Trumá(Éxodo 25:1-27:19)
Apoyando a Quien Apoya
"Tomen para Mí una ofrenda" (Éxodo 25:2).
Las donaciones entregadas por los israelitas para la construcción del Mishkán (Tabernáculo) son descritas como "tomadas" en lugar de "entregadas". ¿Qué significa esto? Y más aún, Dios es el Señor del Universo y de todo lo que contiene. ¿Acaso necesitaba contribuciones y materiales de seres humanos para construir Su Mishkán?
El objetivo de las contribuciones era permitirles a los judíos participar en la construcción del Mishkán. Así el dar era, en realidad, recibir – "Tomen para Mí una ofrenda".
Los líderes de las tribus respondieron al llamado para las contribuciones del Mishkán declarando que donarían lo que fuese necesario después de que el resto del pueblo judío donara lo que pudiera. Al final, todo lo que faltó traer fueron las piedras preciosas para el Efod y el Joshen (el pectoral del Sumo Sacerdote), el aceite y las especias para el incienso y la Menorá. Los líderes fueron censurados por comportarse de esa manera y por eso se quitó la letra yud de su título (ver Éxodo 32:27). Ahora bien, dado que estaban preparados para contribuir lo que fuera necesario, sin importar lo mucho que fuera, y dado que de hecho sí contribuyeron objetos valiosos al Mishkán, la pregunta se mantiene: ¿Por qué fueron censurados?
Los líderes malentendieron el propósito de dar. No iba a haber ningún “déficit que cubrir al final”, Dios no tiene déficit. El dar era una oportunidad de autodesarrollo, la purificación del alma por medio del apego a un proyecto sagrado. Considerar la mitzvá como si Dios necesitara nuestras contribuciones es ridículo.
El Talmud (Baba Batra 10a) relata que el malvado Turnus Rufus una vez le preguntó a Rabí Akiva: "Si tu Dios ama tanto a los pobres, ¿por qué no les da lo que necesitan?". Rabí Akiva respondió que Dios podría abastecer a los pobres con mucha facilidad, pero elige darnos a nosotros el mérito de darles tzedaká (caridad) para salvarnos del Guehinom (el infierno).
El Midrash Rabá (Rut Rabá 5:9) dice que por esta razón la persona pobre hace más por la rica que la rica por la pobre. Cuando Naomí le preguntó a Rut quién le había provisto el alimento que trajo a casa ese día, Rut respondió: "El hombre por el que hice hoy se llama Boaz". Boaz le proveyó algo que Dios podría haberle dado Él mismo, pero ella le dio a Boaz una mitzvá, una oportunidad de parecerse a Dios al proveer a otro.
Ahora podemos entender las palabras de Maimónides en su comentario a Avot (3:19): "Todo es juzgado de acuerdo al número de acciones". Maimónides explica que es mejor dar un dólar de caridad 100 veces que 100 dólares de una vez. Cuantas más veces una persona actúe de una buena manera, que lo asemeje a Dios, más se condiciona a sí mismo a hacer mitzvot y purifica su alma. La tzedaká no se da por el bien de la persona pobre, sino para darle la oportunidad a quien da de emular a Dios y ameritar el Olam Habá.
Lo mismo ocurre con el apoyo a las instituciones de Torá, como lo explica el Jafetz Jaim en el versículo de Proverbios (3:18): "Es un árbol de vida para quienes se aferran a ella, y quienes la sustentan son elogiables". La palabra lehajazik significa tanto apoyar como aferrarse. Dios podría sustentar las instituciones de Torá sin ninguna ayuda humana, pero elige canalizar Su apoyo a través de intermediarios humanos. Esos agentes deben darse cuenta de que su “apoyo” a la Torá es, en realidad, un apoyo a ellos mismos. Cuando reconocen esto, ellos se aferran a su apoyo a las instituciones de Torá al igual que uno se aferra a un tronco en un río enfurecido. Entonces, para ellos su apoyo es un árbol de vida. Quienes piensan en cambio que son ellos realmente los que están “apoyando” a la Torá también serán recompensados – porque Dios no niega la recompensa a ninguna buena acción – pero para ellos la Torá no es un árbol de vida.
Al Jafetz Jaím mismo una vez se le acercó un rico benefactor que ofreció financiar todo el costo operativo de su Ieshivá en Radin, Polonia. El rabino se rehusó con estas palabras: “No puedo permitirle monopolizar el mérito de sustentar mi Ieshivá, privándoles así a otros la oportunidad de hacerlo”.
Las barras con las que era cargada el Arca Sagrada representan a los sustentadores de la Torá. Ellos son una parte intrínseca de la comunidad de Torá, inseparable de los eruditos, al igual que las barras no podían ser removidas del arca. Sin embargo, quienes transportaban el Arca eran levantados del piso milagrosamente y eran literalmente llevados por el Arca misma. El sustento que ellos parecían dar era, en realidad, lo que los sustentaba a ellos.
Después de casarse, Rav Eliezer Gordon, fundador de la Ieshivá Telshe, fue sustentado por su suegro, Rav Avraham Itzjak Neviezer, para poder dedicarse por completo al estudio de Torá y convertirse en un Gadol (Sabio). A medida que su familia comenzó a crecer, y le ofrecieron varias posiciones rabínicas, Rav Eliezer intentó aliviar la carga financiera de su suegro y le pidió permiso para aceptar una posición rabínica y comenzar a sustentarse por sí mismo. A pesar de que eran tiempos difíciles, Rav Avraham Itzjak se negó. Cuando la esposa de Rav Avraham Itzjak le preguntó por cuánto tiempo pensaba sustentar a su hija y yerno, él le respondió: "Mi querida esposa, quién sabe quién está sustentando a quién…". Finalmente le ofrecieron a Rav Eliezer la prestigiosa posición rabínica en Eisheshok, y su suegro ya no lo pudo detener. El día en que la familia Gordon partió hacia Eisheshok, Rav Avraham Itzjak murió. En ese momento quedó claro quién estaba sustentando a quién.
Ahora podemos apreciar la importancia de la letra yud que fue borrada del título de los líderes. Con una yud, la palabra nesiim (líderes) denota "aquellos que transportan". Sin la yud, las vocales pueden ser reacomodadas para que se lea nisaim – aquellos que son transportados. La yud fue removida para enseñarles eso; a pesar de que consideraban que ellos eran los suplirían el déficit, en realidad ellos estaban siendo transportados por el mérito de la mitzvá.
Los Sabios nos dicen que seremos redimidos gracias al mérito de la tzedaká. Que reconozcamos la gran oportunidad que se nos ofrece cuando se nos invita a apoyar a instituciones de Torá y a los pobres, y así ameritemos la redención.
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