domingo, 18 de julio de 2010

LO QUE TU NO PUEDES DECIR ACERCA DEL ISLAMISMO

By PAUL BERMAN
En nuestra actual Epoca de Labios Cerrados, se supone que tu evites hacer cualquiera de las siguientes inconvenientes observaciones acerca de la historia y doctrinas del movimiento islamista:
Se supone que tu no observes que el Islamismo es una tendencia politica moderna, en vez de una antigua, que surgio en un espiritu de armonia fraternal con los fascistas de Europa en los años 1930s y '40s.
Se supone que tu no señales que las inspiraciones nazis han arraigado visiblemente entre los islamistas de hoy dia, notablemente con respecto a la naturaleza demoniaca de las conspiraciones judias y las virtudes del genocidio.
Y se supone que tu no menciones que, induciendo a una variedad de periodistas e intelectuales a mantener un silencio discreto y respetuoso sobre estos temas retrasados, los predicadores e ideologos islamistas han tenido exito en imponer sobre el resto de nosotros sus propias categorias de analisis.
O asi lo he argumentado en mi reciente libro, "La Huida de los intelectuales." Pero estoy en lo correcto? Yo observo con placer algunas duras revisiones, convencido que aqui, en lo peor de ellas, esta mi mejor confirmacion.
Nadie discute que los nazis colaboraron con muchos lideres islamistas. Amin al-Husseini, el mufti de Jerusalem, hablo en Radio Berlin al Medio Oriente. El mas fuerte partidario del mufti en la region fue Hassan al-Banna, el fundador de la Hermandad Musulmana. Al-Banna, tambien, hablo bien de Hitler. Pero aqui no hay consenso respecto a como interpretar aquellas viejas alianzas y su legado hoy.
Tariq Ramadan, el filosofo islamico en Oxford, es el nieto de Banna, y el argumenta que su abuelo era un democrata integro. En la interpretacion del Sr. Ramadan, todo lo que los islamistas hicieron en el pasado debe ser visto simpaticamente dentro del, como dice el Sr. Ramadan, "contexto"—como expresiones logicas de geopolitica anticolonial, y nada mas. Revisiones en Foreign Affairs, the National Interest y the New Yorker—los principales criticos de mi libro- justo ahora han hecho girar variaciones sobre la interpretacion del Sr. Ramadan.
El articulo en Foreign Affairs insiste que, para el mufti de Jerusalem, Hitler era simplemente un "aliado conveniente," y que es "ridiculo" imaginar un tipo de alianza mas profunda. Aquellos en el National Interest y el the New Yorker agregan que, en la frase del New Yorker, "alianzas improbables" con los nazis eran comunes entre los anticolonialistas.
Los articulos apuntan a algunos de los camaradas de Gandhi, y a una faccion del Ejercito Republicano Irlandes (IRA), e incluso a un solitario militante sionista de pocas luces alla en 1940, quien creyo por un momento que Hitler podria ser un aliado contra los britanicos. Pero estas distintas campañas por minimizar el significado de la alianza nazi-islamista ignoran una montaña de evidencia documental, alguna de ella descubierta el año pasado en los archivos del Departamento de Estado por el historiador Jeffrey Herf, revelando vinculos que son genuinamente profundos.
"Maten a los judios donde sea que los encuentren. Esto complace a Di-s, la historia y la religion," dijo el mufti de Jerusalem en Radio Berlin en 1944. Y la retorica del mufti continua repitiendose hoy en los principales manifiestos islamistas tales como el Estatuto de Hamas y en la popular oratoria en television del Sheikh Yusuf al-Qaradawi, un estudioso reverenciado en los ojos de Tariq Ramadan: "Oh Allah, cuenta sus numeros, y matalos, hasta el ultimo." Foreign Affairs, the National Interest y the New Yorker han gastado casi 12,000 palabras en criticar "La Huida de los Intelectuales." Y aun, aunque el libro gira sobre una serie de tales citas genocidas, ni uno de estos periodicos ha encontrado espacio suficiente para reproducir siquiera una sola frase.
Por que no? Es debido a que unas pocas citas hitlerianas por parte de lideres islamistas haria que todo lo demas en aquella revista de ensayos se viera ridiculo—el argumento en la revision de Foreign Affairs, por ejemplo, que Qaradawi debe ser visto como un abanderado complaciente de la multitud del "centrismo", y Hamas merece elogio como un movimiento "moderado" y un "muro de fuego contra la radicalizacion."
The New Yorker es la unica de estas revistas en reflexionar aunque brevemente sobre el antisemitismo. Pero lo hace alejando la mirada de mi propio libro y, en cambio, castigando a Ayaan Hirsi Ali, la abanderada somali-holandesa de los valores liberales. En la estimacion del the New Yorker, la admiracion de Hirsi Ali por el filosofo Voltaire muestra una falla ignorante de su parte en reconocer que, cientos de años atras, incluso los mas grandes de los liberales pensaban pobremente de los judios. Y las denuncias de la Sra. Hirsi Ali de la opresion de las mujeres en los distritos inmigrantes musulmanes de la Londres del dia presente muestra una falla en reconocer que, hace mucho, los inmigrantes judios sufrieron opresion en aquellos mismos distritos.
Pero esto apesta de mala fe. La Sra. Hirsi Ali es una de las mas elocuentes enemigas mundiales del movimiento islamista. Ella hace un punto de acusar el antisemitismo islamista. Y los antisemitas la han acusado a ella en respuesta.
Seis años atras, un fanatico islamista asesino al colega cineasta de la Sra. Hirsi Ali, Theo van Gogh, y dejo atras una amenaza de muerte, adosada con una daga al torso del muerto, denunciando a la Sra. Hirsi Ali como una agente de los conspiradores judios. Y aun, the New Yorker, en el curso de un ensayo presentando distintas excusas para la alianza nazi-islamista de antaño, tiene el coraje de explicar que, si alguien necesita una leccion sobre historia del antisemitismo, esa es la Sra. Hirsi Ali!
Tal es el tono de nuestro tiempo. Algunos de los intelectuales estan en predispuesta huida para mofarse de liberales expresivos de origenes musulmanes, y reticentes a hablar la verdad acerca de la realidad islamista.

El Sr. Berman es un escritor residente en la New York University. El es el autor de "La Huida de los Intelectuales" (Melville, 2010).
FUente: The Wall Street Journal

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