de la Torá).
Respecto de esta Asamblea, dice la Torá: “Al cabo de cada séptimo año, el año de la remisión (Shemitá), en la Fiesta de la Cabañas, cuando viniere todo Israel a presentarse delante de HaShem, Tu D’s, en el lugar que Él escogiere, leerás esta Ley delante de todo Israel, a oídos de ellos. Congregarás al pueblo, varones, mujeres y niños y los extranjeros que habitan en tus ciudades, para que oigan y aprendan y así teman a HaShem, vuestro D’s, y guarden todas las palabras de esta Ley para cumplirlas. Y para que los hijos de ellos que no tuvieron conocimiento de estas cosas, oigan y aprendan a temer a HaShem, vuestro D’s, todos los días que viviereis sobre la tierra adonde vais, pasando el Iarden para tomar posesión de ella...” (Devarim Cap.31: 10-13).

La razón de este mandamiento -prosigue el Sefer Ha-Jinuj-, es la siguiente: “Puesto que toda la esencia del pueblo de Israel es la Torá, por la que se distinguen de todos los pueblos restantes, merecen vida eterna y deleite constante, incomparable con nada de este mundo, corresponde que se reúnan en el momento fijado para escuchar sus palabras, para que cada uno, hombres, mujeres y niños puedan preguntar: ¿Con qué propósito nos hemos reunido todos en esta gran asamblea? A lo cual la respuesta será: ‘Para escuchar las palabras de la Torá, que es todo nuestro ser, nuestro esplendor y nuestra gloria...’ ”. Simjat Torá: la alegría del estudio asoma, año tras año, en el final mismo del calendario festivo, para insinuarnos que, cuando algo parece concluir, en verdad se abre para nosotros el fascinante mundo de volver a estudiar, de volver a aprender, de poder decir, bien temprano, como cada mañana: ¡Ashrenu! Ma tov jelkenu, u-má naim goralenu u-má iafá meod ierushatenu...! - ¡Felices de nosotros! ¡Cuán buena es nuestra parte y cuán agradable nuestro destino y cuán hermosa es nuestra herencia...!
Alegres por tener esa herencia y ser judíos, por siempre.

Rab. Mordejai Maaravi. Rabino Oficial de la OLEI

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