jueves, 7 de abril de 2011
Los pueblos árabes han roto con el fantasma del miedo
Por George Chaya
Si me retrotraigo a principios de marzo y me preguntaban si Siria sería el próximo en la lista de países en los que veriamos revueltas masivas y movilizaciones populares. Mi respuesta esta en el artículo publicado el 2 de marzo pasado en Diario de America Vientos destituyentes: ¿Pueden afectar a Siria? , pero en esencia y aunque no descartaba un escenario como el actual, pensaba que todavía no era el momento de Siria.
El "día de la ira", organizado por la oposición en el exilio para el 5 de febrero había fracasado, en gran parte porque las redes populares que se estaban construyendo sobre el terreno interno no estaban dispuestas a asumir el llamado en ese momento. Evidentemente los activistas necesitaban tiempo para asegurarse que contarían con simpatizantes en todo el país y que las estrategias de comunicación y los métodos de movilización tanto en el exterior como dentro estuvieran listas. La formulación de una convocatoria adecuada destinada a varios segmentos de la sociedad siria, así como los sectores de la comunidad internacional, especialmente por los temores al papel que los islamistas pudieran desempeñar en un futuro democrático de Siria fue también algo que demando más tiempo.
Los acontecimientos actuales en Deraa, Sanamein, Homs y Damasco, donde los muertos ya superan el centenar, los heridos son mas de 700 y miles de personas fueron detenidas según declaró a EFE Sarah Leah Whitson directora de HRW para Oriente Medio, quien asevero que: “las fuerzas de seguridad de Siria están demostrando el mismo desprecio cruel hacia las vidas de los manifestantes como sus colegas de Libia, Túnez, Egipto, Yemen y Bahrein", lo cual fue ratificados por activistas sirios de DD.HH. Esto viene a demostrar que el objetivo principal del debate no es si una revolución puede o no tener lugar, sino cuando y bajo que circunstancias esta puede desencadenarse. Tal vez el temor a una victoria de Gaddafi en Libia haya sido el disparador que acelero el caso de la revolución del pueblo sirio, de allí que los activistas impulsaron su movimiento con mayor rapidez.
Pero ¿quiénes son los revolucionarios en Siria? No hay un grupo en particular, organización o un partido político. No se trataba de algunas figuras de la oposición en el exilio o en el país, no esta Occidente ni Israel atizando el fuego allí. Se trata, como ya hemos visto antes y en su mayor parte, de jóvenes, adolescentes y estudiantes que viven dentro de Siria. Estos jóvenes revolucionarios decidieron que era hora de actuar. Ellos son los líderes locales es su revolución e intentan llevarla a cabo con éxito. Algunos pueden ver la situación actual en Siria como una revolución a gran escala, todavía no es así, aunque no resta mucho para que eso ocurra.
Teniendo en cuenta la brutalidad del régimen y la actitud vanidosa del presidente Bashar Al-Assad cuando declaró al Wall Street Journal que “su gobierno gozaba de popularidad y llevaba una relación armónica con las bases populares”, dando a entender que era inmune a levantamientos populares como los que se han venido sucediendo en toda la región. Mas allá de lo que hoy se ve en la revuelta Siria no es exagerado llamar a la situación actual como una revolución, aunque ella se encuentre en su primera fase. La incógnita es como la situación continuará desarrollándose y hacia donde derivara finalmente frente a un régimen acostumbrado al gatillo fácil y a la mentira como estrategia. Pero algo ha quedado muy claro: “una vez que un pueblo rompe la barrera del miedo y sale a la calle decidido a enfrentar a un régimen de los mas brutales (en el planeta) como lo es el sirio, la represión violenta no hará mas que reforzar su determinación”.
Las declaraciones de los estudiantes sirios y de quienes les acompañan en el campo popular han sido claras:"Tenemos una demanda y un objetivo que es la libertad, continuaremos persiguiéndola hasta que lo logremos o moriremos en el intento." Y pareciera ser que hablan en serio, mas aun si tenemos en cuenta que varias estatuas del fallecido dictador Hafez al-Assad en varios puntos del país han sido demolidas, las fotos de Assad en las paredes de muchas ciudades han sido arrancadas y que oficinas del partido Baath fueron incendiadas, lo mismo la compañía de telecomunicaciones propiedad de Rami Makhlouf, un primo del presidente Assad y símbolo de la corrupción del régimen.
Todo pareciera indicar que la situación puede o no decantarse rápidamente como ocurrió en Túnez o Egipto, o tal vez no. Pero eso no es lo relevante. Lo realmente relevante, es que la barrera del miedo se ha roto en Siria y cada vez más personas en distintas ciudades del país están dispuestas a gritar “el rey esta desnudo”. Pero más importante aún, es que el ciclo de dictadores vitalicios como Bachar Al-Assad (desnudos o no) está llegando a su fin. Y esto no es poco, pues el mundo será un mejor lugar sin regimenes represivos y criminales como el clan Assad.
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