La vaca israelí es la mejor del mundo

Sharon Udasin-cidipal

Hundiendo su cabeza a través de una puerta de hierro y en su propia bandeja de alimentación privada, la vaca # 3028 mastica forraje y granos en su establo lleno de excremento de Beit Dagan. “Esa vaca es reconocida por la antena ”, dijo el Dr. Joshua Miron, del Departamento de Ciencias de Rumiantes en el Instituto de Ciencias Animal del Centro Volcani. “Ninguna de las otras vacas, si quisiera, entraría”.

La número 3028 es una de las 230 vacas lecheras del Centro, cuyo objetivo es la producción de leche, tan eficiente como sea posible, y desarrollar nuevas técnicas para la industria de las granjas lácteas israelíes. Debido a que, por el clima seco de Israel se necesita la costosa importación del 30 por ciento de los ingredientes de la alimentación de las vacas desde el exterior ( granos y soja) la vaca israelí debe producir leche de una manera eficiente. A través de las mejoras continuas en la investigación y las prácticas, Miron estaba orgulloso de decir que, ahora, producen, por año, unos 12,000 kg. de leche. “En Nueva Zelanda, las vacas se levantan en la mañana, estiran sus patas y pastan”, dijo Miron, haciendo hincapié en justo qué tan eficiente debe ser una vaca israelí en orden de compensar sus desventajas climáticas y económicas. Las vacas israelíes –ganado Holstein-Frizyan –son capaces de ser tan eficientes a su peso liviano (unos 600 kg. en lugar del estándar americano de 700) y lleva a una tasa más alta de producción de leche, de acuerdo a Miron. Mientras tanto, casi todos los gerentes lácteos israelíes tienen grados universitarios en la cría de ganado, una cualidad que sirve para una ventaja de las vacas lecheras.

Debido a la eficiencia de las vacas, la leche en Israel puede ser vendida a 50 centavos por kilo, lo cual - aunque es más alto que los precios americanos de $0.40/kg y mucho más alto que los precios de Nueva Zelanda a $0.20-.25/kg- es razonable dadas las circunstancias. Los granjeros lácteos israelíes o reciben ningún subsidio gubernamental.

Como parte del actual proyecto, dirigido a un aumento de la eficiencia de la producción de leche, se toman medidas y se las observan en la bandeja alimenticia individual de cada vaca. “Estamos midiendo dos parámetros; uno es la digestión de la vaca –[utilizando] la misma alimentación para todas las vacas –y, la segunda, es la identificación de la población ruminal”, explicó Miron, refiriéndose a los componentes físicos de la primera cámara alimenticia de la vaca.

El principal enfoque de la investigación es diferenciar entre las vacas que son más y menos eficientes, y determinar cómo esa eficiencia está conectada a los contenidos de la panza. Mientras tanto, algunos de los fluidos de la panza son tomados después para un estudio genético por biólogos moleculares.

Una vaca lechera israelí comienza a producir a los dos años y da a luz a su primer becerro a los dos años y medio, con la meta de parir un nuevo becerro cada año a medida que el ciclo se repite a sí mismo, hasta que ya no sea productiva. Se entrega a la industria cárnica a los ocho años. “Es de calidad más pobre que la de toro fresco”, dijo Miron, indicando que la carne puede ser consumida en este punto, mientras que los toros son sacrificados mucho antes.

Las vacas son rastreadas en la estación de ordeño vía etiquetas GPS que monitorean sus pasos, un incremento de alrededor del 70-100% de los cuales indican que la vaca está en celo, y que la inseminación artificial debe ocurrir dentro de seis a 12 horas. “No ven nunca al macho”.

Mientras tanto, Miron y su personal se aseguran que las vacas estén cómodas tomando “medidas de satisfacción”, calculando y asegurándose que estén acostadas de ocho a nueve horas al día, dedicando alrededor de 200 minutos a comer y gastando de cinco a siete horas a rumiar su comida.“La vaca israelí es la mejor en el mundo”, dijo Miron.

(Traducción por el Consulado General H. de Israel en Guayaquil)