domingo, 10 de abril de 2011

El judaísmo argentino en su hora más crítica

Cada tres años se realizan elecciones para elegir autoridades en AMIA (la mutual judía argentina), y esto volverá a suceder el próximo 10 de abril. Si esta carta es aceptada por la Redacción de Aurora, dependerá cuando vea la luz, si es que tendremos ya los resultados o no de los votos de todos aquellos que somos con más o menos antigüedad, socios de AMIA, y tenemos nuestra cuota societaria al día. Nunca como antes estas elecciones pueden definir tanto para todos nosotros los judíos argentinos y pueden convertirse en un punto de referencia para otras latitudes. Pero antes de continuar debo aclarar que no soy imparcial.

He votado y volveré a votar por el Bloque Unido Religioso, aunque los que me conocen saben que soy una persona respetuosa de todas las otras tendencias y movimientos o partidos mas allá de que esté o no de acuerdo con la ideología o los métodos sustentados.



De hecho podría ir más allá y confesar que creo necesario existan diferentes partidos a los fines de tener siempre otra opción o alternativa para el caso que la presente conducción no cumpla con los objetivos propuestos.
Además, es una forma de vida de reconocer diversas expresiones y el mejor acicate para alentar la participación comunitaria y evitar el mayor de los males que es la indiferencia, ese mal que afecta a muchos de los judíos argentinos de hoy. Si pensamos que esta comunidad judía argentina es de las mas grandes de la diáspora, y que lleva la carga de dos terribles atentados terroristas con la pérdida de más de cien vidas humanas, junto a un desolador panorama de asimilación interna, éste último que a modo de mil bombas silenciosas se come lo más preciado que son almas judías tanto de niños como de adultos, resulta evidente lo valioso de cada voto y lo que ese voto puede definir para nuestro presente y obviamente para nuestro futuro.
En los últimos años, junto a un terrible proceso de asimilación, de descomposición, de achique, y de fusión de todo lo que tiene con la comunidad no ortodoxa. Fenómeno lamentable aunque esperable en aquellos ámbitos donde no hay apego por la tradición judía y el estudio de la Torá, lo que ha provocado perder eso más preciado que es “la masa crítica” (conocido vulgarmente como recursos humanos) de judíos, personas, socios, adeptos, feligreses, concurrentes, aportantes, etc., y si sumamos a este colofón interno un creciente antisemitismo que florece en la sociedad gentíl o no judía circundante y que como nunca amenaza a modo de una tenaza hacer añicos todo vestigio de vida judía en estas tierras. Dentro de este enorme desierto muchos judíos encontramos un oasis, un poco de agua donde abrevar.
Un conjunto de rabinos ortodoxos (no digo todos), dispuestos a escuchar y a trabajar en especial con una juventud a punto de caer en el más profundo de los abismos. Junto a ellos un grupo de gente dispuesta a invertir y no sólo dinero en la enorme y no fácil tarea de rescatar judíos.
En el diccionario encuentro que Judaísmo se define como la religión de los judíos, y esto mueve a la reflexión que para hablar de una religión debemos considerar que existan judíos (personas) que profesen dicha religión. Es decir; no vale de nada el título sin el sujeto que sustente ese título. Algo similar sería hablar de la Medicina si no tengo médicos dispuestos a ejercer dicha profesión. O hablar de un Ejercito que no tiene soldados dispuestos a pelear por su causa o dicha causa.
Reitero que siento respeto aunque disiento profundamente con el camino elegido por los judíos reformistas y
conservadores, o por otras corrientes que cuando uno las observa en el mediano y largo plazo sólo conducen al desprestigio y a la asimilación. Aun aceptando que esta no sea la intención o el objetivo de sus miembros o adeptos.
Este combo mortal, asimilación-anti sionismo-antisemitismo, es el que claramente amenaza la existencia judía que como dije antes no puede darse sin la existencia de personas que siendo judíos se interesen en seguir siéndolo y transmitir ese legado a sus hijos (las próximas generaciones). No creo que exista contradicción entre religión y participación en la política comunitaria en el buen sentido de la palabra.
Y si bien el que esto escribe es en verdad un judío más penitente que observante, yo deseo de todo corazón para la comunidad judía de la Argentina aquello bueno que Dios me dio la oportunidad de ver en el templo adonde concurro desde hace más de 15 años y donde me he casado y el mejor y más bello lugar donde llevar a mis hijas. Ahí, en la “Casa de la reunión”, mi alma se siente bien, y donde todos pudimos ver ese “milagro” como en pocos años apegándose a la Torá, el lugar se llenó de jóvenes, parejas y muchos chicos que aunque es verdad gritan y un poco nos molestan, no dejan de ser ellos el futuro judío y la verdadera continuidad en este camino que tenemos la dicha de transitar.Vuelvo a insistir; de la Torá esta dicho: “Arbol que da frutos”, tenemos que luchar para que cada judío pueda tener sus propios frutos y poder dar todo su potencial a su beneficio personal y al servicio de nuestra comunidad. Por lo expuesto, siempre prefiero hacer rectificaciones a tiempo, en especial cuando los resultados o efectos hablan de causas que uno puede corregir para bien.
Yo deseo para esta comunidad judía argentina el mismo florecer que he tenido la oportunidad de presenciar en el Templo Puertas de Oración al que concurro no con tanta asiduidad como debiera. Es decir, la oportunidad de crecer en cantidad y calidad. No cabe duda que el destino del pueblo judío tanto en Israel como en la diáspora tiene y tendrá que ver con el factor demográfico. Retornando al diccionario encuentro que la palabra Política también se define como el arte de conducir un asunto para alcanzar un fin y religión. Más allá de explicarse como culto, está pegada a la palabra religar, que se entiende como volver a ligar o volver a atar.
Para finalizar, hoy nuestra comunidad luego de más de 50 años de conducción por gente de Avodá, tiene la oportunidad y la imperiosa necesidad de ratificar un cambio (por primera vez y desde hace tres años el Bloque Unido Religioso conduce AMIA) o una alternancia impostergable a los fines de tratar esta debacle comunitaria que tiene varias explicaciones. La idea entonces, es no perder más tiempo buscando culpables, ya que el pasado no puede ser modificado, es el presente y el futuro lo que hay que intentar salvar.
Todos juntos en esta hora de tanto peligro. Seguramente si crece la Torá, crece toda la comunidad, y esto traerá un gran beneficio para todos los judíos sin exclusión de nadie.
Aún para aquellos críticos de la construcción de una buena obra, ellos y sus hijos seguramente obtendrán beneficios si dejamos a la AMIA en las mejores manos.
En este balotaje o segunda votación (si se ratifica o afianza la conducción en manos de gente observante), la idea de estas líneas no es hacer política en el sentido usual del término, sino que la política esté al servicio de una comunidad que como el ave fénix anhela resurgir de entre las cenizas.
nataliodsalud@hotmail.com

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