fUENTE: The Jerusalem Post- Traducido por Marcela Lubczanski para el blog de OSA Filial Cordoba
por Rabino Wayne Allen
6/8/12

"Momentos de silencio" no son parte de la cultura judia.


Una vez mas las ceremonias de apertura de otras Olimpiadas han pasado sin incluir un recuerdo publico de los once atletas israelies asesinados durante los juegos de Munich de 1972. A pesar del hecho que una peticion cargando mas de cien mil firmas fue presentada al presidente del Comite Olimpico Internacional (COI), Jacques Rogge, pidiendole observar un momento de silencio, los imperiosos miembros del deporte internacional han permanecido firmes.  
Ni siquiera las urgencias de una panoplia de politicos y parlamentos de alrededor del mundo y los ruegos publicos de dos de las viudas pudieron convencer al COI de incluir un momento de silencio dedicado al recuerdo de los atletas masacrados.
Han pasado cuarenta años desde ese tragico acontecimiento y lo mejor que pudo hacer el COI fue reunir a unos pocos atletas y algunos funcionarios para una corta ceremonia el 23 de julio - mucho antes que comenzaran los juegos.
Yo supongo que algunos se consuelan en el hecho que esta fue la primera vez que tuvo lugar en la villa olimpica alguna ceremonia de recordacion por los "11 israelies" en vez de lejos en lugar y tiempo. (La ultima observancia fue en el año 2002 en un aeropuerto cerca de Munich).  Otros veran esto como prueba de antisemitismo o cobardia frente a una temida reaccion arabe. 
No obstante, la intransigencia del COI nos ofrece una oportunidad de repensar exactamente lo que debemos exigir los judios.
Historicamente, "los momentos de silencio” no han sido parte de nuestra cultura. La oracion judia es energica, animada y ruidosa. La amidah no es oracion silenciosa sino oracion privada que, de acuerdo con la ley judia, debe ser recitada lo suficientemente alto como para ser escuchada por el fiel aunque no tan alto como para interrumpir a otros.  Yizkor, el servicio recordatorio solemne, incluye una congregacion de pie en silencio pero muestra a un lider de oracion cantando en voz alta. De hecho, para los judios familiarizados con los patrones de oracion tradicionales, "los momentos de silencio" son practicamente desconocidos.  
El origen de los momentos de silencio, de reflexion de la oracion radican en la tradicion cuaquera, no la judia. Un "momento de silencio” entro dentro de la esfera publica a partir de la sugerencia de Edward George Honey. El no era cuaquero. Pero el era un australiano que sirvio brevemente en el ejercito ingles durante la Primera Guerra Mundial y presencio la carniceria. En mayo de 1919 el escribio una carta al Times of London, quejandose sobre lo que el consideraba ser la celebracion irrespetuosa del Dia del Armisticio (11 de noviembre) con bailes cuando tanots jovenes habian perdido sus vidas. En cambio, Honey argumento que: “puede haber por el breve espacio de dos minutos una suspension completa de todas nuestras actividades normales... para que en perfecta inmovilidad, los pensamientos de todos puedan estar concentrados en reverente recordacion de los gloriosos muertos." Otros concordaron. Seis meses mas tarde, el Rey George V proclamo un solo minuto de silencio para el mismo proposito que Honey invoco. A partir de alli, un “minuto de silencio” se convirtio en la norma para los recordatorios publicos en las democracias occidentales.
Como judios, pareceria extraño – si no equivocado – promover una practica religiosa de otra religion.  Como lobbystas para una causa seria contraproducente defender una posicion que ha ganado considerable apoyo pero poca traccion. Sin dudas, hay algunas causas que requieren apoyo ardiente y persistente sin importar la resistencia percibida, pero esta no es una de ellas. Un cambio de estrategia esta en orden.
En vez de continuar exigiendo un momento de silencio, sugiramos que al menos en las proximas Olimpiadas, todos los atletas deban competir con el numero 11-72 sobre sus uniformes. “Once” por la cantidad de atletas asesinados y "setenta y dos" por el año en el cual ocurrieron los asesinatos. Este no seria el numero oficial por el cual son identificados todos los atletas. Este seria un numero adjunto. Que los numeros 11-72 esten rodeados por los anillos olimpicos, destacando el hecho que la tragedia de 1972 fue una afrenta al espiritu olimpico y solo la amistad entre todas las naciones participantes pueden evitar que suceda nuevamente. Los numeros contaran la historia. Los numeros no tienen que ser llamativos, solo los suficientemente grandes como para ser visibles para los espectadores.    
Esta sugerencia no conlleva tomar tiempo extra durante las ceremonias de apertura ni lo tomara de las festividades – dos
objeciones que han sido expresadas por representantes olimpicos. La palabra “Israel” no tiene que ser pronunciada si
seria muy terrible escucharla para algunos. Los paises serian duramente presionados para explicar cualquier objecion
a un diseño que incluya dos numeros y los anillos olimpicos sin exponerse a si mismos como beligerantes empedernidos. Ademas, el recuerdo no estaria limitado a un minuto de un dia; seria parte de toda competencia y toda ceremonia de medallas por la duracion de los juegos.
Ahora si alguien formulara una peticion con esta sugerencia...


El autor es rector de la Yeshiva Canadiense y Escuela Rabinica de Toronto. El tambien es un rabino ordenado y un avido fanatico de los deportes.