Polémica por la venta de un cuadro sobre un niño judío secuestrado por el Papa Pio IX
La obra, perdida por un siglo, describe a Edgardo Mortara, un chico judío italiano que fue privado de su libertad por clérigos católicos
Hace 50 años, en 1962, una mujer católica en Liverpool con iclinación por objetos antiguos salió a buscar un bello regalo para el cumpleaños de 60 de su marido. Encontró una cigarrera de oro de unas 100 libras. Cuando la trajo a casa y se lo presentó a su marido, éste le informó que había decidido dejar de fumar. Volvió al negocio y la cambió por otra cosa: una pintura de óleo que describe a un niño judío beatífico, rodeado por clérigos católicos, en una emocional escena en Italia.
Parece que fue una buena compra: ayer la pintura recién “descubierta”, “El secuestro de Edgardo Mortara,” por Moritz Daniel Oppeheim (1800-1882) , fue rematado en la venta anual de Judaica de Sotheby por más de US$400,000 y comprado por un coleccionista privado americano.
El cuadro, perdido por más de un siglo, describe el notorio caso de Edgardo Mortara, un niño italiano judío de 6 años que autoridades de la iglesia tomaron por la fuerza de la casa de su familia en Bologna en 1858, basados en un rumor que fue bautizado por la sirvienta gentil analfabeta de la familia.
Si fue bautizado, el niño debía ser católico a los ojos de la iglesia y no se le permitiría más quedarse en la casa de su familia judía. Estas conversiones no autorizadas de niños judíos eran comunes en los estados papales. A pesar de los ruegos desesperados de la familia y sus protestas, el pequeño Edgardo fue llevado a un monasterio en Roma, absorbido por el papa, y criado como católico. Cuando creció, se hizo cura.
El secuestro de este niño y los esfuerzos incansables de su familia presionando al Vaticano por su retorno, se volvió fuente de indignación internacional y controversia, moviendo a la acción a líderes judíos, incluyendo a Moses Montefiore, los Rothschilds, y rabinos a través de América y Europa, que presionaron al papa para la devolución de Mortara. El caso se volvió un escándalo internacional con ramificaciones políticas de largo alcance.
Por 1858, el año en que Mortara fue secuestrado, el pintor Moritz Daniel Oppenheim era un artista internacional establecido en Frankfurt, celebrado por sus retratos de la burguesía judeo-alemana emergente y luminarias de la ilustración, incluyendo a Moses Mendelssohn, Heinrich Heine, y miembros de la familia Rothschild. Nacido en en el seno de una familia tradicional en Hanau, Oppenheim es considerado el primer pintor judío de la era moderna, y ciertamente el primer artista judío-alemán aclamado internacionalmente.
Es probablemente más conocido por su famosa serie de pinturas, “Escenas de la vida de una familia tradicional judía,” y su obra maestra, “Retorno del voluntario judío,” expuesto ahora en el Museo Judío de Nueva York.
Pero el cuadro se perdió en algún momento. Durante más de un siglo, las únicas imágenes de Mortara que sobrevivieron fueron fotografías de él como cura. Cuando la Asociación de Artistas de Frankfurt hizo una gran muestra por el centenario de la obra de Oppenheim en 1900, el cuadro sobre Mortara ya era cosa perdida para la historia.
Jennifer Roth, vice president mayor de Sotheby y directora del Departmento de Bellas Artes, Judaica, y Arte Israelí, piensa que probablemente fue traîdo a Inglaterra por un inmigrante judío-alemán a fines del siglo 19, y allí pasado de generación en generación, fue vendido eventualmente y enrollado en el negocio de antiguedades en Liverpool.
Nunca la imagen del cuadro fue incluída en libros o muestras pictóricas sobre Oppenheim, o estudiada por eruditos, hasta que llegó en excelente condición a Sotheby este año. Se trata de un gran descubrimiento. La pintura nunca fue investigada.
En 1997, el profesor David Kertzer publicó un libro brillante, de gran alcance y completamente fascinante The Kidnapping of Edgardo Mortara, que fue finalista en el Premio al Libro Nacional. Su libro fue adaptado a obra de teatro y a opera, y se está preparando también una película. Kertzer, Universidad de Brown pasó gran parte de su carrera investigando las relaciones de la Iglesia Católica con los Judíos, el papel de la religión en politica, y la formación de identidades políticas.
Su libro de 2001, Los Papas contra los judios: El papel del Vaticano en el Ascenso del Moderno Antisemitismo fue traducido a nueve idiomas. Su próxima publicación, El Papa y Mussolini: La Historia Secreta de pío XI y el ascenso del Fascism en Europa, el resultado de una investigación pionera conducida en los archivos del Vaticano recientemente abiertos, será publicado el mes próximo.
Kertzer vino a Nueva York para ver la pintura antes de ser vendida el 17 de diciembre.
David Kertzer dijo que el caso Mortara tuvo un gran impacto en dos vías: tuvo un gran impacto sobre el curso de la historia italiana, y ungran impacto en el curso de la actividad organizacional de autodefensa judía. Fue sólo en este período, empezando en 1840 con el Caso de crimen ritual en Damasco, y llegando al climax en 1858 con el caso Mortara, que los judíos empezaron a ponerse en posición de actuar como ciudadanos internacionales y organizarse para ayudar a sus hermanos en otros países. Entonces, el caso tuvo una influencia muy significativa.
En Italia – bueno, yo no diría que si no fuera por el caso Mortara habrían todavía hoy en día estados papales—pero el fin de los estados papales se debió al hecho que todo tipo de poderes fueron convenvidos que esto era un anacronismo que no podía ser apoyado más. Es notable que un niño judío de 6 años totalmente desconocido de Bologna jugara semejante papel.
Traducción: Yehudit Oficyner
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