Setenta y dos años después de que llegaran los nazis, el pueblo Zamosc de Polonia volverá a tener su sinagoga.
Una de las más importantes de Polonia, una joya que fue saqueada por los nazis y sufrió décadas de negligencia, está reabriendo sus puertas esta semana luego de una restauración meticulosa, que es parte de un esfuerzo de reclamar la herencia judía del país.
La renovación de la sinagoga en Zamosc, un pueblo polaco del noreste cerca de la frontera con Ucrania, ocurre mientras una pequeña comunidad judía de Polonia lucha por preservar algunos de los más importantes sitios judíos que sobrevivieron al Holocausto antes de que lleguen a un decaimiento irreversible.
Pero en un signo de cuán completo fue el genocidio de Adolf Hitler, casi no quedan judíos en el pueblo. La casa de rezos color crema ahora será un lugar para exhibiciones de arte, conciertos y otros eventos culturales en un área católica.
“La gente se ha ido. Pero al menos podemos hacer lo que podamos para preservar lo que queda en su memoria”, dijo Michael Schudrich, jefe de rabinos de Polonia.
La población de Zamosc, un exquisito pueblo del renacimiento reconocido por la UNESCO como un sitio de Herencia Mundial, tenía un 40% de judíos en el pico de la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, podría haber algunos pocos judíos en el pueblo de 65.000 habitantes pero nadie sabe con certeza, ya que muchos esconden sus raíces debido al trauma de la guerra y el antisemitismo del comunismo que lo siguió.
“No conozco ni a una sola persona que se identifique públicamente como judío”, dijo el alcalde Marcin Zamoyski, a pesar de que estaba al tanto de una mujer nacida de padres judíos que fue entregada a una familia católica para asegurar su supervivencia antes de que ellos fuesen asesinados. La mujer se enteró de sus raíces cuando era una adulta y ni siquiera sabe su nombre original.
La casi ausencia de judíos hoy “muestra lo que significaron realmente la guerra y el genocidio del Holocausto”, dijo Monika Krawczyk, CEO de la Fundación para la Preservación de la Herencia Judía en Polonia, el grupo que revisó el trabajo de preservación. “A pesar de que los judíos en Polonia son pocos, la herencia es muy grande”, destacó.
La renovación tomó un año de trabajo y costó $2,4 millones de dólares, sostenidos principalmente por subvenciones de Noruega, Islandia y Liechtenstein.
JC
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