El ejército israelí esta semana desclasifico información de inteligencia sensible sobre la campaña de rearme de Hezbolá "en el sur de Líbano . Detalladas fotografías aéreas, videos y mapas muestran cómo la organización terrorista está de nuevo preparandose sin piedad para utilizar a civiles libaneses como escudos humanos, como lo demuestra su despliegue en un poblado chiíta - el-Khiam - situado a sólo 4 kilómetros de la frontera israelí. Allí, Hizbullah ha incrustado sus escondrijos de armas, las bodegas, centros de mando y control y las existencias de misiles - y estacionó su personal armado - y junto a los hospitales, mezquitas, escuelas y hogares.
Al hacer pública esta información sensible, Israel corre el riesgo de revelar sus procedimientos recoleccion de inteligencia de Hezbolá y darle la oportunidad de adaptarse. Sin embargo, ese riesgo se tomó, como parte de una nueva estrategia loable de Tzahal orientada a enfrentar los retos militares en rápida evolución de Israel.
En el pasado, las guerras eran libradas por soldados uniformados en campos de batalla a menudo lejos de centros de población civil.
Israel prevalecio siempre en estos conflictos convencionales contra los estados árabes y contra las milicias palestinas que trataron de destruir al estado judío, desde la Guerra de Independencia de 1948 y hasta la Guerra de Yom Kipur de 1973.
Al darse cuenta de que eran incapaces de derrotar a Israel de esta manera, los palestinos en el sur de Líbano y en Gaza, y sus partidarios, pasaron primero a la estrategia del terrorismo y, más recientemente, con inspiración iraní, han ido perfeccionando una forma asimétrica de violencia.
Manipulando cinicamente la aversión instintiva a la muerte de no combatientes, y la explotación de una laguna en el obsoleto derecho internacional formulado cuando las guerras convencionales eran la única realidad, Hezbolá y los terroristas de Hamas se colocaron ellos mismos y a sus armas en el corazón de las zonas residenciales pobladas y lanzaron cohetes desde allí contra la población civil de Israel. Cuando Israel se ve obligado a salir en defensa de sus ciudadanos, los no combatientes en el lado enemigo, cínicamente colocados en la línea de fuego por parte de Hamás y Hezbolá, por desgracia resultan muertos.
La crítica internacional hasta la fecha, con base en la anacrónica Cuarta Convención de Ginebra, ha acusado en gran parte a Israel, la parte que responde al ataque, por el asesinato aparentemente desproporcionado de los no combatientes. El resultado es el castigo en la forma, por ejemplo, del Informe Goldstone, que acusó a Israel de cometer crímenes de guerra durante la Operación Plomo Fundido. En este clima moral distorsionado, Israel está perdiendo la legitimidad para defenderse - esperandose, aparentemente, que absorba indefinidamente las pérdidas civiles y viva bajo amenaza permanente de ataques de misiles desde Gaza y Líbano, dos frentes en los que desmantelo su presencia en territorio "ocupado" y se retiraro a las fronteras demarcadas por la comunidad internacional.
La liberación de informacion de esta semana muestra que Israel intenta una nueva táctica. Cuando imágenes de bajas de la guerra en el Líbano o en Gaza se transmiten en todo el mundo y se acusa a Israel de desproporcionalidad, pocos han estado dispuestos a escuchar los esfuerzos israelíes por explicar el contexto. Ahora, Israel está adoptando un enfoque preventivo - la advertencia del mundo, ante un temido nuevo conflicto, de la estrategia diabólica de Hezbolá.
Según el profesor Asa Kasher, experto en ética militar y autor del código de etica de Tzahal, el despliegue de Hezbolá entre los civiles es "una violación del espíritu de la Convención de Ginebra." La esperanza de Israel es que su información recientemente revelada ganará atencion internacional, y se apreciara que son los líderes de Hezbolá quienes violan el derecho internacional, no Tzahal.
También existe la esperanza que los residentes de las 160 aldeas del sur libanés, atrapados en la red de Hezbolá puedan registrar su preocupación, de un modo u otro, de vivir junto a un depósito de armas o un arsenal de misiles ahora que saben que Tzahal probablemente los haya apuntado.
En Junio, el Brigadier General Yossi Heiman, jefe del Departamento Planeamiento Estratégico de Tzahal, presentó evidencia del despliegue inmoral de Hezbolá a los funcionarios de la ONU. El comandante de la UNIFIL en el Líbano el General de División Alberto Asarta Cuevas también fue informado.
Con la ONU dominada por estados que son hipercríticos hacia Israel y que no quieren o no pueden hacer distinciones morales entre democracias y dictaduras, es muy poco probable que cualquier reconocimiento público significativo de los abusos morales de Hezbolá sea inminente.
Pero el ejército israelí tiene razón al hacer el esfuerzo. De hecho, necesita ampliar su alcance, y garantizar que esta información esté disponible lo más ampliamente posible - para los medios de comunicación, no importa cuán poco entusiasta sea la recepción, y en informes menores para los políticos y funcionarios clave.
Muchos de los mismos dilemas morales enfrentados por Israel en Gaza y en Líbano son enfrentados por EE.UU., Canadá, Italia, Alemania y otros ejércitos de la OTAN en Afganistán y en Irak. Los ejércitos occidentales deben comparar y compartir sus doctrinas de contrainsurgencia, en un intento de desarrollar tanto estrategias como un código de ética militar para hacer frente a la crueldad nueva que enfrentan.
En lo que al sur de Líbano se refiere, nadie puede decir ahora que no se les advirtió sobre la naturaleza de la inminente confrontación.
Fuente: The Jerusalem Post
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