viernes, 7 de noviembre de 2014

“Et Shaaréi Ratsón”

“Et Shaaréi Ratsón”
Parashah VAIERÁ
B.H.N.”V.
“Et Shaaréi Ratsón”
“La última de las diez pruebas a las cuales fue sometido Abraham quiero relatar: Díjole D´s: “Tu hijo nacido de Sará, aunque un fuerte amor te ata a él, levántate y ofrécemelo como holocausto sobre un monte en el cual tu gloria habrá de resplandecer”.
“Recuerda la fe del padre, que cual holocausto a su hijo trajo al altar”
                                    (2º estrofa del Poema “Et Shaaré Ratsón”)

De acuerdo a la tradición litúrgica sefaradí, este poema es entonado en ocasión de las celebraciones de Rosh HaShaná e Iom ha-Kipurim. “Et Shaaré Ratsón”, que quiere decir “en esta hora, cuando las puertas de Tu Benevolencia son abiertas”, es un poema cuyo tema central es la “Akedat Itsjak”, compuesto en España por los hermanos Iehudá y Samuel Abas.
Es un poema que trata de actualizar la “Akedá” (el “sacrificio” de Itsjak) en su época. El pedido de nuestra Torá, por supuesto, es que el relato bíblico tiene que ser actualizado permanentemente y si es posible, vivenciarlo también. El autor bíblico no escribe para bibliotecas. Escribe para personas vivientes.
En un determinado momento de este poema, encontramos el siguiente diálogo: Cuando Abraham, después de 3 días de marcha inquieta pero certera, para dirigirse a “una de las montañas que D´s habría de indicarle”, insinúan los Midrashím que de pronto él ve una montaña iluminada con un haz de luz muy fuerte, que llama su atención. Por modestia, por supuesto, pregunta a los dos mozos que lo están acompañando: ”¿Or ha-reitém”?-¿Habéis divisado alguna luz?-. Los dos jóvenes, sin la visión del patriarca, sumidos seguramente en la belleza del paisaje, dicen que lo único que ven son tinieblas que rodean la zona. ¡Qué curioso! ¡Un hombre está viendo gloria, cuando el resto ve abismos!! Tal como, sigue habiendo gente que está viendo solo abismos...
Y sin embargo Abraham y los dos jóvenes que lo acompañan, están en el mismo lugar. Quiere decir que lo esencial depende de los ojos. Es decir que no existe un panorama objetivo: Abraham ve luz mientras los jóvenes que lo acompañan ven tinieblas. El texto bíblico nos había dicho: “Al tercer día, elevó Abraham sus ojos, y divisó el lugar a lo lejos”Lejos, lejanías, es un concepto bastante caprichoso, bastante relativo.
¿Qué es distancia? ¿La marca de los kilómetros o las marcas de los estados de ánimo? ¿O tal vez se refiera al hecho de querer ver un poco más allá de lo que está transcurriendo?
El autor del “Tseror ha-Mor”un judío portugués que había fallecido justamente en altamar una víspera de Iom Kipur, nos dice en su libro, que Abraham estaba viendo “lemerajok”. Para él quiere decir que ´Abraham está pensando en su nieto que no verá, ya que se encamina al sacrificio de Itsjak...Pero ese “rajok” -lejos-, de pronto se transforma en “karob” -cercano-, porque Abraham avanza y prácticamente tropieza con el lugar, y en ese momento...¿Qué hace Abraham? Pone la leña que transportaba desde su casa sobre Itsjak, y seguramente con eso, está alentando una pregunta del mismo Itsjak, que guardaba un silencio muy significativo... Sabemos que los silencios -a veces-, son mucho más elocuentes que las palabras. Y parecería que Itsjak entiende, pero sigue sumido en silencio, hasta que de pronto él formula una pregunta; la pregunta pareciera elemental. Itsjak le pregunta a Abraham“Aquí está el fuego y la leña, ¿y dónde está el cordero para el sacrificio”?
Según el autor del “Tseror ha-Mor” -Rabí Abraham Sabá-, la leña y el fuego no son más -en la metáfora por supuesto-, que el rigor de la vida. Fuego y leña será destrucción. ¿Dónde está el sustituto para el rigor...? Parecería que Itsjak le está pidiendo a Abraham su padre: “dame algo de compasión; ¿por qué vas solamente con rigor?”. Por supuesto, la respuesta de Abraham, si la tomamos literalmente, casi es carente de sentido cuando el dice: “D´s verá por el cordero...”. Es el famoso “D´s proveerá”; pero podríamos pensar que Abrahamreconoce otros niveles de decisiones…
Lo que ve Itsjak,  que estaría representando a los jóvenes de todos los tiempos es  “esh ve etsím”: fuego y leña, es decir: rigor; el adolescente es rigor, no perdona. Exige a niveles inauditos. Lo grande es que a pesar de todo esto, Itzjak-Rigor, Abraham -Jesed=Amor, afecto irrestricto, dice el texto siempre de ellos: “vaieljú shenehém iadjáv”: siguen caminando juntos...El drama de la humanidad se produce justamente cuando el rigor y afecto se separan; mientras están caminando en conjunto, aún en conflicto, es una bendición para la humanidad. No hay separación al menos.
¿Qué piensa Itsjak en esta marcha “iajdav”? No faltan palabras, el texto habla por sí...No deberíamos perder de vista el resultado final de esta marcha en conjunto, del rigor con el afecto; porque después del conflicto, quiere decir después de esta Akedá, sale la verdad: no hay rupturaItsjak será otra vez desligado, liberado...Ninguno se quiere separar, están atados los dos. el producto de la Akedá fue: “iajdav”.
Pero bajemos del nivel de lo ideal, bajemos del Monte Moriáh, volvamos a la arena de los hechos, volvamos a nuestras vidas. Si bien es cierto que el adolescente es puro rigor, pura exigencia - exigencia en sinceridad por supuesto-, llama la atención que el adolescente no quiere ser tratado con rigor, o sea que él ofrece algo, -rigor-, pero pide para él, sin palabras tal vez, pero con actitudes, rajamim...Pide afecto. Ningún adolescente podría vivir sin afecto como -esa es la sorpresa del texto- ningún adulto puede vivir sin ofrecer afecto. “Jésed la Abraham”: el afecto es de Abraham, dice nuestra plegaria.
Y volvamos otra vez a Abraham. El texto nos dice que al día tercero, Abraham “había elevado sus ojos”. Dice el Midrash: “...Habría que deducir de acá (del elevar los ojos) que hasta ahora Abraham caminaba con su vista baja, en un nivel de pensamiento -todavía- no muy elevado; a un nivel de  preocupación motivada por la fe, pero preocupación al fin... Y únicamente, después que él puede dialogar con Itsjak,  y puede considerar a su forma, la pregunta de Itsjak, solamente después eleva sus ojos!!
Nadie tiene derecho a aspirar a lo sublime cuando todavía no ha contestado a preguntas...En este caso, ningún padre podría sentirse cómodo y elevar su mirada, cuando todavía no ha respondido a preguntas esenciales de su hijo,  a quien quiere; y quien desea estar -iajdav-, con él.
La pregunta del Midrash -insinuada por lo menos- es: ¿Dónde estaban los ojos de Abraham hasta entonces? ¿Cuánta gente hay hoy en día, que no se atreve a elevar sus ojos? Hay personas que no quieren ver el cielo, porque dicen que con el cielo hay dificultades...Y nos preguntamos: ¿Si con el “cielo” hay dificultades; sin el cielo, qué es??
La “Akedá” no es tal sacrificio. No hay sacrificio humano, felizmente. De acuerdo a cierta tradición litúrgica, la “Akedat Itsjak” tiene que ser leída cada día, porque el hombre está ligado (Akedá = atadura, ligazón) cada día de su vida, está atado a cosas, y es bueno que así sea. Porque, si no nos atamos a lo sublime, nos ataremos a la vacuidad; si nuestros hijos no están “ligados” a lo que nosotros entendemos que lo esencial en nuestra vida como pueblo, como individuos, ellos buscarán otras “ligaduras”. Y no todas las ligaduras podrán ser las mismas o abiertas después...                                                   


En bendita memoria de mi Maestro haRab HaGaón
 Mordejai ben Esther Edery Z”L, quien me conmovió con esta lección de vida…
¡Shabat Shalom uMeboraj!    Mordejai Maarabi

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