La debilidad de Obama favorece un Irán nuclear
La gastada estrategia de la República Islámica de Irán de entablar inconducentes e inútiles negociaciones con EE.UU., la UE y los organismos de control, para ganar tiempo mientras persigue su objetivo irrenunciable de obtener armamento nuclear, quedó evidenciada una vez más, cuando inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que dirige Yukiya Amano, que habían viajado al país persa el lunes 21 de febrero en misión especial de dos días para completar la investigación iniciada a fines de enero, abandonaron Irán decepcionados por la falta de avances en la negociación sobre los puntos pendientes sobre su programa nuclear. Previo a ello, con una ingenuidad alarmante, Herman Nackaerts el jefe del equipo de inspectores de la OIEA -que viajó a Irán acompañado por Rafael Grossi, jefe de gabinete de Amano; el francés Jacques Baute, experto en la construcción de bombas atómicas, y una de las juristas del OIEA, la estadounidense Laura Rockwood- había declarado “esperamos resultados concretos de este viaje”.
En el último reporte de la OIEA, publicado en noviembre de 2011 y considerado como el más crítico con Irán después de nueve años de investigaciones, Yukiya Amano había dicho que disponía de informaciones creíbles que indicaban que Teherán estaba trabajando en un programa nuclear militar.
En la fugaz y estéril visita de la OIEA, Irán negó el acceso a los inspectores del organismo a la base militar de Parchin, sospechada de poseer una instalación subterránea secreta en la que se habrían hecho pruebas con explosivos de alta intensidad para cabezas nucleares y desencadenadores. Las autoridades iraníes, con la mendacidad que las caracteriza, niegan rotundamente las imputaciones a pesar que los servicios secretos de una decena de países, coinciden en la veracidad del trascendido.
Cabe recordar que los técnicos de la OIEA visitaron el lugar en 2005, pero sólo obtuvieron acceso a una de las cuatro zonas que les interesaban.
Un comunicado publicado en la página web de la OIEA, como anticipo de un nuevo informe, refleja la desazón que provocó la conducta de Irán. El Director General, el japonés Yukiya Amano afirma en el escrito que “desafortunadamente, no se ha llegado a ningún acuerdo sobre este documento” y que “es decepcionante que Irán no haya aceptado nuestra petición de visitar Parchin durante la primera o segunda visita”. “Nosotros negociamos con espíritu constructivo, pero no se alcanzó acuerdo alguno”.
El fracaso previsible de la misión de la OIEA propina un mazazo a la cuestionada candidez de la política del presidente Obama y de algunos líderes europeos, que se ilusionan con que las sanciones económicas impuestas a Irán- que parecerían extenderse a más medidas punitivas financieras a su Banco Central y las exportaciones de petróleo- harán que ésta desista de su propósito indeclinable de hacer acopio de armas nucleares. Esta elucubración se desmorona por lo declarado el día miércoles 22 de febrero por el Líder Supremo de Irán, el Ayatolá Alí Jamenei, quien dijo desafiante y demostrando su nula predisposición a discutir con Occidente, que el curso del desarrollo nuclear de Teherán no cambiaría independientemente de las sanciones internacionales, asesinatos u otras presiones: “Con la ayuda de Alá y sin prestar atención a la propaganda, el curso nuclear de Irán debe continuar firme y serio. Las presiones, las sanciones y asesinatos no darán frutos. Ningún obstáculo puede detener el trabajo nuclear de Irán”. Idéntica postura y discurso tuvo el aspirante a genocida, presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad el pasado día 11 del corriente cuando en ocasión del 33° aniversario de la República Islámica ante una enfervorizada multitud reunida en la Plaza Azadi (Libertad) de Teherán, que portaban banderas y pancartas contra Estados Unidos e Israel, dijo que “ni las sanciones ni las amenazas militares de los sionistas van a hacernos renunciar a nuestros derechos legítimos”. También intervino en aquella oportunidad como orador, Ismail Haniya, líder del movimiento terrorista palestino Hamas, quien llegó de visita a Irán y afirmó que su organización nunca reconocerá a Israel (al igual que Irán) y luchará “hasta la liberación de la sagrada tierra de Palestina”.
Hace unos días Teherán anunció un incremento del 50% en su capacidad para enriquecer uranio y la puesta en marcha de cuatro nuevos reactores nucleares, lo que provocó un nuevo conflicto con la comunidad internacional. Casi inmediatamente decidió proteger sus instalaciones atómicas con el inicio de unas maniobras militares antiaéreas en el sur del país denominadas Sarollah” (“Venganza de Dios”), donde se utilizarán sistemas avanzados de misiles, artillería antiaérea y diversos equipos de radares. El jefe de las fuerzas de tierra de los Guardianes de la Revolución, el general Mohammed Pakpur, dijo que la finalidad de los ejercicios militares será “probar la capacidad de repeler una posible agresión contra Irán por parte de enemigos ajenos a la región”.
La intensificación del aislamiento internacional de Irán y la profunda penuria económica en la que está sumida, hacen pensar a muchos analistas políticos que provocar un ataque extranjero, especialmente israelí contra sus instalaciones nucleares, serviría para la unión de un pueblo muy nacionalista descontento con su gobierno y ayudaría al régimen del ayatolá Jamenei a superar la crisis de legitimidad que atraviesa.
El erróneo anuncio o sugerencia desde hace mucho tiempo por parte de diferentes ministros y funcionarios del gobierno hebreo de un posible ataque militar a las instalaciones nucleares de Irán para asegurar su supervivencia -a diferencia de lo ocurrido en la central nuclear iraquí de Osirak que fue destruida sin aviso y sorpresivamente en 1981 por la aviación israelí en una acción preventiva- puede actuar como un bumerán. Mohammad Hejazi, el segundo al mando de las Fuerzas Armadas de la República Islámica, dijo a la agencia de noticias semioficial Fars, que su país tomaría acciones preventivas contra sus enemigos si siente que los intereses nacionales están en peligro. “Nuestra estrategia ahora es que si sentimos que nuestros enemigos quieren poner en peligro los intereses nacionales, y quieren decidir hacer esto, actuaremos sin esperar sus acciones”. Ergo, Irán que desde hace años amenaza con eliminar a Israel del mapa, aunque difícilmente se anime, puede irónicamente, ser el que ataque primero. Israel, que es el principal amenazado y tiene en juego su propia existencia, está siendo objeto de muchas presiones para no usar la fuerza contra Irán. Rusia que junto a China defiende en la ONU a Siria y es cómplice de la matanza del asesino Bashar al- Assad a su pueblo, advirtió al Estado judío Israel de no atacar a la República Islámica de Irán por su programa nuclear y dijo que la acción militar tendría consecuencias catastróficas. Por su parte, el canciller británico, William Hague, dijo que su país sigue comprometido con la vía diplomática para superar los desencuentros con el régimen iraní, aunque no descartó la vía militar. “Aunque nuestra política se mantiene completamente comprometida con la diplomacia, es importante dejarle claro a Irán que todas las opciones están sobre la mesa”. El presidente francés Nicolás Sarkozy, había declarado recientemente que “la solución no es militar” y el primer ministro de Japón dijo que un ataque sería “peligroso y podría causar un enfrentamiento de Irán contra Occidente”. La mayor desilusión para Israel provino sin dudas de la Casa Blanca, quien lo presiona más que nadie a través de altos oficiales que están arribando al país y está más preocupada por la aprobación de un plan de 500 nuevas viviendas en el norte de Cisjordania, que en su destino. El Presidente del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., General Martin Dempsey, dijo que su país cree que “el régimen iraní es un actor racional y es por esa razón, creo yo, que la actual ruta de acceso a Irán es el camino más prudente en este momento”. El Portavoz de la Casa Blanca Jay Carney en concordancia dijo que: “Israel y Estados Unidos comparten el mismo objetivo, que es impedir que Irán adquiera un arma nuclear,” sin embargo, puerilmente agregó que “hay tiempo y espacio para que la diplomacia trabaje y para el efecto de las sanciones como resultado de un cambio de comportamiento iraní.”
El presidente Barak Hussein Obama, fue acusado por el ex gobernador de Massachussets Mitt Romney y candidato republicano por la presidencia de EE.UU. de “no hacer lo necesario para disuadir a Irán de su locura nuclear” y de ser la ambición nuclear del país persa “su mayor fracaso.” Rick Santorum otro de los aspirantes republicanos a la presidencia, reprochó en su sitio web la actitud “ingenua y arrogantemente” del actual mandatario acerca de las posibles armas nucleares de Irán. “Si Barack Obama nos ha enseñado algo, es que la experiencia importa”. También mostró su desacuerdo con Obama, el tercero en disputa para ser el máximo mandatario norteamericano, Newt Gingrich, quien dijo durante una visita reciente a California que apoyaba el derecho de Israel de emprender “una operación para menguar o interrumpir el sistema nuclear iraní”.
Obama invitó al primer ministro israelí Binyamín Netanyahu a un encuentro en Washington el 5 de marzo, que puede ser crucial para el futuro desarrollo nuclear de Irán y un eventual impedimento de ese propósito por parte de Israel. La visita fue acordada por el asesor de seguridad nacional Tom Donilon durante un viaje de tres días a Israel para consultas con Netanyahu, el ministro de Defensa Ehud Barak, el jefe del Estado Mayor israelí, Benny Gantz, y el asesor de Seguridad Nacional, el general Yaakow Amidror. Además, está prevista la asistencia del presidente israelí Shimon Peres. Previamente durante su visita a Washington, Netanyahu pronunciará un discurso en la conferencia anual del influyente lobby a favor de Israel Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-Israelí (AIPAC), que comienza el 3 de marzo. Según ha informado la Casa Blanca a través del portavoz de la presidencia, Jay Carney, el presidente de los EEUU Barack Obama asistirá a la reunión anual del AIPAC. “El presidente recibe con agrado esta oportunidad de poder dialogar para reforzar los lazos especiales entre Israel y Estados Unidos”.
En su discurso ante el grupo el año pasado, Obama se comprometió a apoyar al Estado judío contra viento y marea, haciendo hincapié en el “férreo” compromiso de Washington con la seguridad de Israel. También en ese ámbito, el presidente norteamericano aseveró que Jerusalén era la Capital única e indivisible del Estado judío de Israel. La conducta fluctuante de Barak Obama amerita que haya que prestarle más atención a sus hechos que a sus palabras.
Rubén Kaplan
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