By AVI BELL
04/03/2011
El lunes pasado, yo debatí con Richard Goldstone sobre el polémico informe Goldstone en la Escuela de Derecho de Stanford. Tres días después, el Juez Goldstone finalmente admitió, en The Washington Post, que, contrariamente a las afirmaciones del informe, Israel no apuntó intencionalmente a civiles. Un equipo palestino llamado International Middle East Media Center llevó una historia este fin de semana lamentándose que dos "sionistas racistas" en el debate - Peter Berkowitz y yo - se encargaron de convencer a Goldstone del error de sus caminos. Lamentablemente, esto es, en el mejor de los casos, sólo parcialmente cierto.
El debate en Stanford no fue diseñado para la educar. Además del moderador, había cinco de nosotros debatiendo bajo un formato que permitió a Goldstone evitar responder directamente. El debate tuvo demasiados participantes, un tema demasiado grande y un formato muy ondulado para permitir un sondeo serio de los defectos del informe. La Sociedad de Derecho Internacional, que organizó el debate, puso su mano invitando a una organización llamada "Estudiantes Enfrentando el Apartheid por parte de Israel" para copatrocinar el evento.
Incluso con el formato amistoso, Richard Goldstone no puede haber disfrutado la crítica. Mientras yo lo observaba sentado durante el debate con cara de piedra, su mujer sentada junto a él, y mientras yo pensaba en su currículum extenso, me di cuenta de la enorme tragedia de un hombre, una vez elogiado como defensor de los derechos humanos, convirtiéndose en un pelele de una organización terrorista.
Goldstone había estado orgulloso de tomar el crédito por su trabajo en la persecución de criminales de guerra ante instituciones tales como el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia. Y ahora tenía que escuchar a sus colegas demostrar cómo el Informe Goldstone distorsionó el derecho internacional y, como The Washington Post editorializó, hizo una "burla de la imparcialidad, con su juicio de los hechos."
Cuando el Informe Goldstone fue publicado por primera vez en 2009, con una mezcla de libelos de sangre y falacias jurídicas que superaban incluso la virulencia habitual contra Israel producida por el Consejo de Derechos Humanos, Goldstone pasó a la ofensiva de relaciones públicas. Él fué a las ondas de radio para tratar de vender la idea que el informe, el que de manera visible y repetida negaba o lavaba a blanco casi todos los crímenes de Hamas, era preciso al acusar a los israelíes y dirigentes de Israel de los crímenes y motivos más monstruosos. Incluso entonces, Goldstone no la estaba pasando fácil. The Economist, por lo general frío con Israel, condenó el informe como "profundamente defectuoso" y un "dedal de veneno." Un barril se parece más a el.
Ahora Goldstone ha producido menos que un dedal de contrición. Él todavía se niega a reconocer el cóctel de mentiras y distorsiones que conforman el Informe Goldstone. Goldstone se ha negado a repudiar el intento del informe de eliminar las leyes contra el terrorismo del códice jurídico internacional, y su negativa a reconocer que Hamas es una organización terrorista. Él no ha renunciado a la caracterización absurda de Gaza como territorio bajo ocupación israelí, o la impactante afirmación del informe que las limitadas sanciones económicas de Israel contra el gobierno de Hamas son una forma ilegal de castigo colectivo. Él sigue guardando silencio sobre el informe etiquetando a todos los israelíes como mentirosos para estampar los libelos de Hamas contra Israel con el sello de verdad. El aún no ha expresado remordimientos acerca de la inclusión gratuita en el informe de insultos contra los judíos, tales como su apoyo a la demanda intolerante que los judios de Israel son deshumanizados y paranoicos.
Goldstone dijo durante el debate que nadie ha negado las alegaciones de hecho del informe. Pero esto es manifiestamente falso y Goldstone lo sabía, porque él estaba mirandome cuando yo le recordé este hecho durante el debate. El no repitió la afirmación en el Washington Post.
En Stanford y luego en The Washington Post, Goldstone se atribuyó el mérito de provocar y ayudar a las investigaciones internas de Israel, y afirmó que la principal demanda del informe era por más investigación, pero esto es una mentira.
Ninguna de las nueve demandas del informe dirigidas a Israel, incluyó un llamado a investigar. En su lugar, después de acusar falsamente a Israel de crímenes, el informe escandalosamente difamó a su sistema jurídico y pidió a la "comunidad internacional" enjuiciar a los israelíes, mientras castigaba económicamente al estado judío.
Las investigaciones de Israel comenzaron antes del Informe Goldstone, tal como ellos lo hacen después de cada operación de combate importante de Tzahal. Siendo profesionales y exhaustivos, los investigadores israelíes reunieron todas las pruebas pertinentes, y continuaron durante el tiempo que llevó arribar a respuestas que irían a la corte. Como era de esperar, los investigadores no pudieron corroborar siquiera una de las acusaciones impresas en el informe Goldstone.
Los palestinos, por el contrario, nunca han impuesto y nunca ìmpondrán algun precio penal sobre los palestinos por los crímenes de lesa humanidad victimizando a los judíos; de hecho, tanto el gobierno palestinos dirigido Fatah como por Hamas aún nombran edificios públicos como los terroristas. Nadie ha investigado el uso por parte de Hamas de escudos civiles, su apoderamiento de hospitales y ambulancias, o muchos de sus otros crímenes de guerra.
Goldstone excusó las duras declaraciones del informe de culpa israelí sobre la base que su misión no tenía pruebas en contrario. Pero esto es a la vez falso e irrelevante. La misión tenía un montón de pruebas en contrario, con fotografías y testimonios, a los que deliberadamente hizo caso omiso. Cuando faltaban pruebas, el curso responsable era admitir que la misión no sabía lo que había sucedido. En cambio, el informe repetidamente y sin justificación presume a Israel culpable y a Hamas inocente.
EL RECONOCIMIENTO TARDÍO y parcial de Goldstone del error no ha deshecho el daño del informe. La reputación del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas se encuentra en su punto más bajo. Los juristas han observado que si las pervertidas normas jurídicas del Informe Goldstone se convirtieron en las del derecho internacional, el derecho internacional ya no tiene ninguna relevancia para la guerra moderna.
Hamas goza de legitimidad renovada mientras sigue sus objetivos expresos de destruir al estado judío, llevando a cabo la guerra eterna contra el pueblo judío, y sometiendo a sus propios ciudadanos a su interpretación puritana y xenófoba de la ley islámica. La ONU sigue afirmando falsamente, como el Informe Goldstone, que el derecho internacional exige a Israel ayudar a la Gaza controlada por Hamas.
Los israelíes, por su parte, son acosados en todo el mundo por los opositores del estado judío ocultandose detrás de la versión distorsionada del informe del derecho internacional, la semana pasada, el presidente Shimon Peres, fue amenazado con ser detenido en Suiza por activistas alegando que el informe Goldstone "demuestra" su culpabilidad.
Es un legado del que avergonzarse. Y ahora es de Richard Goldstone.
El autor es profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Bar-Ilan y de la Escuela de Derecho de la Universidad de San Diego. El ha participado en un debate sobre "El Informe Goldstone y la Aplicacion del Derecho Internacional al Conflicto Arabe-Israeli."
Fuente: The Jerusalem Post- Este artículo fue traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba
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