miércoles, 2 de noviembre de 2011

MI PALABRA: BIENVENIDAS Y ANHELOS

By LIAT COLLINS
10/29/2011 22:36

Cuando yo escuche las noticias que Gilad Schalit estaria llegando a casa despues de mas de cinco años en cautiverio, recorde a otros soldados e hijos.
En 1984, yo asisti a la fiesta de bienvenida de Yohanan Alon, un prisionero de guerra retornando despues de dos años en una carcel siria. Su hermano poseia un negocio al lado de la imprenta de mis padres y nosotros habiamos estado todos involucrados en lo que hoy seria llamado una campaña para su liberacion. En aquellos dias, "campañas" eran militares y las compañias de Relaciones Publicas no tenian injerencia en el proceso.
La atmosfera en el abarrotado living de la familia en Acco era similar a una celebracion de brit mila.
Cuando Noam Schalit hablo de la llegada a casa de su hijo como un “renacimiento” yo entendi lo que quiso decir. Gilad Schalit ha sido descripto como delgado y palido. Alon, quien habia estado privado de la luz del sol todo su tiempo de cautiverio, no estaba tan palido como traslucido.
Cuando se anuncio que Schalit seria clasificado como un veterano discapacitado desde el instante de su retorno, acreditandole ciertos beneficios de salud y financieros, yo elogie la decision. Como yo recuerdo, la familia de Alon enfrento una extraordinaria batalla sobre quien pagaria por reemplazar su dentadura frontal perdida, la cual fue considerada "cirugia cosmetica."
Nuestras familias perdieron contacto cuando mis padres se mudaron a Jerusalem.
Alli, como si la casualidad hubiera querido, mis padres se hicieron amigos de otra familia cuyo hijo era un soldado desaparecido en accion. La amistad ha durado por decadas. El hijo, Zachary Baumel, esta aun desaparecido.
Baumel desaparecio junto con otros dos soldados de Tzahal – Yehuda Katz y Tzvi Feldman – en la Batalla de Sultan Yakoub en junio de 1982.
Cuando Gilad fue secuestrado en junio del 2006, a Yona Baumel se le pregunto si el habia hablado con los Schalit. El contesto que el no pensaba que ellos encontrarian particularmente confortante hablar con alguien que ha vivido con la agonia de no conocer el destino de su hijo por mas de 20 años.
Yona murio dos años atras. Yo no llame a su viuda, Miriam, este mes. No supe que decir. Pero puedo hacer un ruego en su nombre: No olviden a su hijo o sus camaradas. Dejen que a las familias les sea al menos concedido un cierre.
Cuando mi hijo de 10 años sugirio quitar las cintas amarillas de la campaña de Schalit que flamean fuera de su ventana, yo dije un "NO" posiblemente muy agudo. Hay aun otros soldados desaparecidos.
Mi hijo entendio. Toda su vida ha sido marcada por experiencias como esta. Los extraordinarios altibajos de la vida israeli.
Un año atras, nosotros asistimos al funeral militar de un miembro de mi familia extensa - el primo de mi tio, Herbert Haberberg. Dov (Doveleh) Haberberg habia estado muerto por muchos años para la epoca de su funeral. El fue muerto, a la edad de 16 años, en la Batalla del Castel durante la Guerra de Independencia en 1948. Sus restos, junto con aquellos de dos camaradas, fueron identificados recien antes de Iom Kipur del año pasado y el funeral fue llevado a cabo con honores plenos justo antes de Januca.
En la ceremonia, el hermano de Eliahu Mouansa, enterrado junto a Doveleh, recordo como su padre siempre habia creido que Eliahu un dia retornaria, y como el busco las imagenes de soldados liberados del cautiverio luego de la Guerra de los Seis Dias de 1967, esperando contra la esperanza que su hijo estuviera entre ellos.
Yo me conmovi entonces por el pensamiento que el ejercito no se habia rendido con respecto a los tres - aun cuando habian pasado mas de 60 años desde que ellos cayeron.
Yo estoy orgullosa de ser parte de un pais que lucha por mantener el principio de nunca abandonar a un soldado - un pais que no se rindio en encontrar a Doveleh mas de seis decadas despues que el mintio sobre su edad para enrolarse en el Palmaj; un pais que recien ha pagado un precio muy elevado por el retorno de uno de sus hijos.
Cuan alto el precio? Nosotros aun no lo sabemos. Yo he visto de primera mano la alegria de una familia recibiendo de regreso a un hijo en un intercambio de prisioneros; he observado el dolor de padres que no saben lo que sucedio con su hijo; y comparti el alivio de familias a las que finalmente se les concedio una respuesta y una tumba para visitar.
Yo he visto tambien, demasiado a menudo, familias cuyas vidas han sido destruidas en pedazos.
Antes de la liberacion de Schalit, Sherri Mandell escribio un ruego apasionado contra el intercambio de prisioneros. "Si, yo quise a Gilad Schalit liberado. Pero no a cualquier precio. No al precio que nosotros hemos experimentado", escribio ella.
Koby Mandell y su amigo Yosef Ish Ran fueron apedreados a muerte por terroristas 10 años atras, cuando ellos tenian 13 y 14 años de edad.
Yo recuerdo el momento exacto en que escuche que Koby habia sido asesinado. Yo estaba parada en mi cocina cuando nuestra entonces periodista de policiales Margot Dudkevitch me llamo por telefono para decirme que el hijo de Sherri habia sido asesinado.
Mi mano cayo hacia mi estomago preñado y parecio quedarse alli durante cuatro meses llenos de intifada hasta que di a luz e inmediatamente senti la vulnerabilidad de la maternidad, el miedo que tu no puedes nunca proteger completamente a un hijo.
Sherri era en esa epoca una contribuyente de la revista del Jerusalem Post. Yo deseo que los lectores puedan aun pensar en ella como la ingeniosa escritora en vez de como la madre doliente que canalizo su dolor creando una fundacion para ayudar a otras familias afectadas por el terrorismo.
Tambien fue entrevistado antes del acuerdo Robi Damelin, cuyo hijo, David, fue asesinado por fuego de francotiradores mientras servia en las reservas del ejercito en el 2002. Ella estaba a favor del acuerdo, a pesar de la liberacion del asesino de su propio hijo.
Damelin es la vocera del Circulo de Padres, un grupo de apoyo para familias dolientes israelies y palestinas. Yo la conozco de trabajo voluntario conjunto que nosotras hicimos en temas de bienestar animal. Yo recuerdo tambien, cuando su hijo fue asesinado y yo intente esconder mis lagrimas de mi entonces bebe - el niño que una semana atras estaba excitado durante una caminata en el norte por ver los helicopteros trayendo a Schalit a casa.
Como madre, yo intento dar un sentimiento de seguridad pero no siempre tengo respuestas.
Hay una sensacion de seguridad que viene de la solidaridad.
Viendo a Schalit de nuevo en Israel, dejando el puño de sus secuestradores de Hamas por los brazos de soporte de su familia y compatriotas, fue duro hablar acerca del precio. Observandolo manejar la entrevista de la television egipcia con la destreza de un diplomatico veterano en vez de un soldado que ha pasado los ultimos cinco años en cautiverio, quien podria decir que el debio haber sido dejado para consumirse en Gaza hasta que fuera perdido todo rastro de el? Nadie queria que su destino reflejara aquel del navegador de la Fuerza Aerea de Israel, Ron Arad, cuya desaparicion en Libano en 1986 continua siendo un trauma nacional. O ser como los destinos de los tres de Sultan Yakoub, lo cual debe acosarnos mas. No me sorprendio descubrir que Tami Shenkman, una persona clave en la campaña de Relaciones Publicas de la familia Schalit, haya sido la novia de Tzvi Feldman cuando el desaparecio.
La sensacion de colectividad es nuestra fuerza y nuestra debilidad.
Yo prefiero pertenecer a una nacion dispuesta a pagar un alto precio por traer a casa a un hijo colectivo que a un aspirante a pais que convierte a asesinos en masa y asesinos de niños en heroes.
Yo rezo por la paz. Y rezo porque un dia podamos quitar las cintas amarillas fuera de la ventana de mi hijo.
Mientras tanto, la bandera azul y blanca continua flameando junto a ellos con orgullo.
Fuente: The Jerusalem Post- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba

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